Otro episodio de violencia de género se registró en la provincia. Esta vez el agresor fue un funcionario policial con el grado de sargento ayudante perteneciente a la subcomisaría de El Tala. Según fuentes judiciales, el jueves 30 en horas de la madrugada, totalmente sacado, le arrojó un teléfono celular a su pareja, reclamándole una supuesta infidelidad. El impacto del aparato le produjo una herida de consideración en el pómulo a la mujer, por la que empezó a sangrar.
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Otro episodio de violencia de género se registró en la provincia. Esta vez el agresor fue un funcionario policial con el grado de sargento ayudante perteneciente a la subcomisaría de El Tala. Según fuentes judiciales, el jueves 30 en horas de la madrugada, totalmente sacado, le arrojó un teléfono celular a su pareja, reclamándole una supuesta infidelidad. El impacto del aparato le produjo una herida de consideración en el pómulo a la mujer, por la que empezó a sangrar.
La sangre que comenzó a manar tras el violento golpe provocó que al mismo tiempo el atacante, funcionario policial con asiento en esa localidad, pudiera entrar en razones al menos por algunos minutos. Según fuentes de la investigación, en ese momento el hombre le pidió disculpas a su pareja, que seguía indefensa en la cama y perdiendo sangre, y la trasladó de inmediato al hospital Santa Teresa, no sin antes pedirle -casi como una imposición- que no le dijera nada a sus hijos.
Al enterarse de la espantosa situación que volvió a atravesar la mujer, madre de cinco hijos, algunos vecinos del barrio San Cayetano, donde se produjo el hecho, apuntaron que la víctima la "sacó barata", porque si su mejilla izquierda no sangraba de esa manera quizás el sujeto hubiera entrado en un universo más hostil y la seguiría atacando. La herida que sufrió requirió la intervención de un cirujano, quien debió suturar y realizar al menos cinco puntos.
Amenazas
Después de la agresión ocurrida durante la madrugada del jueves 30 de enero, cerca de las 3, y el traslado de la víctima al instituto médico local, el sujeto, identificado por fuentes vinculadas al caso como sargento ayudante Carlos Bravo, de 41 años, le habría advertido a su maltratada pareja que no le dijera nada a los chicos y mucho menos que se le ocurriera realizar la denuncia.
Así, el agresor trasladó a la mujer hasta el hospital bajo amenazas para que no dijera a nadie sobre lo sucedido.
Luego la víctima declaró que sufría cierta confusión, dado que no recuerda si le tiró el aparato o en realidad fue un golpe de puño. En el momento del ataque la mujer estaba durmiendo. Lo cierto es que tuvieron que realizarle cinco puntos de sutura en la mejilla izquierda.
El matrimonio de la pareja en cuestión llevaba 21 años de relación, y muchas veces surge casi de manera espontánea la pregunta: ¿por qué tardó tanto en denunciar, en parar el calvario al que fue sometida?
No son pocas las mujeres que sufren a diario el maltrato por parte de un hombre, pareja o expareja, quizás el principal motivo que las inhibe y les impide reaccionar sea el temor, el miedo a dar ese importante paso que significa denunciar al agresor. En este caso la víctima de la agresión en El Tala decidió hacer la denuncia correspondiente y ahora el hombre permanece detenido a cargo del juez interviniente, y además separado de la fuerza policial.
Por lo general los hechos de violencia de género comienzan con pequeños actos de agresión verbal y psicológica para atravesar varias etapas hasta llegar al peor desenlace: la muerte. Habitualmente cuando transcurren estos hechos muchas veces la víctima no se anima a denunciar, ya sea porque es amenazada o manipulada por el agresor, quien recurrentemente pide disculpas y trata de convencerla con promesas de que cambiará. Sin embargo, si la víctima no reúne el suficiente valor para hacer la denuncia corre el riesgo de terminar muy mal.
Detenido
Las actuaciones se tramitaron en la subcomisaría de El Tala, intervino la Fiscalía Penal de Rosario de la Frontera y el Juzgado de Garantías 1, que ordenaron la detención de Bravo