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Roxana Liendro sueña con ser vestuarista para cine y espectáculos

La reconocida diseñadora de moda salteña está por desembarcar con un taller en Buenos Aires, mientras sus colecciones formarán parte del acervo textil nacional. 
Sabado, 26 de diciembre de 2020 20:23

La diseñadora de moda salteña Roxana Liendro se prepara para un 2021 en el que deberá gestionar su energía y creatividad en dos talleres: el de Vaqueros y otro que abrirá en Buenos Aires. Posibilitó su desembarco allá el haber quedado seleccionadas sus colecciones para el Primer Museo Latinoamericano de Diseño y el Primer Archivo Histórico de Diseño de la Nación Argentina. Detrás de ambos proyectos se encuentra el Observatorio de Tendencias del INTI (OdT) textiles y la Fundación IDA (Investigación en Diseño Argentino), que atendiendo sus fines de guarda, protección y divulgación de piezas de gran carga artesanal, consideraron a Santos Liendro exponente de indumentaria y textil del Noroeste. 
Además, Roxana obtuvo un premio en el marco del Plan de Reactivación Cultural de la Provincia con la obra “Puna cósmico: poder chakana”, que produce junto con Natalia Guzmán, para reponerla el año que viene, con vestuario renovado. 
Después de un 2020 en el que la pandemia no le cercenó los caminos, porque a cada dificultad supo oponerse activando su gran usina imaginaria, Roxana le dijo a El Tribuno que su próximo objetivo es perfeccionarse y adentrarse de a poco en el vestuarismo para cine y espectáculos, adonde llega teniendo como referente a la diseñadora estadounidense Colleen Atwood, quien ha recibido doce nominaciones a los premios Óscar en la categoría de mejor diseño de vestuario y ha obtenido el galardón en cuatro ocasiones por “Chicago” (2002), “Memorias de una Geisha” (2005), “Alicia en el país de las maravillas” (2010) y “Animales fantásticos y dónde encontrarlos” (2016). 

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La diseñadora de moda salteña Roxana Liendro se prepara para un 2021 en el que deberá gestionar su energía y creatividad en dos talleres: el de Vaqueros y otro que abrirá en Buenos Aires. Posibilitó su desembarco allá el haber quedado seleccionadas sus colecciones para el Primer Museo Latinoamericano de Diseño y el Primer Archivo Histórico de Diseño de la Nación Argentina. Detrás de ambos proyectos se encuentra el Observatorio de Tendencias del INTI (OdT) textiles y la Fundación IDA (Investigación en Diseño Argentino), que atendiendo sus fines de guarda, protección y divulgación de piezas de gran carga artesanal, consideraron a Santos Liendro exponente de indumentaria y textil del Noroeste. 
Además, Roxana obtuvo un premio en el marco del Plan de Reactivación Cultural de la Provincia con la obra “Puna cósmico: poder chakana”, que produce junto con Natalia Guzmán, para reponerla el año que viene, con vestuario renovado. 
Después de un 2020 en el que la pandemia no le cercenó los caminos, porque a cada dificultad supo oponerse activando su gran usina imaginaria, Roxana le dijo a El Tribuno que su próximo objetivo es perfeccionarse y adentrarse de a poco en el vestuarismo para cine y espectáculos, adonde llega teniendo como referente a la diseñadora estadounidense Colleen Atwood, quien ha recibido doce nominaciones a los premios Óscar en la categoría de mejor diseño de vestuario y ha obtenido el galardón en cuatro ocasiones por “Chicago” (2002), “Memorias de una Geisha” (2005), “Alicia en el país de las maravillas” (2010) y “Animales fantásticos y dónde encontrarlos” (2016). 

Roxana Liendro, en compañía de sus creaciones. Gentileza de Fabián Villarroel

¿Por qué el vestuario para cine y espectáculos es el próximo peldaño de tu carrera?
Voy viviendo etapas. Primero quise conquistar el mundo del diseño y de la moda, que todavía me falta muchísimo. Pero aun así en mi camino soy una mujer muy inquieta, de estar experimentando nuevas cosas y materiales en el taller, nuevas vivencias. Siempre estuvo esa inquietud de poder trabajar en el cine y crear personajes dentro de mi arte. Hoy por hoy de a poco lo voy haciendo y queda muchísimo camino por seguir recorriendo y seguir creciendo. Esto es el inicio. La idea mía es poder capacitarme también este año. Muchos diseñadores terminan incursionando en el vestuarismo, porque siempre está esa inquietud por la fantasía que tanto el cine como el teatro permiten, inclusive el trabajo con los músicos para los videoclips. Es muy necesaria esa cuota creativa del área textil para poder materializar esos personajes y llevarlos a la realidad. Es un mundo fascinante porque de repente te entregan un guion y vos más que nadie tenés que volar, soñar y pensar cómo a su vez lo pensó ese escritor y el guion te va guiando para ello además.

¿La lectura de un guion requiere además una tensión entre las propias líneas creativas y el creador de la historia y el director que la está llevando a cabo no es verdad?
Hay que leer y prestar atención en cada detalle del guion, pero cuando no existe ese detalle vos tenés que encontrar la forma de que tu mente y corazón estén ligados para poder crear estos personajes y las escenas, si te tocara diseñarlas también. Hay un departamento completo en el que se trabaja con los directores de arte, vestuario, escenografía, los asistentes, el cineasta. La finalidad de todas las áreas es realizar el rodaje. Es un trabajo arduo, de día y noche, para llegar al producto, que incluye pre y posproducción. Es fascinante el lenguaje del cine que tiene códigos similares al del diseño de indumentaria, pero se trabaja totalmente diferente, porque es muy milimétrico todo. 

 

¿Qué tipos de vestuario te interesa más crear?
Se dividen en vestuarios de utilería, que van a depender del corte y el presupuesto de la película. A veces van a parecer reales y a veces no. En las megaproducciones se trabaja para lograr una calidad extremadamente alta, centímetro por centímetro porque las tomas van a reflejar todo eso. 

Saliste al mundo a representar a Salta en Londres, México, Tokio, Bélgica... Te imaginabas también contravenir aquel dicho popular de que “nadie es profeta en su tierra”? 
Yo feliz de la vida que en mi país y mi provincia pongan los ojos en mi marca y en lo que soy como diseñadora, que van de la mano. Que hoy me digan: “Roxana, queremos trabajar en tal proyecto, pero que el vestuario tenga la impronta de Santos Liendro” es grandísimo, ya sea para una obra de teatro, de ballet o la portada y nota central de una revista. Me está sucediendo que la gente me contrata y me dice: “Vos poné tu sello y desde ya no tiene precio, y yo ya me siento ganadora de un premio” (risas). 
En el camino al tener muchos años en todo esto fui conociendo mucha gente que valora mi trabajo y me viene haciendo un seguimiento y les agradezco muchísimo. Hace veinte años nos conocimos con el fotógrafo Juan Aranda. En aquel momento el diario El Tribuno tenía la revista Rumbos y nos convocaron para hacer la tapa. Juan sabía de mi arte porque su papá y el mío se conocían. Era un cliente de mi padre en su taller de Castañares. Yo tenía 25 años y hacíamos producciones independientes. Ya tenía una colección de corsés de metales, muy imponentes, una mezcla de estilo griego con incaico, algo muy ecléctico. Y ahora estamos trabajando juntos en una revista digital. Esto me ha dado la oportunidad de trabajar con figuras del espectáculo, la política y la sociedad que se tienen que entregar a la producción y al vestuarismo para poder llevar adelante ese personaje que les propongo hacer y así se mimetizan el personaje real con el ficticio. Es un trabajo de tres horas concretar esa foto, un trabajo muy gratificante.

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