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El turismo rural comunitario que no pudo ser

Jóvenes guaraníes de Yariguarenda le ganaron a la adversidad.
Miércoles, 30 de diciembre de 2020 20:30

Unos 20 chicos de la comunidad Yariguarenda o Paraje Virgen de la Peña, a 13 km al norte de Tartagal donde se ubica ese importante centro de devoción mariana del norte provincial, tenían todo listo para emprender el turismo rural comunitario, pero llegó la pandemia y las restricciones. Aunque todo atentaba contra esas ganas de emprender tan propia de los guaraníes, supieron adaptarse y ganarle a la adversidad.
Liderados por Natalia Valdez, los jóvenes de la comunidad dedicada al trabajo de la tierra y a la cría a baja escala de animales de granja para el auto consumo, en 2014 conformaron una entidad que llamaron Turismo Rural Comunitario, con la idea de poner en valor la cultura guaraní, proponiendo caminatas, recorridos por ese bello escenario conformado por las serranías del Tartagal, zafari fotográfico, degustación y preparación de comidas típicas junto a las familias lugareñas, entre otras actividades amigables con el medio ambiente y respetuosas de esa comunidad humilde y laboriosa.
Pero la pandemia no los afectaba solo al grupo que conforman el turismo rural sino a toda la comunidad que vive de lo que produce: mandioca, anco, frutas tropicales entre otras. 
“No teníamos medio de transporte para venir a Tartagal, los adultos mayores que se ocupan de vender no podían ir a los pueblos y se cerraron todas las ferias. Fue así que nosotros como jóvenes integrantes de Turismo Rural Comunitario pusimos manos a la obra. Comenzamos utilizando las redes sociales para ofrecer lo que producimos en las comunidades, y el señor Gustavo Briones gentilmente nos prestó su vehículo para traer a los pueblos nuestras producciones y así comenzamos”, recuerda Natalia.
Los chicos ofrecían los productos orgánicos y transcurridas las primeras semanas tomaron en cuenta un detalle que les demostró que iban por el buen camino: “Lo que vendíamos por redes sociales y entregábamos casa por casa con la modalidad delivery había triplicado las ventas que se hacían en las ferias de Tartagal”. 
Los chicos recibían los pedidos, armaban los bolsines y el fin de semana se dedicaban a repartir por toda la ciudad. “En bicicletas que traíamos en el mismo camión con nuestra producción. Vendíamos todo, a veces nos faltaba y comercializamos también especies aromáticas y nos fue muy bien”.
En la actualidad los chicos de turismo rural “con la flexibilización de las medidas ya comenzamos a prepararnos para las actividades que son propias de nuestra entidad y para la cual nos hemos formado durante varios años como guías, en medidas de primeros auxilios y adquiriendo todos los elementos que se necesitan para que la gente pueda recorrer nuestros parajes, disfrutar de las bellezas naturales y revalorizar la riqueza forestal y animal que nos rodea”.
Los jóvenes desde hace tres semanas abrieron una feria en la misma comunidad Yariguarenda, en la propia entrada casi sobre la ruta nacional 34, “donde la gente viene a comprar todos nuestros productos a buen precio y a degustar nuestras especialidades. Ofrecemos todos los productos frescos del cerco, fruto de nuestro esfuerzo”.
 

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Unos 20 chicos de la comunidad Yariguarenda o Paraje Virgen de la Peña, a 13 km al norte de Tartagal donde se ubica ese importante centro de devoción mariana del norte provincial, tenían todo listo para emprender el turismo rural comunitario, pero llegó la pandemia y las restricciones. Aunque todo atentaba contra esas ganas de emprender tan propia de los guaraníes, supieron adaptarse y ganarle a la adversidad.
Liderados por Natalia Valdez, los jóvenes de la comunidad dedicada al trabajo de la tierra y a la cría a baja escala de animales de granja para el auto consumo, en 2014 conformaron una entidad que llamaron Turismo Rural Comunitario, con la idea de poner en valor la cultura guaraní, proponiendo caminatas, recorridos por ese bello escenario conformado por las serranías del Tartagal, zafari fotográfico, degustación y preparación de comidas típicas junto a las familias lugareñas, entre otras actividades amigables con el medio ambiente y respetuosas de esa comunidad humilde y laboriosa.
Pero la pandemia no los afectaba solo al grupo que conforman el turismo rural sino a toda la comunidad que vive de lo que produce: mandioca, anco, frutas tropicales entre otras. 
“No teníamos medio de transporte para venir a Tartagal, los adultos mayores que se ocupan de vender no podían ir a los pueblos y se cerraron todas las ferias. Fue así que nosotros como jóvenes integrantes de Turismo Rural Comunitario pusimos manos a la obra. Comenzamos utilizando las redes sociales para ofrecer lo que producimos en las comunidades, y el señor Gustavo Briones gentilmente nos prestó su vehículo para traer a los pueblos nuestras producciones y así comenzamos”, recuerda Natalia.
Los chicos ofrecían los productos orgánicos y transcurridas las primeras semanas tomaron en cuenta un detalle que les demostró que iban por el buen camino: “Lo que vendíamos por redes sociales y entregábamos casa por casa con la modalidad delivery había triplicado las ventas que se hacían en las ferias de Tartagal”. 
Los chicos recibían los pedidos, armaban los bolsines y el fin de semana se dedicaban a repartir por toda la ciudad. “En bicicletas que traíamos en el mismo camión con nuestra producción. Vendíamos todo, a veces nos faltaba y comercializamos también especies aromáticas y nos fue muy bien”.
En la actualidad los chicos de turismo rural “con la flexibilización de las medidas ya comenzamos a prepararnos para las actividades que son propias de nuestra entidad y para la cual nos hemos formado durante varios años como guías, en medidas de primeros auxilios y adquiriendo todos los elementos que se necesitan para que la gente pueda recorrer nuestros parajes, disfrutar de las bellezas naturales y revalorizar la riqueza forestal y animal que nos rodea”.
Los jóvenes desde hace tres semanas abrieron una feria en la misma comunidad Yariguarenda, en la propia entrada casi sobre la ruta nacional 34, “donde la gente viene a comprar todos nuestros productos a buen precio y a degustar nuestras especialidades. Ofrecemos todos los productos frescos del cerco, fruto de nuestro esfuerzo”.
 

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