Atravesar este año gris es, tal vez, lo más difícil que les tocó a las generaciones de dos décadas a esta parte. Pero un capítulo especial les corresponde a todos los estudiantes que egresaron justo durante esta insospechada pandemia que dividió la historia del mundo en dos. Y dentro de este capítulo especial, un párrafo aparte es para los estudiantes sin conectividad, los que no tienen herramientas informáticas, los que dejaron de comer en las escuelas, los que viven en los cerros y en el monte, los que andan descalzos, los hijos de analfabetos... los pobres.
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Atravesar este año gris es, tal vez, lo más difícil que les tocó a las generaciones de dos décadas a esta parte. Pero un capítulo especial les corresponde a todos los estudiantes que egresaron justo durante esta insospechada pandemia que dividió la historia del mundo en dos. Y dentro de este capítulo especial, un párrafo aparte es para los estudiantes sin conectividad, los que no tienen herramientas informáticas, los que dejaron de comer en las escuelas, los que viven en los cerros y en el monte, los que andan descalzos, los hijos de analfabetos... los pobres.
La foto que lo resume es justo la de esta página. Seis chicos de la escuela de jornada completa N´4.588 Supevisora Mirtha Susana Cuesta de López, de Colomé, en Molinos, egresaron ayer de séptimo grado con la garganta llena de nudos por un año que apenas pudo ser. Héctor Cruz, Antonio López, Lisandro Guantay, Mónica Cutipa, Yanet Cutipa y Lourdes González se vieron ayer por primera vez en todo el año. Estaban emocionados y un poco tristes. En realidad la falta de socialización los afectó notablemente. Algunos conocieron recién en el acto a sus maestros, quienes durante el año les dejaron cartillas impresas con trabajos para entregar a cambio de nuevas cartillas... y así los encontró diciembre con mucho que aprender de la currícula y mucho aprendido ya de lo imperantes que pueden ser las circunstancias de la vida.
La escuela de Colomé tiene 59 alumnos. Su directora, Elsa Verónica Aramayo, contó cómo hicieron para llegar hasta aquí: "Trabajamos con cartillas impresas. Cada dos o tres semanas, mediante la radio FM Molinos, les avisábamos a todos que íbamos a la escuela a recoger los trabajos y a dejar nuevas cartillas. Los docentes somos 8 y trabajamos muy en equipo por Zoom para intentar llevar el año lo mejor posible".
"A pesar de las circunstancias sacamos cosas muy positivas como el apoyo familiar y el trabajo en equipo con los docentes aprendiendo tecnología y echando mano de lo digital", agregó.
Sin embargo, la directora contó que en Colomé: "Los chicos tienen cero conectividad. Hay padres que tardaron en buscar las cartillas y fuimos pacientes, tuvimos que lidiar con familiares analfabetos y eso complicó mucho el aprendizaje porque los padres que no saben leer ni escribir no son interlocutores válidos. Como personal directivo estuve todo el año, tres días a la semana en la escuela para recibir las consultas de padres y alumnos".
Al ser de jornada completa, los chicos de Colomé siempre comieron en la escuela. "Muchos chicos viven lejos y demoraron en bajar a buscar sus cartillas. Pero siempre acudieron una vez al mes que es cuando se entregan los módulos alimentarios en reemplazo de los alimentos que se les servían".
"No me imagino otro año como este, pero si lo tenemos que vivir, al menos estamos más preparados. La escuela cuenta con piso tecnológico hace 4 años pero los alumnos no tie nen herramientas digitales fuera de la escuela", finalizó.