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La salud de Maradona siempre estuvo al compás de sus excesos

Diego es un privilegiado en sus recuperaciones, pero la edad le juega en contra. Te mostramos las distintas situaciones vividas por el astro en los últimos 38 años.
Miércoles, 04 de noviembre de 2020 03:02

La salud de Diego Armando Maradona, hoy nuevamente en el centro de la escena, se movió siempre al compás de sus excesos y, del mismo modo que su vida, “no tiene grises”, sintetizó con acierto su médico personal, Leopoldo Luque.
“Diego no solo fue único en el fútbol, sino que físicamente también ha demostrado tener un físico privilegiado, en sus repetidas recuperaciones, con pérdidas de peso y reapariciones donde se lo ve muy bien. No tiene grises, cuando él dice estar muy bien, es porque lo está”, le dijo Luque a Télam.
El médico atiende a Maradona hace más de cuatro años, aunque antes era difícil seguirlo por los viajes del ahora DT de Gimnasia, quien dirigió equipos en Emiratos Árabes Unidos y en México.
Internado desde el martes en La Plata por un deterioro general en su salud, “anémico y algo deprimido” según su entorno, Diego fue trasladado a Olivos y sometido anoche a una intervención quirúrgica por un “hematoma subdural”, un coágulo en la cabeza, nuevo episodio en una cronología que tiene innumerables vaivenes:
1982: padece hepatitis benigna tipo A mientras está en Barcelona.
1983: sufre una de las peores lesiones de su carrera, fractura de tobillo izquierdo, tras una fuerte falta de Andoni Goikoetxea en un partido entre Barcelona y Athletic de Bilbao.
1991: como jugador de Napoli da positivo por cocaína en un control antidoping tras un partido de la Serie A contra Bari. Ese mismo año es detenido, con drogas en su poder, en un departamento del barrio de Caballito: es obligado a someterse a un tratamiento terapéutico contra las adicciones.
1994: vuelve a arrojar positivo en un control antidoping, por efedrina, luego del partido Argentina-Nigeria por la primera rueda del Mundial de Estados Unidos 1994.
1997: sufre un pico de presión y debe ser hospitalizado mientras participaba de un programa de televisión en Chile.
2000: es internado de urgencia en Punta del Este, Uruguay, luego de una crisis hipertensiva y un cuadro de arritmia. Ese mismo año, en Cuba, tiene un accidente y sufre lesiones leves.
2004: se interna de urgencia en la Clínica Suizo Argentina de Buenos Aires por una crisis cardíaca y una infección pulmonar.
2005: con 120 kilos de peso, se somete a un by-pass gástrico en Colombia para reducir el tamaño de su estómago.
2007: por un cuadro de abuso de alcohol lo internan en el sanatorio Güemes de Buenos Aires. Días después del alta lo internan en un hospital de Ezeiza por reactivación de una hepatitis tóxica, cuadro por el que más tarde lo trasladan a una clínica porteña.
2019: se somete a una operación de rodilla (prótesis).
2020: durante la cuarentena obligatoria por la pandemia de coronavirus adelgaza once kilos.
2020: es internado en La Plata por un deterioro de su salud. Su entorno lo ve anémico y deprimido. Le hacen una serie de estudios. Está “lúcido y consciente”, afirma su médico. Lo operaron anoche.

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La salud de Diego Armando Maradona, hoy nuevamente en el centro de la escena, se movió siempre al compás de sus excesos y, del mismo modo que su vida, “no tiene grises”, sintetizó con acierto su médico personal, Leopoldo Luque.
“Diego no solo fue único en el fútbol, sino que físicamente también ha demostrado tener un físico privilegiado, en sus repetidas recuperaciones, con pérdidas de peso y reapariciones donde se lo ve muy bien. No tiene grises, cuando él dice estar muy bien, es porque lo está”, le dijo Luque a Télam.
El médico atiende a Maradona hace más de cuatro años, aunque antes era difícil seguirlo por los viajes del ahora DT de Gimnasia, quien dirigió equipos en Emiratos Árabes Unidos y en México.
Internado desde el martes en La Plata por un deterioro general en su salud, “anémico y algo deprimido” según su entorno, Diego fue trasladado a Olivos y sometido anoche a una intervención quirúrgica por un “hematoma subdural”, un coágulo en la cabeza, nuevo episodio en una cronología que tiene innumerables vaivenes:
1982: padece hepatitis benigna tipo A mientras está en Barcelona.
1983: sufre una de las peores lesiones de su carrera, fractura de tobillo izquierdo, tras una fuerte falta de Andoni Goikoetxea en un partido entre Barcelona y Athletic de Bilbao.
1991: como jugador de Napoli da positivo por cocaína en un control antidoping tras un partido de la Serie A contra Bari. Ese mismo año es detenido, con drogas en su poder, en un departamento del barrio de Caballito: es obligado a someterse a un tratamiento terapéutico contra las adicciones.
1994: vuelve a arrojar positivo en un control antidoping, por efedrina, luego del partido Argentina-Nigeria por la primera rueda del Mundial de Estados Unidos 1994.
1997: sufre un pico de presión y debe ser hospitalizado mientras participaba de un programa de televisión en Chile.
2000: es internado de urgencia en Punta del Este, Uruguay, luego de una crisis hipertensiva y un cuadro de arritmia. Ese mismo año, en Cuba, tiene un accidente y sufre lesiones leves.
2004: se interna de urgencia en la Clínica Suizo Argentina de Buenos Aires por una crisis cardíaca y una infección pulmonar.
2005: con 120 kilos de peso, se somete a un by-pass gástrico en Colombia para reducir el tamaño de su estómago.
2007: por un cuadro de abuso de alcohol lo internan en el sanatorio Güemes de Buenos Aires. Días después del alta lo internan en un hospital de Ezeiza por reactivación de una hepatitis tóxica, cuadro por el que más tarde lo trasladan a una clínica porteña.
2019: se somete a una operación de rodilla (prótesis).
2020: durante la cuarentena obligatoria por la pandemia de coronavirus adelgaza once kilos.
2020: es internado en La Plata por un deterioro de su salud. Su entorno lo ve anémico y deprimido. Le hacen una serie de estudios. Está “lúcido y consciente”, afirma su médico. Lo operaron anoche.

 

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