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Día del Trabajador: hubo más controles para evitar juntadas

Volvieron los test de alcoholemia. En la víspera hubo caos de gente en comercios.
Sabado, 02 de mayo de 2020 01:44

La ciudad amaneció con la típica resaca tras una noche de fiesta, esta vez con el singular hecho de estar atravesada por una pandemia. Los festejos de los trabajadores para este 1§ de mayo comenzaron el 30 de abril, con una tarde noche con carnicerías y supermercados abarrotados de clientes que armaron filas que salían hasta las veredas de todos los locales. De pronto la avenida Jujuy volvió a tener su habitual caos vial. Una gran cantidad de automóviles, de peatones por las calles presagiaban el peligro del colapso del aislamiento social, preventivo y obligatorio.

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La ciudad amaneció con la típica resaca tras una noche de fiesta, esta vez con el singular hecho de estar atravesada por una pandemia. Los festejos de los trabajadores para este 1§ de mayo comenzaron el 30 de abril, con una tarde noche con carnicerías y supermercados abarrotados de clientes que armaron filas que salían hasta las veredas de todos los locales. De pronto la avenida Jujuy volvió a tener su habitual caos vial. Una gran cantidad de automóviles, de peatones por las calles presagiaban el peligro del colapso del aislamiento social, preventivo y obligatorio.

Asados, locros y bebidas abundaron en las casas de familia y la sorpresa llegó ayer temprano.

Controles de alcoholemia sorprendieron a muchos desvelados conductores que volvían a sus casas en la madrugada, e inclusive entrada ya la mañana, hasta casi el mediodía.

Durante estos más de 40 días de cuarentena en Salta no había otro control que los permisos de circulación. No pedían la documentación de los vehículos, los permisos personales como los carnés de conducir ni mucho menos controlaban con los test de alcoholemia. Y ayer se confiaron muchos.

Hasta casi el mediodía se podían ver conductores con evidentes signos de alcoholización, discutiendo con los uniformados o clamando por un perdón que no se concedió; casi todos fueron hombres.

Muchos conductores incurrieron en todo tipo de faltas. "Fueron varios los que manejaban sin registro, sin permiso de autorización, violando la cuarenta y alcoholizados", dijo un policía vial; cartón lleno.

El uniformado dijo que se hicieron test selectivos, es decir que no a todos los sometieron a la prueba de tolerancia cero. Los retenes estuvieron en Las Bumbunas, en el ingreso a Caballería; en el puente de avenida Paraguay, en el nudo Arenales, frente a Popeye; en la diagonal de barrio San José, antes del puente a Santa Lucía; en la ruta provincia 12, a San Agustín con la Circunvalación, y en la ruta provincial 26, en el ingreso a los barrios del sudeste. Arrancaron a las 7 y concluyeron a las 12.

Luego de esos retenes todas las calles estuvieron tranquilas y no se vieron demasiados automovilistas ni ciclistas. En el centro de la ciudad el cumplimiento de la cuarentena es casi total y solo los restaurantes y comedores tienen las puertas abiertas, pero para la venta "para llevar".

Quienes estuvieron desde temprano fueron los trabajadores de los repartos a domicilio, que son al menos uno de los termómetros sobre cómo se mueve la calle.

"El consumo de la comida delivery venía bien hasta hace unos días. Hoy estamos a fin de mes y pensamos que por eso no se está moviendo casi nada; no hay plata. Sin embargo, en las entregas que realizamos desde anoche vemos que en muchas casas se realizaron reuniones y hasta verdaderas fiestas por el Día del Trabajador", dijeron los trabajadores.

Contaron que muchos de ellos tienen problemas con los controles policiales. Si bien muchos retenes los dejan pasar cuando los ven con las enormes cajas de pedidos, hay otros que los retienen y le piden todo tipo de papeles y se retrasan con las entregas.

"Hay mucha gente en la calle que viola definitivamente la cuarentena, que no les piden papeles, y nosotros que andamos con los tiempos contados, con los uniformes y las cartelerías nos detienen", dijeron.

Contradicciones en barrios

Es evidente que en el centro hay mucha menos gente en la calle. 

En el casco histórico el control es riguroso, pero en los barrios la cosa cambia, es diferente y lo que se ve es que no depende de la composición social vinculada a los niveles de ingresos. 

En algunas de las barriadas los vecinos se respetan mutuamente y definitivamente salen solo por cuestiones de extrema necesidad. En otras se realiza una vida normal, en donde los niños salen a jugar y no hay ninguna referencia respecto de la cuarentena. Uno de los indicadores lo brindan los comercios chicos, los quioscos, en donde el uso del barbijo o tapabocas definitivamente no existe.

Incluso en algunas zonas las contradicciones son muy evidentes. 

Hay vecinos que respetan al máximo las disposiciones sanitarias contra la pandemia y en otros muy cercanos no se tienen conciencia sobre la importancia de las medidas.

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