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Dino Saluzzi propone "Albores"con la certeza de que "el arte cambia el mundo"

 El artista salteño ostenta 70 años construyendo obra y legado desde sonoridades nativa
Sabado, 07 de noviembre de 2020 09:00


El bandoneonista y compositor Dino Saluzzi, artista que ostenta 70 años construyendo obra y legado desde sonoridades nativas en diálogo con lo académico y popular logrando reconocimiento internacional, estrena hoy un nuevo y descomunal relato con el álbum de solo bandoneón ‘Albores‘, al que presenta como ‘un nuevo día, por lo tanto, una nueva visión‘.
‘Para mí ’Albores’ es una obra que evidencia el camino de los años que llevo con este instrumento con el que he pasado tantas etapas, tocado con tantos músicos y formaciones, diversos tipos de música con distintas ideas, pero casi todas ellas basadas en los colores y sonidos de la música argentina‘, señaló Saluzzi en entrevista con Télam.
A los 85 años y apostando una vez más a la novedad, al riesgo y a la creación como pilares de su camino, el salteño entrega desde el prestigioso sello alemán ECM (que lo fichó en 1982 para el álbum ‘Kultrum‘, un manifiesto artístico del bandoneón).
‘Hice varios discos con ECM trabajando con Manfred Eicher y me pareció oportuno el pensar en un disco de bandoneón solo con una idea diferente, con una música concebida exclusivamente para el instrumento que me acompaña desde hace tantos años‘, comentó el creador.

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El bandoneonista y compositor Dino Saluzzi, artista que ostenta 70 años construyendo obra y legado desde sonoridades nativas en diálogo con lo académico y popular logrando reconocimiento internacional, estrena hoy un nuevo y descomunal relato con el álbum de solo bandoneón ‘Albores‘, al que presenta como ‘un nuevo día, por lo tanto, una nueva visión‘.
‘Para mí ’Albores’ es una obra que evidencia el camino de los años que llevo con este instrumento con el que he pasado tantas etapas, tocado con tantos músicos y formaciones, diversos tipos de música con distintas ideas, pero casi todas ellas basadas en los colores y sonidos de la música argentina‘, señaló Saluzzi en entrevista con Télam.
A los 85 años y apostando una vez más a la novedad, al riesgo y a la creación como pilares de su camino, el salteño entrega desde el prestigioso sello alemán ECM (que lo fichó en 1982 para el álbum ‘Kultrum‘, un manifiesto artístico del bandoneón).
‘Hice varios discos con ECM trabajando con Manfred Eicher y me pareció oportuno el pensar en un disco de bandoneón solo con una idea diferente, con una música concebida exclusivamente para el instrumento que me acompaña desde hace tantos años‘, comentó el creador.

¿Qué tipo de lenguaje siente que pudo desarrollar mejor en esa impactante intimidad entre usted y el bandoneón?

La estructura armónica es triádica. Solo puse algunos acordes y escalas alteradas, pero no demasiadas. Compongo una música liberada de estructuras previas a la forma que denota un modo diferente de concebirla con una actitud de economía de medios en donde hay sabores de música andina, tango y folclore.

El disco exhibe un sobrecogedor abanico sonoro ¿Siente estar haciendo un aporte particular al abordaje del bandoneón o este repertorio parte de una necesidad expresiva antes que como herencia?

Desde mis primeros discos como compositor me interesó el desarrollo de mi propio lenguaje. Los resultados de la labor artística siempre son misteriosos y responden a una necesidad interna. El arte musical se produce en el mismo tiempo que uno va manejando los sonidos interiores, nadie puede explicar bien cómo sucede. Las necesidades espirituales, la maravilla de la ciencia musical y la libertad convergen en la obra y deben estar alejadas de cualquier fórmula.

 

 

 

¿Para dar forma a ‘Albores‘ recurrió a obras que ya había compuesto o se puso a crear pensando en este disco?

En el disco hay obras antiguas que siempre quise grabar y otras especialmente pensadas para el disco. Soy un compositor y me gusta la composición musical. Encontrar un camino ausente de referencias lleva tiempo pero muchas satisfacciones. Si por ejemplo compongo un tango, para que sea arte me impuse que sea el desarrollo de una idea. Si yo compongo una zamba o un tango tradicional no estoy haciendo arte, estoy reproduciendo una forma ya creada, es decir no estoy ampliando el campo, no estoy evolucionando en el género. La dificultad del arte es que la obra decididamente debe representar un crecimiento.

Entre las nueve piezas del disco aparecen dos tributos a músicos: a Giya Kancheli y a su padre Cayetano. ¿Le interesa pensarse como un eslabón entre esos dos mundos musicales?

Todos somos hijos de alguien. En lo que respecta a mi padre creo haber tenido toda la fortuna del mundo porque mi viejo puso el bandoneón en mis manos y me llevó de la mano en mis primeros pasos de músico. Es un sentimiento de profundo agradecimiento. Kancheli muestra que un músico para lograr una obra artística tiene que tener conciencia de que se la ofrece a otra persona y lo que admiro en él es la sencillez para comunicar sus ideas musicales.

¿Sigue creyendo que la música puede cambiar el mundo?

El arte cambia el mundo, después de la experiencia del arte nunca quedás igual. La música toca las profundidades del alma. El arte es necesario para crecer espiritualmente y la música cuando no está apoyada por la palabra exige del artista una conciencia plena de que no es necesario usar la fuerza porque está dirigida al espíritu. La música como música no está apoyada por la palabra sino por la idea. Con la música no se puede mentir ni manipular porque precisamente carece de palabras.

¿De qué modo considera que se articulan arte y pensamiento?

Se articulan a través de los artistas. El arte es algo que decididamente tiene que ser comprensible en todos los aspectos. El artista se delata a sí mismo cuando no es consciente de su responsabilidad. El artista también tiene responsabilidades como organizar su vida económica. En la Argentina, los verdaderos artistas no solamente generan arte sino que también lo hacen sin la ayuda de nadie. Es absolutamente necesario el apoyo del Estado en un contexto para ampliar las fronteras del arte. Personalmente, todo mi camino fue resultado de mi esfuerzo personal y el apoyo de mi familia.

Volviendo a ‘Albores‘ y aún tomando nota del contexto que nos asola ¿Se imagina tocando este álbum en los escenarios o se trata de una obra meramente discográfica?

Siempre que hice un disco hice una, dos o tres giras por el mundo. Ahora la situación es muy particular. De todas maneras, la música se produce en todos lados y es lo que vale. Ya sea en los teatros más sofisticados o debajo de un puente. Si la gente está educada podrá recibir la conexión.

¿Cómo está atravesando la pandemia?

Como todo el mundo, con miedo, esperanza y desorientación. Por eso ‘Albores‘ es para mí la posibilidad de hablar del cambio, de un nuevo día, de la conciencia de lo que hemos hecho mal para repararlo, porque en nosotros y en nadie más que nosotros está la posibilidad de hacerlo.

Por último, ¿tiene planes y músicas con la que fue su última formación de quinteto?

Compongo todos los días pero no tengo planes prefijados. Tengo muchísima música compuesta para diversas formaciones que, actualmente, se toca en diferentes partes del mundo. Personalmente, tocar con el quinteto integrado por mi familia incluye el arte y la fraternidad. Como todos saben, el centro, la organización exacta, el equilibrio, la protección y la obligación parte de la familia. Así como salimos diariamente a la batalla llegamos a la protección que se consigue en el amor de la familia.

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