Cuatro jóvenes que representaron a Salta en el concurso nacional de robótica ganaron el primer puesto de su categoría. Aspiran a llegar a la competencia internacional que se realizará en Francia a mediados de este año. Buscan ayuda económica que les permita llevar a Salta a la escena tecnológica mundial.
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Cuatro jóvenes que representaron a Salta en el concurso nacional de robótica ganaron el primer puesto de su categoría. Aspiran a llegar a la competencia internacional que se realizará en Francia a mediados de este año. Buscan ayuda económica que les permita llevar a Salta a la escena tecnológica mundial.
La Roboliga es organizado por la Universidad Abierta Iberoamericana y es la competencia nacional de robótica más antigua. Se disputó en noviembre del año pasado. Participaron 12 provincias, y Salta estuvo representada por 30 alumnos del Instituto de Innovación y Tecnología Aplicada (IITA). Es la segunda vez que mediante este instituto salteño logran llegar a esta instancia de relevancia. En la edición anterior, representantes salteños también ganaron en su categoría y compitieron en la RoboCup, la edición internacional que se realizó en Australia. Para aquel viaje se contó con ayuda estatal y de algunos funcionarios. Pero, "eran épocas de elecciones", advierten, aunque tienen esperanzas de que este año "la ayuda sea mayor".
Necesitan alrededor de un millón y medio de pesos, costos que se hacen cuesta arriba teniendo en cuenta el flamante impuesto del "dólar turista". Aseguran que los representantes de los diferentes países que compiten son financiados por sus respectivos gobiernos, por lo que presentaron notas a los gobiernos provinciales y municipales. También se comunicaron con el embajador argentino en Francia. En las tratativas se consiguieron ya los pasajes de Salta a Buenos Aires y la bodega "Vasija Secreta" les cedió 30 cajas de vino para que los revendieran.
"También buscamos la ayuda de privados. Esto motivará a los estudiantes salteños para que se sientan representados. Además de incentivar sobre la robótica", aseguró Cecilia Budegeer, coordinadora educativa del IITA.
Participar de la primera experiencia internacional en robótica permitió que los salteños midieran fuerzas. "Nos sorprendimos que en el Mundial encontramos los mismos equipos con los que trabajamos en Salta y estamos incorporando nueva tecnología", agregó la educadora, que acompañó también al primer equipo que compitió en el concurso internacional.
Para los jóvenes, ganar era inesperado: "Me sorprendió, pensé que los otros estaban más preparados", soltó relajado Gerónimo González.
"Yo sabía que podíamos ganar", afirma Máximo Cansino Mateo. Para el joven de 17 años la robótica no se trata de un "pasatiempos". En la RoboCup se juegan categorías junior hasta profesionales de la tecnología. Por lo que esta competencia es para Máximo una "oportunidad" para, además de probarse, entablar lazos que le permitan continuar sus estudios y obtener una beca. Ya averiguó que puede estudiar Ingeniería Mecatrónica en Mendoza, pero aspira a poder hacerlo afuera. Máximo está decidido a dedicarse de lleno a la robótica, pero el estar en plenos estudios secundarios le demandaba mucho tiempo; por lo que decidió hablar con sus padres y comenzará en este nuevo ciclo a cursar sus dos últimos años de secundario en un solo período mediante un sistema online.
Los jóvenes ganaron el concurso nacional con un robot en la categoría de "rescate". Entusiasmados, el verano se lo pasaron dentro del IITA, imprimiendo piezas en 3D, intentando superar su propio diseño. "Incorporamos un giroscopio para que las curvas sean con mayor precisión", contó Joaquín Galván, de 15 años, que pertenece al colegio San Rafael Arcángel.
La iniciativa es un factor común entre los jóvenes. José Luis González, que cursa el 2§ año del secundario en el colegio San Alfonso, les pidió a sus padres que quería aprender a jugar con robótica. "Desde los dos años que me gustaban los autos", recuerda.
José Luis documenta los avances y las piezas que se utilizan, Gerónimo se encarga del diseño, Joaquín de la programación y Máximo del diseño mecánico. Además del desafío tecnológico, la competencia es además un desafío de convivencia entre quienes comparten una pasión. "Intentamos ser disciplinados, porque no siempre hay una motivación", aclara seguro Máximo.
Todos coinciden en algo, que en sus respectivos colegios, lejos de las burlas por sus gustos tecnológicos, los felicitan. "Nos tienen como ejemplo", aseguran.
"Con ellos podemos ver que la juventud no está perdida como se suele decir", advirtió Budegeer.
La competencia, además de incentivar a los jóvenes, es un semillero para las llamadas "profesiones del futuro", como las de software robótico.
Los coordinadores educativos, buscarán además que los jóvenes sean asesorados por empresas "como IBM, Microsoft y Ekumen, que se dedican al software de robótica", precisó Budegeer . "A las empresas también les interesa porque no encuentran muchos programadores especializados en robótica", agregó la coordinadora.
Para colaborar con los jóvenes se habilitó una caja de ahorro en el Banco Nación con CBU: 0110453430045340455197. O también se puede contactar al: 0387155442676.