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Piuman, el hombre detrás del mago

Falleció ayer. Tenía 80 años y una vida dedicada al ilusionismo. Fue merecedor de un premio internacional por su trayectoria. Durante 50 años se esmeró por crear las mejores composiciones artísticas y aseguraba que no lo movilizaba el dinero. 
Martes, 18 de febrero de 2020 01:41

Eduardo Subirana Farré fue el salteño que, durante más de cinco décadas, dio rienda suelta a su imaginación y enamoró al público con su arte. Nacido el 28 de julio de 1939, fue uno de los magos más reconocidos de la provincia y falleció ayer a los 80 años.
De sangre española y catalana, se caracterizó por su mirada cálida. Supo manejar la escena del ilusionismo con destreza. 
En su antigua casa, en 12 de Octubre 656, funcionó la sede local del Círculo Mágico Argentino, creada por Subirana en 1963. 
Semanalmente, quienes despuntaban el arte del ilusionismo llegaban para que escuchar sus secretos y verlo en acción.
Desde muy pequeño, Eduardo tomó contacto con el arte: a los 8 años ya actuaba en obras de teatro y a los 10 conoció de cerca el ilusionismo. También tocaba el violín.
En la década del 40 muchos hacedores de la cultura que llegaban a Salta se hospedaban en la vivienda de los Subirana Farré. Fue el caso de Américo Cremone, dueño del circo Cremone y, además, mago.
“Don Américo instalaba su circo en terrenos que eran de mi padre. Como era mago, yo participaba en su show como ayudante. En esa época todos los circos tenían magos y yo vivía metido en el circo”, le contó a El Tribuno en una entrevista hace tres años.
Luego, cuando era adolescente viajó con su familia a la ciudad de Barcelona. Allí conoció al que sería su gran maestro, el inglés David Teodoro Bamberg, conocido como Fu-Manchú. Descendiente de siete generaciones de magos, legó toda su sabiduría y gran parte de su utilería al mago salteño.
A partir de los 18 años Piuman comenzó a organizar grandes espectáculos teatrales, con shows que incluían a más de 100 personas en escena, enormes decorados, bailarines y orquesta.
“Siempre fui un aficionado, nunca gané un peso, todo lo que hacíamos era a beneficio. Éramos muy demandados y hacíamos los grandes shows en el teatro Alberdi. También visitábamos escuelas y hogares de niños y ancianos. Hoy la época de esplendor de la magia y el ilusionismo está en decadencia. De los magos de antes ya no queda casi ninguno”, decía.
Repetía que “la magia es el arte de hacernos creer que existe y es lo que no existe ni es. Es una nada seductora, que es la imaginación humana. Para mí, la magia es un lugar para vivir de ilusiones. El alma tiene ilusiones como el pájaro alas”. 
En su casa tenía un miniteatro, un santuario que honra la historia de la magia en Salta, plagado de elementos, utilería y vestuario. Eduardo Subirana Farré incursionó en el teatro y la radio también. De hecho, fue uno de los pioneros del radioteatro. 
Fue director de Cultura de la Provincia entre 1983 y 1986, época en la cual se lanzó la Orquesta Estable de la Provincia de Salta. También fue gerente del Banco del Noroeste y bajo su gestión se realizó el Teatro de la Fundación. Además, asesoró a la congregación del Colegio Nuestra Señora del Huerto para la realización de su teatro.
En 2016 recibió un premio a la trayectoria otorgado por una asociación norteamericana que aglutina a magos e ilusionistas de todo el mundo.
Se trata del premio Excalibir, otorgado por la Orden de Merlín debido al valioso aporte que Piuman realizó al mundo del ilusionismo.
Además, el Concejo Deliberante de la ciudad de Salta le otorgó el Reconocimiento al Mérito por su trabajo en la promoción de la cultura, la música y la magia.
 

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Eduardo Subirana Farré fue el salteño que, durante más de cinco décadas, dio rienda suelta a su imaginación y enamoró al público con su arte. Nacido el 28 de julio de 1939, fue uno de los magos más reconocidos de la provincia y falleció ayer a los 80 años.
De sangre española y catalana, se caracterizó por su mirada cálida. Supo manejar la escena del ilusionismo con destreza. 
En su antigua casa, en 12 de Octubre 656, funcionó la sede local del Círculo Mágico Argentino, creada por Subirana en 1963. 
Semanalmente, quienes despuntaban el arte del ilusionismo llegaban para que escuchar sus secretos y verlo en acción.
Desde muy pequeño, Eduardo tomó contacto con el arte: a los 8 años ya actuaba en obras de teatro y a los 10 conoció de cerca el ilusionismo. También tocaba el violín.
En la década del 40 muchos hacedores de la cultura que llegaban a Salta se hospedaban en la vivienda de los Subirana Farré. Fue el caso de Américo Cremone, dueño del circo Cremone y, además, mago.
“Don Américo instalaba su circo en terrenos que eran de mi padre. Como era mago, yo participaba en su show como ayudante. En esa época todos los circos tenían magos y yo vivía metido en el circo”, le contó a El Tribuno en una entrevista hace tres años.
Luego, cuando era adolescente viajó con su familia a la ciudad de Barcelona. Allí conoció al que sería su gran maestro, el inglés David Teodoro Bamberg, conocido como Fu-Manchú. Descendiente de siete generaciones de magos, legó toda su sabiduría y gran parte de su utilería al mago salteño.
A partir de los 18 años Piuman comenzó a organizar grandes espectáculos teatrales, con shows que incluían a más de 100 personas en escena, enormes decorados, bailarines y orquesta.
“Siempre fui un aficionado, nunca gané un peso, todo lo que hacíamos era a beneficio. Éramos muy demandados y hacíamos los grandes shows en el teatro Alberdi. También visitábamos escuelas y hogares de niños y ancianos. Hoy la época de esplendor de la magia y el ilusionismo está en decadencia. De los magos de antes ya no queda casi ninguno”, decía.
Repetía que “la magia es el arte de hacernos creer que existe y es lo que no existe ni es. Es una nada seductora, que es la imaginación humana. Para mí, la magia es un lugar para vivir de ilusiones. El alma tiene ilusiones como el pájaro alas”. 
En su casa tenía un miniteatro, un santuario que honra la historia de la magia en Salta, plagado de elementos, utilería y vestuario. Eduardo Subirana Farré incursionó en el teatro y la radio también. De hecho, fue uno de los pioneros del radioteatro. 
Fue director de Cultura de la Provincia entre 1983 y 1986, época en la cual se lanzó la Orquesta Estable de la Provincia de Salta. También fue gerente del Banco del Noroeste y bajo su gestión se realizó el Teatro de la Fundación. Además, asesoró a la congregación del Colegio Nuestra Señora del Huerto para la realización de su teatro.
En 2016 recibió un premio a la trayectoria otorgado por una asociación norteamericana que aglutina a magos e ilusionistas de todo el mundo.
Se trata del premio Excalibir, otorgado por la Orden de Merlín debido al valioso aporte que Piuman realizó al mundo del ilusionismo.
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