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Coronavirus en Francia: indignación y polémica por el confinamiento obligatorio de los adultos mayores

El presidente Emmanuel Macron anunció que las personas de más de 60 o 65 años deberán quedarse en sus casas cuando se levante la cuarentena total.
Sabado, 18 de abril de 2020 12:26

Furiosos, atónitos, “infantilizados”, discriminados, víctimas de los prejuicios, del desprecio a los viejos y una segregación de su edad desde, al menos, los 65 años. Así se sienten los seniors franceses, luego de que el presidente Emmanuel Macron decidiera un “confinamiento” sine die en sus domicilios, a causa de su edad, ante el coronavirus. Una decisión similar a la que anunció el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que tiene los mismos problemas: es anti constitucional, estigmatizante y viola las libertades individuales en ambos países. Una cadena de presentaciones judiciales va a desencadenarse para tumbarla.

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Furiosos, atónitos, “infantilizados”, discriminados, víctimas de los prejuicios, del desprecio a los viejos y una segregación de su edad desde, al menos, los 65 años. Así se sienten los seniors franceses, luego de que el presidente Emmanuel Macron decidiera un “confinamiento” sine die en sus domicilios, a causa de su edad, ante el coronavirus. Una decisión similar a la que anunció el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que tiene los mismos problemas: es anti constitucional, estigmatizante y viola las libertades individuales en ambos países. Una cadena de presentaciones judiciales va a desencadenarse para tumbarla.

El criterio presidencial francés fue que son “la franja más vulnerable”, hasta que algunos de los 70 proyectos de vacuna que están en marcha en el mundo funcionen y pueda aplicarse a ellos. El problema es que los mayores no morirán de coronavirus. Pero su salud estará muy afectada por la depresión, el encierro, la falta de movimientos y de luz natural, de contacto real con sus seres queridos, de contacto laboral, problemas financieros, o la destrucción de sus proyectos, sus ideas suicidas, la fobia al encierro, la violencia o tensión familiar. Se salvarán de la pandemia para morir de otra enfermedad colateral y que es su secuela por decreto presidencial.

En Francia habrá 18 millones de confinados seniors destinados al encierro. Su destino fue fijado por las estadísticas. El 90 por ciento de los muertos de Covid 19 tiene más de 65 años, según ellas.

El profesor Jean François Delfraisy, presidente del Consejo Científico que asesora al presidente Macron y tiene 72 años, uno de esos a quien el epidemiólogo marsellés Profesor Didier Raoult adjetivó como “médicos de escritorio”, informó al Senado el miércoles por la noche que “18 millones de personas, las que tienen mayor riesgo de desarrollar una forma grave de virus, en una edad entre aproximadamente 65 o 70 años”, permanecerán confinadas más allá del 11 de mayo.

El 11 de mayo es la fecha en la que el presidente Macron quiere levantar la cuarentena para los niños de áreas más desfavorecidas y de sus padres, que volverán a trabajar. Otra polémica social en marcha en Francia bajo acusaciones de discriminar a los pobres y a la clase media que puede efectuar el “teletrabajo” y los maestros se resisten a volver al colegio para ser una guardería de chicos.

“Estas personas, no es ninguna primicia, permanecerán confinadas. ¿Por cuánto tiempo? No sé, hasta que encontremos un medicamento preventivo”, respondió el profesor Delfraisy. Una opinión que coincide con la presidenta de la Comisión Europea y médica, Ursula von Der Leyen, quien habló de la misma confinamiento y recomendó a los europeos “no planificar vacaciones de verano ni alquilar anticipadamente sus casas”.

Confinar es mucho peor que desconfinar. Los adultos mayores, por decreto y sin matices, son la variable de ajuste de la vuelta al trabajo de los franceses en el proyecto del gobierno.

El primer ministro Edoaurd Philippe ha comenzado sus planes de salida del confinamiento con los seniors encerrados. El Ministerio de Salud habla del “acompañamiento de la extensión del confinamiento para las personas ancianas y con enfermedades crónicas”.

Críticas y muchas dudas

La polémica ya se inició y es la nueva papa caliente del gobierno de Emmanuel Macron. ¿Cómo decidir quién es un anciano en el siglo XXI, cuando el presidente quiere postergar la edad jubilatoria e invita a los franceses a trabajar más años ante la extensión de la vida de la gente?

¿Será una medida administrativa formal y a cumplirse?¿Podrá o deberá ser apelada ante la Justicia por los victimizados? ¿Se necesitará un certificado médico para ser exceptuado o afectará a todas las personas generalmente con canas o los residentes de los asilos de ancianos (EHPAD) en Francia, más vulnerables que los otros?

El otro interrogante son las multas. ¿Quién se atreverá a multar a un anciano con su jubilación mínima, o que sale a la calle con su bastón, su carrito de metal para caminar, su silla de ruedas y acompañante para tomar aire?

En Francia una mucama cuesta 15 euros la hora. Las niñeras son un lujo. Si las guarderías están cerradas, son los abuelos los que se ocupan de los nietos. Esta decisión va a romper un vínculo social familiar, así como su participación en las organizaciones humanitarias o en las beneficencias de las alcaldías de los jubilados.

  • La Academia de Medicina se opuso a la discriminatoria salida del confinamiento por edades. "La tentación simplificadora consiste en gerenciar este episodio por franjas de edad e imponer a las personas mayores, en nombre de su propia protección, un confinamiento que no los satisface”, denunció.
  • La Academia deploró que se haya hecho “una amalgama” entre las personas mayores, las personas discapacitadas y las que tienen enfermedades crónicas.

“Es mejor tomar un riesgo controlado respetando los gestos que se imponen como barreras para vivir con los otros o condenarlos a una solicitud sin esperanzas. Esa opción pertenece a cada uno”, alertó la Academia de Medicina.

¿Discriminación?

Los juristas dieron la voz de alarma en Francia. El confinamiento por franjas de edad atenta contra las libertades de desplazamiento. ”Uno puede comprender la idea de pedir a una persona frágil que no salga de su casa pero no podemos transformar en derecho un fenómeno estadístico sanitario, que crea verdaderas dificultades jurídicas”, dijo el constitucionalista Didier Maus. El destaca los riesgos de “discriminación” y “atentado desproporcionado a la liberta de ir y venir”.

Arnaud Tabalie es filosófo, discapacitado y piensa violar la decisión en el barrio de Montmartre en Paris. Vivió en Buenos Aires durante los años de la Junta Militar. “Francia no es una dictadura como la de Videla en Argentina. Nadie nos puede impedir el derecho a circular, a caminar, a tomar aire. Viola mis derechos humanos y los voy a hacer valer ante los militares, los gendarmes, los policías y quien me quiera frenar. Y si es necesario llevaré el caso al tribunal. Estamos en Francia. No es una Banana Republic”.

Con él coincide el profesor de derecho público Guillaume Drago. ”La medida debe respetar el principio de dignidad de la persona humana, que es un principio constitucional. Hay que responder a los riesgos con medidas proporcionadas a los riesgos”, alerta.

Alain Minc, uno de los intelectuales franceses próximo del presidente Emmanuel Macron, está furioso ante la perspectiva de tener que quedarse en su casa a causa de su edad ”Textos ambiguos para las libertades públicas ya han pasado. Un confinamiento por franja de edad sería la gota que rebalsa el vaso. Los viejos son los más contagiosos? No. ¿Los viejos son los más frágiles ante el Covid 19?. Si, pero es su libertad asumir el riesgo. El único argumento válido para justificar el confinamiento de la gente de más de 70 años es la voluntad de no saturar los servicios de reanimación. Pero aplicar estas medidas a la edad sería violar los principios que rigen la Seguridad Social a la francesa”, advirtió Minc. “No podemos aceptar que un poder científico supere al poder político”, declaró.

El profesor Didier Raoult considera que el confinamiento no es un instrumento médico sino de control social. El desconoce cuáles van a ser los efectos sobre una sociedad encerrada por tres meses y menos, sobre los ancianos. Alerta de los peligros de suicidio, depresión, angustia, soledad.

La psicoterapeuta Marie de Henezzel calificó a la decisión de “perversa". “El criterio para continuar confinado debe ser la fragilidad, no la edad. La vejez no es sinónimo de fragilidad“, dijo, tras recordarle al presidente del consejo científico que él tiene 72 años. ”Yo recomiendo a las personas de más de 70 años de ver a su médico tratante para adoptar una decisión”, aseguró.

De Henezzel señala que “hay una agresión anti edad en esta medida”. Advierte que el suicidio de las personas va a aumentar y que una persona de 70 años puede estar mucho mejor que una de 40 años”. ”Hay mucha gente de esa generación que hace esfuerzos para estar sana, para ser útil ¿y nosotros los obligamos a confinarlos? Yo me pregunto a quién le interesa que esa gente muera: mueren de corona, se suicidan, mueren de soledad? Es injusta, arbitraria esta decisión y es anticonstitucional”, dijo la prestigiosa terapeuta francesa. ”La reclusión de todos los adultos mayores sine die es simplemente inadmisible”.

Otro argumento importante: la franja de 65 años será decisiva para reelegir o no a Macron en el palacio del Eliseo en las próximas elecciones francesas.

Fuente: María Laura Avignolo para Clarín

 

 

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