¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

22°
28 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Frente al contexto de profunda crisis se suma la inseguridad

Una joven comerciante fue víctima de un robo por parte de tres sujetos que fueron atrapados. “El daño no solo es material, sino también psicológico en un 2020 que nos afectó muchísimo”, dijo.
Martes, 08 de diciembre de 2020 01:44

“Este tipo de situaciones te desmoralizan, bajonean y te hacen replantear muchas cosas. El daño no solo es material, sino también psicológico porque no solo te roban lo material, te roban la tranquilidad, las ganas de luchar, de seguir adelante y sobrevivir. Entran y salen con total impunidad, eso me provoca bronca, mucha tristeza y me angustia un montón”. Carolina Villa es estudiante de la UNSa y una joven emprendedora de Salta quien ayer sufrió un robo calificado en su negocio, confitería-restaurante, ubicado en calle San Luis al 700.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

“Este tipo de situaciones te desmoralizan, bajonean y te hacen replantear muchas cosas. El daño no solo es material, sino también psicológico porque no solo te roban lo material, te roban la tranquilidad, las ganas de luchar, de seguir adelante y sobrevivir. Entran y salen con total impunidad, eso me provoca bronca, mucha tristeza y me angustia un montón”. Carolina Villa es estudiante de la UNSa y una joven emprendedora de Salta quien ayer sufrió un robo calificado en su negocio, confitería-restaurante, ubicado en calle San Luis al 700.

Tres delincuentes escalaron y rompieron rejas. Al parecer se tomaron su tiempo para salir y entrar con varios elementos. “Se llevaron unos 150.000 pesos en objetos y gracias a Dios pude recuperar el molino de café que es una de las cosas más caras que se habían llevado”, le dijo la denunciante a El Tribuno. Entre las 6 y 7 de ayer los audaces ladrones fueron descubiertos y detenidos por la Policía de la Provincia. “Me dijeron que si no tienen antecedentes van a salir en libertad, ellos -por los policías- no pueden hacer nada, son órdenes de arriba”, agregó.

Sin consuelo, tras enterarse del robo en su negocio, Carolina atravesó horas de mucha angustia e incertidumbre, “estaba en shock”, comentó y agregó: “Fue una situación muy fea, durante la mañana no paraba de llorar, es desesperante y no solo me pasó a mí también le pasó a otros comerciantes o gastronómicos. Es algo que se agudiza por el año que venimos teniendo, muy difícil porque nos golpeó muchísimo. Tenemos deudas, millones de cuentas que pagar y la verdad que este tipo de situaciones, entre otras que me pasaron a nivel personal y económico, son muy fuertes. Me hace pensar que no puedo seguir con el negocio, es muy triste”.

La joven emprendedora pertenece al rubro de los gastronómicos que vienen aguantando, en algunos casos “subsistiendo”, los embates que les presentó la COVID-19. A semejante crisis -dado que la pérdida económica fue mayúscula- se le suma la inseguridad. No se trata de un suceso aislado, desde el arranque de la pandemia -y antes también- los hechos delictivos de este tipo se fueron sucediendo a diario en los distintos puntos de la ciudad.

Robo calificado

La víctima y dueña de la confitería-restaurante ubicado en calle San Luis al 700 se enteró por parte de la Policía que los tres ladrones habrían ingresado en horas de la madrugada. “Como suele ser habitual, un familiar llegó entre las 8 y las 8.30 para abrir el lugar, cuando llegó se encontró con patrulleros en la calle y pensó que se habían agarrado a pelear, a unos metros del negocio hay un bar donde suele haber peleas. Uno de los policías le comentó lo que había pasado e inmediatamente me llamó”, expresó Carolina Angélica Villa.

Los malvivientes se las ingeniaron para trepar al techo y abrir las rejas laterales por donde se metieron. “Al parecer quisieron abrir las puertas del local que están abajo, tienen rejas, y no pudieron. También manipularon los candados, tuvimos que cambiarlos porque estaban dañados”, remarcó la dueña del local.

Se sospecha que los ladrones fueron interceptados por alguna cámara de seguridad del 911, “quizás los vieron que iban y venían con cosas”, con lo cual se comisionó el hecho y los efectivos sorprendieron a los saqueadores. “Los detuvieron en el mismo lugar y recuperaron el molino de café y unos reflectores”.

Cuando le mostraron la foto de los ladrones a la dueña del comercio, “los reconocí a los tres, son los trapitos que suelen estar en la otra cuadra de mi negocio -calle Alberdi-, al parecer anduvieron monitoreando el lugar para concretar el robo”, expresó Carolina Villa. Los ladrones fueron detenidos, tenían en su poder la máquina de café y los reflectores y serán imputados por el fiscal penal de turno por robo calificado.

“Todo esto me genera la sensación de tener que cerrar el local, cuentas que tengo que seguir pagando, las cosas que tengo que recuperar o reemplazar en un año durísimo y encima quedar aterrada de que estos tipos salgan libres y se tomen represalia, la verdad es un momento de mucha incertidumbre”, manifestó la joven emprendedora víctima de la inseguridad.

“Se pusieron a tomar cerveza adentro del local”

Los ladrones tuvieron tiempo de sentarse en una de las mesas y tomar alcohol.

La fachada, en calle San Luis al 700, donde se produjo el robo.

La impunidad que a veces tienen los delincuentes antes, durante y después de un hecho delictivo no deja de sorprender. En esta oportunidad, los tres sujetos que ingresaron a la confitería restaurante tuvieron tiempo para sentarse en una de las mesas y ponerse a tomar bebidas alcohólicas.

“Abrieron una botella y se pusieron a tomar adentro del negocio”, sostuvo Carolina Villa, dueña del lugar, indignada por lo ocurrido.

“Tuvieron tiempo para ir y volver porque no pudieron sacar las cosas de una sola vez. Al parecer algunos de los elementos que robaron los sacaron en manteles. Gracias a Dios al local no le hicieron daño, solo las rejas por donde se metieron, algunas puertas y candados que intentaron abrir como el ingreso principal, quisieron romper esa puerta para salir por ahí”, contó la estudiante de Geología de la UNSa.

Entre los objetos que los malvivientes sustrajeron -licuadora, equipo de música, cámaras de seguridad y reflectores, waflera color negro, manteles, cajones de cervezas, carteras, etc.- “se llevaron una mochilita de mi sobrina que me generó mucha impotencia, cómo puede ser que se lleven algo así, una mochila de una niña”.

Mientras analiza cómo seguir, Carolina Villa sigue estudiando y tratando de salir adelante. “Soy de una familia humilde y todo lo que hago me costó y me cuesta mucho. Cuando te pasa algo así el golpe es muy fuerte. Gracias a Dios tuve el apoyo de mi familia y amigos, el dueño del local también entendió la situación en el marco de un año muy difícil”, apuntó la víctima.

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Temas de la nota

PUBLICIDAD