“Nunca vi que le pegaran tantas patadas en la cabeza a alguien”, aseguró Alejandro, el patovica que retiró del boliche Le Brique de Villa Gesell a los rugbiers que luego asesinaron a golpes a Fernando Báez Sosa, en diálogo con Clarín.
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“Nunca vi que le pegaran tantas patadas en la cabeza a alguien”, aseguró Alejandro, el patovica que retiró del boliche Le Brique de Villa Gesell a los rugbiers que luego asesinaron a golpes a Fernando Báez Sosa, en diálogo con Clarín.
Chiqui, como lo apodan por su contextura física, aparece en al menos dos videos grabados por las cámaras de seguridad del local bailable, donde trabaja hace 13 años durante la temporada de verano. Allí, se lo observa echando a Máximo Thomsen, señalado por varios testigos como el líder del posterior ataque al joven de 19 años.
“Fernando y sus amigos salieron tranquilos del boliche. Los rugbiers iban gritando, pero al pasar por la cocina se calmaron un poco. Sin embargo, el que estaba más alterado, era (Máximo) Thomsen”, recordó el patovica cómo sacó del boliche a los jóvenes.
Al regresar al interior de Le Brique, un compañero le avisó a Alejandro por handy que había una pelea a media cuadra del local. Salió a la puerta y le avisó a un policía. Cuando los oficiales se fueron a ver el incidente, vio otra pelea en la vereda de enfrente: era el ataque contra Fernando Báez Sosa.
Qué vio de la brutal golpiza de los rugbiers
“Nosotros estábamos gritando, llamando a la policía que estaba con dos peleas más en la esquina y a la vuelta del boliche”, afirmó y explicó que por reglamento tienen prohibido moverse de “la línea local”. Por eso, no tomó intervención ante el ataque que se produjo en la vía pública.
Asimismo, contó que mientras le pegaban en el piso a Fernando, uno de los agresores hacía de campana. “El de camisa azul, que aparece en el video lavándose las manos en la cocina del boliche, era el que vigilaba constantemente si venía la policía”, indicó el patovica sobre Matías Benicelli. Además, sostuvo que cuando estaban llegando las fuerzas de seguridad, “el mismo chico empezó a los gritos para irse del lugar”.
Información Clarín