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Los bancos y la AFIP no se suman a la cuarentena

Lunes, 06 de abril de 2020 02:45

Dice el dicho: "de enero a enero, la plata es del banquero". Lo cierto es que el crédito y el sistema financiero son una herramienta irreemplazable para la democratización de la riqueza, pero también tienen poder suficiente como para estrangular la economía.

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Dice el dicho: "de enero a enero, la plata es del banquero". Lo cierto es que el crédito y el sistema financiero son una herramienta irreemplazable para la democratización de la riqueza, pero también tienen poder suficiente como para estrangular la economía.

La cuarentena dispuesta por el Gobierno nacional impone sacrificios que han sido tomado con responsabilidad y disciplina por toda la sociedad. El que está en deuda es el Estado. Las medidas de excepción que alteran por completo la actividad económica del país no están siendo acompañadas por el sector financiero, que en la Argentina suele encontrar subterfugios para salir indemne de todas las crisis.

"Sacrificio" supone una pérdida. El comercio, la industria y el campo saben que van a perder plata, y mucha este año, como los saben todas las personas que prestan atención a las proyecciones que se hacen en todo el mundo. Los bancos también deberán perder plata, y el Banco Central, que es una entidad del Estado nacional, debe garantizar que haya medidas excepcionales para asegurar que las pérdidas de las empresas y los bancos no se traduzcan en quiebras masivas. No lo está haciendo.

Pesce y el surfista

El presidente de la entidad, Miguel Pesce, no solo cedió a la presión de la Asociación Bancaria y aceptó el cierre de los bancos durante la cuarentena. El viernes, en medio del caos registrado en los bancos de todo el país, con millones de personas haciendo colas inhumanas, aseguró que "los bancos nunca estuvieron cerrados". La frase pasará a la historia.

(Pensar que el Presidente calificó de "idiota" al surfista que solo violó la cuarentena, que está recluido en su casa y no le devuelven ni el vehículo ni la tabla).

Pero Pesce ya tiene problemas con el ministro de la Producción, Matías Kulfas, quien ya le reprochó que "los bancos deben comprometerse mucho más".

La respuesta del funcionario, un radical K, frente al escenario de emergencia podría interpretarse a partir de un argumento que utiliza para defender su ortodoxia monetaria: "No puedo romper las normas de Basilea".

El comité de Basilea es un organismo creado en 1975, cuando la crisis del petróleo repercutía en todo el mundo, para contener la inflación. Desde entonces, la moneda argentina incorporó once ceros a su nominación. Sería bueno que esa disciplina se hubiera aplicado antes. Porque ahora hay pandemia y cuarentena.

Nadie quiere un desborde inflacionario, pero las papas queman.

Sería bueno que, siendo tan proclives a elogiar al papa Francisco, las autoridades nacionales registraran un párrafo de la encíclica Laudato Si, donde señala: "Las finanzas ahogan la economía real; no se aprendieron las lecciones de la crisis financiera mundial..." y trataran de acomodar un poco sus decisiones, o sus tolerancias con las arbitrariedades.

Contra las sogas

El presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Salta, Daniel Betzel, constituido en vocero del sector empresario provincial, ya advirtió que sin ingresos, muchas empresas no pueden pagar los salarios, y que los créditos con tasas del 24% no resuelven nada.

El paliativo viable sería un préstamo automático a tasa cero.

La caída de la facturación es un gran problema para las empresas y para las pymes, un collar de ahorque. Cuando van a recurrir por créditos, sufren demoras no explicadas por los bancos.

En general, los bancos están explicando poco y nada. El récord de cheques rechazados el jueves anterior (cerca de 250.000), cuando decidieron liberar el clearing sin previo aviso, detonó una gran duda: ¿Cuál será la compensación para los casos (se estima, el 96%) en que la acreditación de depósitos fue demorada por los bancos que, de ese modo, dispusieron del dinero para operaciones financieras durante un período de tiempo difícil de establecer? ¿O no habrá compensaciones?

Las quejas son varias:

. Hay morosidad de los bancos para instrumentar el financiamiento

. Se han rebajado las calificaciones para los préstamos y se ponen requisitos extremos

. A las trabas que pone el banco, se suman exigencias de avales que permitan destrabar los desembolsos.

Además de las advertencias de Betzel, la Cámara requirió al ministro de Desarrollo Productivo de la Nación, Matías Kulfas, y a la directora de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont una serie de decisiones de emergencia, que suponen un esfuerzo del Estado y a los bancos acorde con el que hace el país:

. Giros en descubierto a tasas muy bajas.

. Que no se rechacen cheques por falta de fondos.

. Créditos, con el mismo criterio.

. Que los bancos atiendan al público.

. Que los gerentes se ocupen de resolver los problemas que derivan de la baja de calificaciones crediticias.

. Que se difieran los vencimientos en el pago de impuestos.

. Que se suspenda el pago de anticipos del impuesto a las ganancias.

La realidad es cruda y elocuente: después de la cuarentena vendrán tiempos difíciles. Para el equipo económico de Alberto Fernández, la gran tarea es evitar que la pandemia no derive en catástrofe económica y social.

 

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