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Preocupación en los centros de jubilados por la suspensión de los bolsones del PAMI

El organismo nacional sustituyó la entrega de alimentos por el pago único de un subsidio de $1.600 para marzo, abril y mayo. Advierten que los beneficiarios del plan nutricional dejarán de pagar sus mínimas cuotas sociales en las instituciones.
Jueves, 14 de mayo de 2020 02:44

Los centros de jubilados de Salta atraviesan una etapa crítica desde que se declaró la cuarentena por la pandemia del COVID-19. Esas instituciones son un lugar clave de contención para las personas de la tercera edad, pero paradójicamente habían quedado desamparadas en la coyuntura de la enfermedad del coronavirus. Recién el martes pasado desde la administración central del PAMI hubo un anuncio para estos establecimientos, que lejos de traer tranquilidad causaron más incertidumbre.

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Los centros de jubilados de Salta atraviesan una etapa crítica desde que se declaró la cuarentena por la pandemia del COVID-19. Esas instituciones son un lugar clave de contención para las personas de la tercera edad, pero paradójicamente habían quedado desamparadas en la coyuntura de la enfermedad del coronavirus. Recién el martes pasado desde la administración central del PAMI hubo un anuncio para estos establecimientos, que lejos de traer tranquilidad causaron más incertidumbre.

La obra social nacional decidió sustituir los bolsones alimentarios que se entregaban mensualmente a los afiliados con mayores carencias a través de los centros de jubilados por un subsidio en efectivo de $1.600, que corresponde a marzo, abril y mayo y que se abonará por única vez, de manera extraordinaria a partir de mañana y hasta el jueves próximo, de acuerdo a la finalización del DNI de los beneficiarios.

La medida encendió una alarma en las comisiones directivas de los centros de jubilados locales, quienes temen que con la suspensión de la entrega de mercadería terminen por perder a sus socios, quienes pagan una mínima cuota, y se vean obligados a cerrar de manera definitiva. El martes pasado se reunieron y elaboraron una nota que será presentada hoy o mañana a la sede salteña del PAMI y a la oficina nacional, para advertir sobre lo contraproducente que sería si es que el plan de los bolsones no se reanuda el mes que viene.

A pesar de que el organismo que dirige Luana Volnovich estableció también un pago único de $15.000 para los centros de jubilados, el monto es insignificante para llegar a cubrir los gastos de mantenimiento que tuvieron las instituciones entre marzo y este mes, según advirtieron a El Tribuno en la reunión del martes anterior.

Los bolsones son la razón de ser de los centros de jubilados. La asistencia alimentaria es el eje del programa Probienestar, que está vigente desde 1992. Fue concebida para que las personas adultas mayores, en particular las que viven en una situación de desamparo, puedan juntarse, organizarse, compartir actividades, tener una mejor calidad de vida y de pasada poder tener un mejor acceso a ellos por parte del Estado.

Dignidad

En los centros de jubilados -en la provincia hay unos 145- había hasta antes de la cuarentena talleres de baile, música, gimnasia, arte y manualidades, se realizaban chequeos médicos y servían para reuniones sociales, entre otras actividades. En fin, son lugares irremplazables. Quienes asistían a esos establecimientos fueron primero por los bolsones (que tras el sostenido desfinanciamiento del PAMI de los últimos años se vio reducido a la paupérrima cantidad de ocho productos alimenticios), y esa era la excusa para integrarse a una rutina de mayor dignidad, palabra que queda muy grande para los sueldos de pobreza de la mayoría de los jubilados.

"En febrero entregamos los últimos bolsones y ahora por las medidas que están tomando van a desaparecer las asociaciones de jubilados. Entre la pandemia y la decisiones del PAMI sonamos", advirtió Juana Mangione, quien pertenece al Movimiento de Jubilados y Pensionados de Salta, cuya sede se encuentra en un salón ubicado en Rivadavia 1.277, que es donde se realizó la reunión entre los presidentes de las asociaciones anteayer.

Esa institución repartía 530 bolsones alimentarios y cada beneficiario pagaba una cuota social de $70. Con ese dinero, más el aporte de otros socios, se abonaba el alquiler de $35.000 de la sede y las boletas de servicio.

"Sin el aporte de la cuota lamentablemente tendremos que cerrar", advirtió Juana.

Hasta febrero el PAMI entregaba a las asociaciones de jubilados cheques con los montos necesarios para comprar los productos de los bolsones (por ello los centros debían pagar por el impuesto al cheque). Con ese dinero cada institución negociaba los precios ante mayoristas, por lo que se obtenían más productos, algo que estará vedado con la nueva modalidad.

"Antes los abuelos llevaban la mercadería y de seguro que la terminaban consumiendo, ahora si les das plata van a gastarla en cualquier cosa o no les va alcanzar para lo mismo que nosotros les dábamos", marcó otro punto Juana.

Julia Vega, presidenta del Centro de Jubilados y Pensionados "Ayudando a vivir", de Ciudad del Milagro, describió la misma realidad. Ese institución asistía a 837 beneficiarios del plan Probienestar. La cuota social era de $50.

"Si en junio no volvemos, vamos a desaparecer", dijo la mujer.

Explicó que con los $15.000 de subsidio que recibirá el centro (corresponde a $5.000 para marzo, abril y mayo, respectivamente) "ni siquiera alcanza para pagar las boletas de la luz".

 

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