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Murió un bebé en el norte y vuelve el fantasma de la desnutrición

Tenía un año y 9 meses y era hija de una nena que quedó embarazada a los 15 años. El fallecimiento es el primero que se registra en esta temporada de calor.
Jueves, 17 de diciembre de 2020 01:34

Tenía 1 año y 9 meses de edad, era hija de una niña wichi que se quedó embarazada a los 15 años; antes de cumplir los dos añitos murió de hambre el martes 14 de diciembre en la sala de pediatría del hospital Juan Domingo Perón. Según explicó el gerente del nosocomio de Tartagal, Juan Ramón López, la bebé había estado internada varias semanas en junio pasado en la sala de recuperación nutricional, pero esta vez llegó mucho más delicada con un cuadro de deshidratación y una severa infección por lo que su cuerpito débil no soportó una patología que cualquier otro bebé bien alimentado la hubiese transitado sin complicación. Su muerte es la primera que se registra en el período de los meses de más intenso calor en el norte de la provincia.

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Tenía 1 año y 9 meses de edad, era hija de una niña wichi que se quedó embarazada a los 15 años; antes de cumplir los dos añitos murió de hambre el martes 14 de diciembre en la sala de pediatría del hospital Juan Domingo Perón. Según explicó el gerente del nosocomio de Tartagal, Juan Ramón López, la bebé había estado internada varias semanas en junio pasado en la sala de recuperación nutricional, pero esta vez llegó mucho más delicada con un cuadro de deshidratación y una severa infección por lo que su cuerpito débil no soportó una patología que cualquier otro bebé bien alimentado la hubiese transitado sin complicación. Su muerte es la primera que se registra en el período de los meses de más intenso calor en el norte de la provincia.

Distancia y postergación

La bebé que murió es hija de una adolescente que reside junto al resto de su familia y desde siempre en la comunidad El Traslado, distante 120 kilómetros al este de Tartagal. Llegar -y salir - de ese lugar no es nada sencillo porque se utiliza un camino vecinal de tierra que parte desde el paraje Balbuena -ubicado entre General Mosconi y Coronel Cornejo y que se inicia en la ruta nacional 34 y hay que transitarlo a lo largo de 100 kilómetros. En época de lluvias es imposible aún para una camioneta doble tracción hacer ese trayecto.

Quien se dirija hacia el este y transite esos 100 kilómetros se encontrará con otro camino lateral de unos 20 kilómetros que los llevan a esa comunidad wichi. En toda esa amplia zona comprendida dentro del agreste y difícil Chaco salteño viven criollos dedicados a la cría de ganado y los originarios dispersos en los alrededores de su principal referencia: la escuela albergue N´ 4.163 a la que asisten los niños de toda esa zona.

A veces la ayuda no llega ni en vehículos 4x4.

Marisol Gutiérrez es una técnica en trabajo social que por años ha recorrido las comunidades originarias que pertenecen a Tartagal y conoce a prácticamente todas las familias del paraje El Traslado.

"La abuela de la bebé tuvo 8 hijos y debe tener unos 45 años aproximadamente. Ella siempre se preocupó porque sus hijos fueran a la escuela y la mamá de esta bebé se quedó embarazada a los 15 años de edad. Sus hermanas y hermanos tienen 1 o 2 hijos cada uno y todos viven muy cerca de la escuela de El Traslado, a menos de un kilómetro, una distancia que en zonas como el Chaco salteño es prácticamente nada", comienza explicando la trabajadora social .

La gran pregunta a Marisol es porqué los niños wichis se siguen muriendo por desnutrición, deshidratación y enfermedades que perfectamente pueden ser abordadas por un medicamento que lo otorga el hospital público como son los antibióticos infantiles, a lo que Marisol responde: "Es difícil porque es una sumatoria de situaciones, pero básicamente la gente tiene que entender que estas familias viven a más de 120 kilómetros de cualquier centro poblado, de un almacén dónde comprar un alimento. Los wichis salen caminando los 20 o 25 kilómetros que los separan del camino principal, que en sentido este-oeste llega al paraje Balbuena sobre la ruta nacional 34 entre Cornejo y Mosconi. Pero hay que ser capaz de caminar esos 25 kilómetros durante el verano y esperar que pase algún vehículo en el que se vienen haciendo dedo hasta la ruta 34. Ahí bajan y otra vez esperan que alguien los lleve a Tartagal, a Mosconi o a General Ballivián para ir a comprar un paquete de arroz o un kilo de harina; tenemos que tener idea de qué estamos hablando cuando nos referimos a la situación social de los aborígenes del norte", grafica Marisol con todo el conocimiento -y que no muchos lo poseen- sobre estas comunidades originarias.

El porqué de la deshidratación

Una técnica social de Tartagal que conoce la zona asegura que hay agua en cantidad.

La escuela de El Traslado, donde asisten unos 50 niños de la zona. Agencia

En El Traslado, como lo explica Marisol, “los aborígenes y los criollos tienen agua y en buena cantidad, por eso no entiendo por qué la bebé de la familia Donato dice que murió por deshidratación. Cada comunidad que está cerca de la escuela tiene su manguera así que al menos el agua no les falta porque el pozo está funcionando dentro del predio de la escuela y tiene un caudal”.

Marisol Gutiérrez precisa que “al menos hasta el año pasado la Provincia mandaba los bolsones que envía Asistencia Crítica en camionetas y ellos mismos hacían los repartos, pero estamos hablando de familias que tienen muchos integrantes por tanto es imposible que esos víveres les alcance para todo el mes. Desde hace 5 años la Dirección del Registro Civil realiza campañas de documentación al punto que recuerdo perfectamente que la señora Donato, abuela de la bebé fallecida, no tenía documentos, por tanto tampoco lo tenían sus hijos. En uno de esos operativo se les dio documentos a todos los aborígenes de esa zona y a los niños y desde allí recién pudieron percibir el beneficio de la asignación universal por hijos y las madres, la pensión por mamás de más de 7 chicos”, expresó Marisol Gutiérrez.

“Ellos cobran -explicó la mujer- pero venir a los centros poblados a cobrar, a comprar provisiones no es nada sencillo. Por eso es allí donde el Estado no puede nunca estar ausente. He tenido oportunidad de ir con médicos, también con odontólogos a toda esa zona de la que las familias no pueden salir porque las distancias son la gran dificultad, porque no tienen vehículos ni ningún otro medio de transporte llega hasta esos lugares. Lo que ha sucedido con esta bebé es muy lamentable, pero nuevas muertes se pueden evitar mientras el Estado tenga presencia”.

Marisol Gutiérrez no tiene duda alguna al afirmar que “la mejor ministra de Asuntos Indígenas que tuvo la provincia de Salta se llamó Edith Cruz. A mí nadie me contó lo que Edith hacía por los originarios; en muchas oportunidades me tocó estar en una comunidad y que ella llegara en el helicóptero a ver cómo estaban, qué necesitaban, cómo estaban de salud. No le tenía miedo ni al calor ni a nada y si no tenía una aeronave disponible, recorría las comunidades en una camioneta del Ministerio”, explica la técnica de Tartagal.

Las madres también evidencian signos de falta de nutrición.

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