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La fortaleza de una niña con una cardiopatía

Tuvo varias operaciones. Pasó parte de lo que lleva de vida internada. El esfuerzo de su familia la sostiene.
Jueves, 20 de febrero de 2020 02:26

Luz Candelaria Brito cumplió diez años el 5 de febrero, pasó a quinto grado de la escuela Vucetich de Metán. Hoy puede compartir con Máximo Exequiel, su hermanito de cuatro años. Desde su nacimiento fue asistida íntegramente en el sistema público de salud por una cardiopatía congénita.

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Luz Candelaria Brito cumplió diez años el 5 de febrero, pasó a quinto grado de la escuela Vucetich de Metán. Hoy puede compartir con Máximo Exequiel, su hermanito de cuatro años. Desde su nacimiento fue asistida íntegramente en el sistema público de salud por una cardiopatía congénita.

Hace una década, Flavia Brito (42) acudió embarazada al hospital Joaquín Castellanos, en General Gemes, acompañada de su esposo Hernán López (40). Una vez en observación, tras los controles pertinentes, sospecharon que la bebé tenía un problema de pulmón. Ese mismo día, la derivaron en grave estado al hospital Público Materno Infantil con diagnóstico de ventrículo único tipo atresia tricuspídea, una afección cardíaca congénita compleja.

A los pocos días le realizaron una cirugía cardiovascular paliativa de alta complejidad (una anastomosis subclavio pulmonar izquierda) que le permitió sobrevivir.

Luz permaneció tres meses internada. Luego del alta, su familia se mudó a Salta, ya que la pequeña requería control médico día por medio. Se instalaron en la casa de Raúl, tío de la mamá.

Al año y tres meses, Luz volvió ser sometida a una cirugía para dilatar una rama de la arteria pulmonar. Pasó un mes más en terapia y dos meses en control. Una vez dada de alta, decidieron regresar a Metán.

Allí contrajo un virus, que le afectó los pulmones, que los hizo volver a la capital. En el hospital la niña tuvo dos paros cardíacos. El tratamiento del virus le significó estar otros seis meses en terapia intensiva pediátrica bajo sedación. En ese tiempo su madre, a diario, le leía libros. Cuando logró mejorar, la pequeña fue trasladada a una habitación común por dos semanas. Pero debió quedarse varios meses en la capital para control.

Su historia médica no terminó ahí. En 2015 tuvo otra intervención quirúrgica (cirugía de Glenn). Encontraron que las presiones pulmonares estaban elevadas y la medicaron con un vasodilatador pulmonar. Al no responder, se le prescribió otro vasodilatador de uso poco frecuente que contribuyó significativamente en su mejora.

A los seis años, nuevamente le dilataron la arteria pulmonar y le colocaron un stent, al recibir el alta médico. Luego de dos meses regresó a Metán. En este momento se encontró en lo que se llama segundo estadío de ventrículo único, estadío de Glenn, a la espera de evolución hasta tanto cumpla las condiciones anatómicas para someterse a una tercera cirugía, cirugía de Fontán-

Kreutzer. Los especialistas del hospital Público Materno Infantil le sugirieron a la familia que siempre cuenten con un bolso listo para salir en caso de alguna urgencia. Dichos especialistas coordinan el control de la paciente con su pediatra, quien le da seguimiento en Metán. Para la familia de Luz Candelaria, es un gran esfuerzo económico realizar cada viaje, además se les dificulta obtener la medicación en tiempo y forma.

Los padres de la niña manifestaron su agradecimiento a todo el equipo hospitalario "su otra familia", en especial a los equipos de las unidades de cardiología, cirugía, terapia intensiva pediátrica, Kinesiología, y al sector de internación. Flavia dijo que ante todas las situaciones vividas en el hospital lo siente como un segundo hogar.

* Texto gentileza: José Ángel.

 

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