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La responsabilidad del Estado, ante la gran crisis humanitaria

La desnutrición y la mortalidad infantil son el fruto de la ineficiencia y falta de visión.
Lunes, 24 de febrero de 2020 01:58

Lo que se ha puesto de manifiesto en el chaco semiárido en estos días es una crisis humanitaria. Para quienes les toca padecerla, una catástrofe. Y si la dirigencia política no toma el pulso de lo que pasa desde hace ya tiempo, el panorama será muy sombrío. En este tema es necesario unir fuerzas.

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Lo que se ha puesto de manifiesto en el chaco semiárido en estos días es una crisis humanitaria. Para quienes les toca padecerla, una catástrofe. Y si la dirigencia política no toma el pulso de lo que pasa desde hace ya tiempo, el panorama será muy sombrío. En este tema es necesario unir fuerzas.

La diputada y médica Gladys Paredes se pronunció pidiendo que se investigue a la Fundación Conin. Es cierto que esa entidad quedó muy identificada con la gestión de Juan Manuel Urtubey, especialmente porque su referente, el médico Abel Albino, sugirió la creación de un ministerio de Primera Infancia, definió a ese gobierno como un modelo a seguir y, a pesar de tratarse de un tema estratégico, omitió una visión de conjunto.

Además, los 650 millones de pesos que se asignaron a ese ministerio quedaron en un cono de sombras.

La Fundación Conin asesoró en materia nutricional a varias entidades, financiadas por empresas privadas en colaboración con el Estado provincial y el nacional.

Y no se registró, hasta ahora, ningún caso de mortalidad en los ámbitos donde se produjo esa acción preventiva.

La dimensión del drama

La nutrición y la mortalidad infantil son la punta del iceberg de un problema que, básicamente, es responsabilidad del Estado.

El coordinador de Naciones Unidas en Argentina, Robert Valent, hizo una advertencia más que elocuente: "Hay 855 niños desnutridos, 10 mil chicos en riesgo nutricional y más de 100 mil adultos en el mismo riesgo. El acceso a los alimentos, agua y salud es un tema problemático para Salta en este momento. La situación es comparable a la que padece Sudán del Sur -donde hay hambruna- y la ONU se enteró por televisión".

La crisis humanitaria en Salta moviliza también a la Cruz Roja, la Unión Europea, la OMS (Organización Mundial de la Salud), Unicef y OCHA (Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios).

El consejo directivo de Conin emitió un comunicado en el que señaló que "existen en Salta seis centros de atención a los niños desnutridos (algunos de ellos de la etnia wichi), gestionados por diversas fundaciones privadas, a los que Conin asesora e instruye, y por otra parte la Fundación jamás se comprometió, y nunca lo haría, a hacerse cargo de la salud nutricional de esa provincia".

Este fin de semana en la localidad de Pacará se desarrolló un operativo del que participó el Ejército, médicos y profesionales del Hospital de Tartagal y de la Fundación El Fortín, para asistir a una comunidad aislada por el agua.

Experiencias locales

La Fundación El Fortín es privada, creada por iniciativa de productores agropecuarios.

En el Centro Conin Alcoba, "sobre la base de la metodología creada por el Dr. Abel Albino, que tiene por objeto la lucha contra la desnutrición infantil, la prevención de enfermedades y el desarrollo humano, venimos intentando una adaptación en función de las particularidades de la población originaria y su cultura", explicaron en la fundación.

"La desnutrición infantil constituye un problema complejo, vinculado a la pobreza y la marginalidad, que obliga a un abordaje multidisciplinario intentando atenuar los factores de riesgo, empoderar a las madres, mejorar el vínculo entre los miembros de la familia, contribuir al establecimiento de hábitos saludables, etcétera".

En 2018 los socios fundadores, encabezados por la empresa Desdelsur S.A., aportaron la suma total anual de $ 2.365.000. La Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, estableció una asistencia mensual por niño y madre embarazada bajo programa de $ 1.200.

El Ministerio de la Primera Infancia de la Provincia de Salta, en tanto, mantuvo un subsidio de $ 40.000 mensuales destinado a financiar el programa anual de educación en salud alimentaria para las comunidades originarias de nuestra zona de influencia.

"Logramos la implementación de la huerta en el Centro Alcoba y se pusieron en marcha siete huertas más en las comunidades participantes -informaron a El Tribuno-. La Fundación desarrolla actividades en escuelas rurales de Bobadal, Sauzal, Pacará, El Paraíso, Km 17 y Tonono, realizó varias campañas solidarias y programas de alfabetización y saneamiento en comunidades periurbanas, participa en la Mesa de Gestión Local de Tartagal y colaboró en situaciones de emergencia en Santa Victoria Este y en Campamento Vespucio".

A su vez, la responsable de los Centros de Junín y Entre Ríos, y de barrio Solidaridad, en Salta capital, que también extiende su acción a Morillo y la Unión, Teresa Cornejo, enfatizó en que "no podemos reemplazar al Estado, pero tenemos la certeza de que el trabajo en el territorio, con profesionales comprometidos y continuidad en la tarea da resultados. Es imprescindible escuchar y asumir la tarea sin anteojeras ideológicas ni prejuicios religiosos".

El esfuerzo conjunto

Nada se resuelve con magia. El Ministerio de Primera Infancia de la Provincia, concebido como un coordinador de los otros ministerios en la lucha contra la desnutrición, fracasó. Si la ONU compara a Salta con Sudán, ya no hace falta seguir hablando.

Pero dentro del fragor de la crítica ante el desastre, tras descorrer "el velo de mentiras y encubrimientos", de que habló el gobernador Gustavo Sáenz, aparecen ideas que confluyen. Y una, central, es la de empezar a mirar la realidad con otros ojos. Los de los wichi.

"Además de la emergencia, hay que encarar proyectos productivos para salir adelante", afirmó el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo. "Las comunidades lo manifestaron con toda claridad. Tenemos que tomar esta oportunidad para hacer un cambio estructural", enfatizó en una entrevista con El Tribuno.

Los protagonistas políticos de la última década, que aún siguen en el centro de la escena, adeudan una autocrítica. Pero el esfuerzo deberá ser de todos, escuchando sin desoír a nadie: en este punto, la diputada Paredes coincide en que la asistencia y el desarrollo de nuestro chaco requiere "facilitadores interculturales y profesionales de salud como enfermeros, médicos, bioquímicos que sean originarios, porque eso facilitaría muchísimo el acceso a la salud de las poblaciones de la región". Docentes, enfermeros y caciques de la zona lo dicen desde hace tiempo.

 

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