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La despedida de Silvia Legrand sin familiares ni amigos cerca

Por el protocolo de la pandemia, el entierro de la hermana de Mirtha fue transmitido a través de videollamada por un yerno y un nieto.
Sabado, 02 de mayo de 2020 17:53

 

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Sin cortejo fúnebre, ni coronas: el protocolo sanitario que rige por la pandemia obligó a que la despedida de la hermana gemela de la Mirtha Legrand se realizara casi en soledad. Pero sí llovieron decenas de muestras de cariño y manifestaciones por las redes.
Las medidas previstas para evitar la propagación del COVID-19 también se aplican a velatorios y entierros: apenas unas pocas personas son autorizadas a acercarse al lugar para dejar una flor, unas palabras, su último adiós.
Ayer, los restos de Silvia “Goldy” Legrand encontraron su morada eterna en el cementerio Memorial, de Pilar. Y su hermana gemela, Mirtha Legrand -su adorada Chiquita- no pudo estar allí. Ni sus hijas y nietas, ni tampoco su sobrina Marcela Tinayre, ni sus hijos, Juana y Nacho Viale. Así fue con el resto de su familia y con los amigos que tanto la querían, como Susana Giménez. En un mediodía de otoño en los que por momentos asomó el sol, una hermosa alegoría para quien tanta luz brindó a quienes tuvieron el enorme privilegio de conocerla, esta mujer de mirada y gesto amables fue despedida con un puñado de testigos: su yerno Santiago Solari con su hijo Alfredo, y dos empleados de la cochería, empleando barbijos, antiparras protectoras y guantes, como es obligatorio.
En un momento, su yerno tomó un teléfono celular. Y junto al cajón, realizó una videollamada. Se desconoce quién se encontraba del otro lado, pero se supone que las hijas de Goldy, Gloria y Mónica, y también Mirtha. O quizás la familia entera participando de esa despedida virtual, una de las alternativas de hoy.

Parte de su vida
María Aurelia Paula Martínez Suárez, tal el verdadero nombre de Goldy, tenía 93 años. Este viernes 1 de mayo se acostó a dormir la siesta en su casa de Martínez, como cualquier otro día. Y ya no despertó. Gemela de Mirtha, era hermana menor de José Martínez Suárez, el prestigioso cineasta que falleció el 17 de agosto pasado debido a una neumonía.
Goldy y Chiquita nacieron el 23 de febrero de 1927, en Villa Cañas, Santa Fe. En época donde no existían las ecografías, su madre -la docente Rosa Suárez- supo que tendría gemelas el mismo día del parto. La bebas eran idénticas, claro, aunque con un detalle: una pesaba varios gramos más que la otra. A los siete años la familia se instaló en Rosario. Pero tras la muerte de don José Martínez, el padre de los tres hermanos, en 1937 se mudaron a Buenos Aires.
Allá por su adolescencia, Silvia y Mirtha comenzaron juntas en el espectáculo.

Fue después de que el representante Ricardo Cerebello decidiera que las hermanas actrices debían prescindir de aquel Martínez tan habitual en estas latitudes por un Legrand “más distintivo”. Sin embargo, en 1944 Goldy se alejó del mundo artístico tras conocer a quien sería su marido: el militar Eduardo Lopina, con quien tuvo dos hijas, y dos nietas.
Con su tempranero retiro los flashes quedaron dirigidos entonces sobre la figura de su hermana. Quienes las recuerdan de aquellos años dorados del cine hablan de una extraordinaria belleza de ambas, de un mayor talento en Goldy, de un carácter tenaz y decidido en Chiquita. Algunos comprenderán la dimensión de que ambas se sabían una sola. Por eso ahora Mirtha ya no cuenta con una parte esencial de sí misma.
 

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