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Doble propuesta en el espacio de arte de una librería céntrica

Exponen “¿Dónde fue que lo guardamos?” y “Desembarco” en Alvarado 570. Se pueden visitar en grupos de a diez personas con agendamiento previo.
Jueves, 10 de diciembre de 2020 14:44

En el espacio de arte de la librería ubicada en Alvarado 570 se están exponiendo “¿Dónde fue que lo guardamos?”, del artista Bernando Corces; y “Desembarco”, del colectivo La arte e invitados. El visitante ingresa al local y en el pasillo se topa con lienzos de Corces plegados y sus cuadros de pequeño formato. La escena emula las paredes de un baño con la cortina de la ducha plegada y los portatoallas; pero, afinando la mirada, los elementos, un gato y flores, reponen un entorno de esmerado jardín, que cobija al loro domesticado en jaula, la silla roja de plástico y el sol-girasol que se desprenden de las imágenes bidimensionales.

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En el espacio de arte de la librería ubicada en Alvarado 570 se están exponiendo “¿Dónde fue que lo guardamos?”, del artista Bernando Corces; y “Desembarco”, del colectivo La arte e invitados. El visitante ingresa al local y en el pasillo se topa con lienzos de Corces plegados y sus cuadros de pequeño formato. La escena emula las paredes de un baño con la cortina de la ducha plegada y los portatoallas; pero, afinando la mirada, los elementos, un gato y flores, reponen un entorno de esmerado jardín, que cobija al loro domesticado en jaula, la silla roja de plástico y el sol-girasol que se desprenden de las imágenes bidimensionales.

Desde una hoja impresa un escrito del autor invita a iniciar el recorrido con estos disparadores: “¿Dónde fue lo que guardamos? ¿Dónde lo guardamos? (...). Sé que permanecerá plegado, para renacer de golpe cuando haga falta. Siempre habrá un lugar para el desorden, pero... ¿Dónde fue que lo guardamos? ¿Y si nos toma por sorpresa? ¿Cómo haremos? ¿Cómo haremos si un día el Edén se despliega furioso debajo de nuestra cama?”.

El interrogante alude a la facultad psíquica de traer el pasado al presente. “Cuando recordar no pueda, ¿dónde mi recuerdo irá? Una cosa es el recuerdo y otra cosa es recordar”, clamaba Antonio Machado, y Corces reconoció que su obra siempre tiende a ser testigo de procesos, por lo que el tiempo inevitablemente se lee en él. “Estos trabajos son dibujos de espacios reales de las abuelas de mis hijos, donde ellos juegan o donde pasamos las siestas. El jardín de Elvira es un lugar común a todos, ese lugar donde se pasa la siesta mientras duerme la abuela”, reveló el artista. Luego definió: “Desde mi idea de lo contemporáneo el hacer arte apunta a apropiarse de materiales, ideas, recursos que permitan dar cuenta de que hay alguien vivo detrás de cada imagen, alguien que se pregunta, que busca, que transita”. Y añadió que sus telas, primorosamente pintadas, detalladas, bellas en un sentido canónico y extrañamente muy peculiar, no están terminadas, “son solo retazos de un rompecabezas. Eso que llamamos arte no es más que el resto, lo que quedó de un acto mágico/creativo”. Como la memoria, obra inacabada y fluctuante porque, como refería Apolonio, “al ser la cartera de la vejez” hay que llenarla necesariamente. Restos de un acto mágico/creativo son un “nido” de camisas de Corces, abandonadas en el primer piso de la librería, rodeadas de las obras pertenecientes a “Desembarco”. Allí fue donde él hizo una performance cuando se inauguraron ambas muestras.

Iniciaba su acto con una camisa puesta, se la sacaba y la arrojaba al suelo, iba hasta donde habían dispuesto una jarra con agua y un vaso. Se servía, bebía. Retomaba la acción de ponerse otra camisa, quitársela, dejarla en el piso, ir por el agua... mientras los presentes empezaban a agotarse de la serie repetitiva del afiebrado continuador, que cerró sacando de su pecho un lienzo plegado (en el que está retratado un árbol de rosadas flores), al que convirtió en huésped del montón de prendas descuidadamente abandonadas.

“Me gusta pensar la performance como un momento de ruptura de los soportes, en ese espacio es donde como artista visual puedo dar cuenta de eso que implica ponerle el cuerpo al discurso estético. Creo que justamente la obra de arte no está ni en el artista ni en el objeto artístico. La obra habita en el medio, en el espacio donde se activan la mirada, la emoción, el pensamiento”, expresó sobre el modus operandi que llevó al espectador a palpar lo ardorosa, desasosegada e inquieta que es la labor artística. También a que presienta el gran trabajo que subyace en cada obra, que no es producto de una musa que desciende, sino de que a la inspiración se la encuentra transpirando en los talleres... incluso hasta desmigajarse.

“Para mí desde el vamos el arte es una necesidad antropológica, esa necesidad la ‘activa’ tanto quien crea arte como quien se posiciona como espectador. Esa parte íntima del hacer artístico me gusta poder mostrarla tal y como es. No hay torre de marfil. El artista en nuestro contexto es un ‘laburante’: trabaja en la mesa de la cocina, cuida de sus gurises, se levanta a ‘peliar’ el día a día, es docente mal remunerado, activista, gestor, emprendedor y en ese lugar se anima a crear imágenes, a contar una historia, a formular preguntas...”, dijo Corces para desactivar toda imagen romántica. Y existe una relación velada, pero importante: la camisa es la prenda con la que encara su labor docente. “Enseñar arte es arduo en una sociedad materialista, donde es más importante mostrarse felices en las redes sociales que hacer felices a alguien en la intimidad. Es arduo porque consiste en poner al otro a descubrir su propio potencial simbólico creativo”, dijo. Y la pregunta final, “¿Cómo haremos si un día el Edén se despliega furioso debajo de nuestra cama?”, cobra mucho sentido porque, ya lo dijo Jean Paul Richter, la memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados.

Un espacio singular

Artistas del colectivo La arte más invitados exponen en el entrepiso y la planta alta de la librería. Quien visite “Desembarcos” podrá ver obras en diferentes géneros y formatos de Florencia Blanco, Ana Benedetti, Ángeles Rodríguez, Soledad Sánchez Goldar y Soledad Dahbar. Los artistas invitados son Carla Abilés, Carolina Grillo, Evangelina Aybar, Gaspar Nuñez, Javier Soria Vázquez, Karla Buzo y Matías de la Guerra.

Soledad Dahbar, coordinadora de La arte, le contó a El Tribuno que a fines de noviembre el colectivo participó de Panorama Semana de Galerías de Arte en Argentina. Añadió que el evento por primera vez tuvo el objetivo de promover la escena nacional de las artes visuales, fortalecer el mercado de arte argentino y acercar a nuevos públicos. Desde www.pa nora ma-galerias .com.ar los visitantes pudieron acceder a las obras expuestas por La arte y a las múltiples actividades virtuales y presenciales que el espacio propuso tanto en Salta como en Capital Federal.

“Muchos de estos artistas se encuentran actualmente haciendo sus carreras en distintos puntos geográficos, dentro y fuera del país, y algunos residen en Salta; sin embargo, en sus producciones se evidencian distintos vínculos con el contexto de Salta”, describió. Agregó que la muestra que se podrá visitar durante diciembre reúne las producciones en diferentes soportes y lenguajes y semeja un catálogo desplegado de lo que se produce en arte contemporáneo a nivel nacional.

Acerca de la selección de las obras expuestas “Desembarco”, señaló que “confluye en una lógica afectiva que propone desarmar las lógicas institucionales del arte, porque las obras dialogan entre sí y con el espacio, en un montaje irregular, dinámico, precisamente como las lógicas afectivas. El gesto es presentarnos, autopresentarnos, proponer un espacio de visibilidad de las obras que producen artistas contemporáneos de Salta y sus conexiones formales/informales, desarmando contenidos precisos donde se pueda ahondar o darle continuidad a cada trabajo mediante una conversación o un acercamiento a las obras”. Acerca de las determinaciones del espacio entorno, con anaqueles de libros que parten del suelo y ganan el techo en planta baja y el entrepiso, manifestó que “el acercamiento puede darse especialmente en el espacio físico, ya que hay diversas materialidades, por lo que les proponemos acercarse a conocer el espacio, las obras y a través de estas a los imaginarios de los artistas, que son los artistas de un contexto, que es Salta”. Luego resaltó que al mismo tiempo la apuesta se dirige a incentivar un mercado de arte muy incipiente en Salta, ya que las obras están a la venta a través de la plataforma de La arte. “También intentamos romper con el imaginario de que adquirir una obra de arte es costoso. Es importante que los artistas puedan hacer circular sus obras, de esa manera pueden darle continuidad a sus trabajos con lo que ganan con la venta. El objetivo es promover la producción de los artistas, fortalecer el mercado de arte, acercar las obras a nuevos públicos”, comentó Dahbar.

Un diálogo entre arte y libros

Ana Benedetti, coordinadora del espacio, señaló que “¿Dónde fue que lo guardamos?”, de Corces, puesta en la planta baja de la librería, forma parte de un ciclo de (micro) muestras, cuya denominación hace un paralelismo con el género del microrrelato. Este espacio, el pasillo de entrada, está pensado para la exposición de obras de un solo artista cuya propuesta sea pensada en consonancia con el espacio de la librería.

“La de Bernardo es la tercera muestra que se realiza en el espacio de arte, ya que desde el año pasado se vienen haciendo y rotando cada dos meses, pero este año con motivo de la cuarentena tuvimos que posponer las exposiciones y reprogramar todo el ciclo”, relató. Asimismo, dijo que uno de los objetivos que persiguen es dar visibilidad a las producciones artísticas locales, principalmente, pero también de otros lugares, y ofrecer al público que accede a la librería una aproximación a esas producciones en un diálogo virtuoso entre arte y libros.

Datos para visitar las muestras

El acceso es gratuito, regido por las disposiciones del protocolo vigente. Así, se debe agendar la visita guiada previamente al 387 5892957, de lunes a viernes de 9 a 13 y de 17 a 21 y sábados de 9.30 a 13.30. Los grupos no pueden superar las diez personas. Todos deben ingresar con barbijo y tendrán alcohol en gel a disposición para higienizarse las manos.

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