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Martín Saavedra, integrante de Guitarreros: “Me pongo en las manos de Dios”

Miércoles, 27 de mayo de 2020 10:35

“Guitarrero con tu cantar, me vas llenando de luz el alma”, entonaba el recordado Horacio Guarany en una de las mejores versiones de la zamba de Carlos Di Fulvio. Plena alusión a lo que representa para la gente el mensaje de un artista, mediante sus cuerdas vocales. “Una voz jamás debe callarse porque es la palabra de un pueblo. Si se calla el cantor, muere de espanto, la esperanza, la luz y la alegría”, decía el “Cantor del pueblo”.
Y el cantor sabe de esta realidad y se abraza con mayor fuerza a ese don natural, percibe que su profesión es privilegiada y reconfortante. Su misión jamás debe truncarse...
Esta historia tiene como protagonista central a Martín Saavedra, uno de los mejores y más reconocidos bajos del cancionero popular nacional. La tristeza, el dolor y la incertidumbre rondaron su vida en los últimos tiempos, y ahora una brisa de esperanza, empezó a abrirse en su camino.
A fines de 2019 tuvo un desprendimiento de retina, que hizo peligrar su total visión y también su continuidad en el canto. Los ánimos no fueron los mejores, pero la valentía y la fe de Martín, hicieron que vaya superando desafíos.
Su voz es la que despierta los suspiros del público femenino en cada una de las actuaciones del grupo Guitarreros, donde comparte con el “Mono” Yañez, Sebastián Juárez y Rodrigo Gravaruk. Una agrupación con reconocimiento nacional que se mostró en los escenarios más prestigiosos del territorio nacional. También alcanzaron inolvidables presentaciones en el exterior.

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“Guitarrero con tu cantar, me vas llenando de luz el alma”, entonaba el recordado Horacio Guarany en una de las mejores versiones de la zamba de Carlos Di Fulvio. Plena alusión a lo que representa para la gente el mensaje de un artista, mediante sus cuerdas vocales. “Una voz jamás debe callarse porque es la palabra de un pueblo. Si se calla el cantor, muere de espanto, la esperanza, la luz y la alegría”, decía el “Cantor del pueblo”.
Y el cantor sabe de esta realidad y se abraza con mayor fuerza a ese don natural, percibe que su profesión es privilegiada y reconfortante. Su misión jamás debe truncarse...
Esta historia tiene como protagonista central a Martín Saavedra, uno de los mejores y más reconocidos bajos del cancionero popular nacional. La tristeza, el dolor y la incertidumbre rondaron su vida en los últimos tiempos, y ahora una brisa de esperanza, empezó a abrirse en su camino.
A fines de 2019 tuvo un desprendimiento de retina, que hizo peligrar su total visión y también su continuidad en el canto. Los ánimos no fueron los mejores, pero la valentía y la fe de Martín, hicieron que vaya superando desafíos.
Su voz es la que despierta los suspiros del público femenino en cada una de las actuaciones del grupo Guitarreros, donde comparte con el “Mono” Yañez, Sebastián Juárez y Rodrigo Gravaruk. Una agrupación con reconocimiento nacional que se mostró en los escenarios más prestigiosos del territorio nacional. También alcanzaron inolvidables presentaciones en el exterior.

¿Cómo fueron estos últimos meses en tu vida?

El 20 de diciembre de 2019 sufrí el desprendimiento de retina del ojo izquierdo. Recuerdo que estaba pescando con amigos en un catamarán en el dique Cabra Corral, empecé a ver una luz roja, como si me iluminara un laser, no le di mucha importancia. Al día siguiente ya veía como bichitos, y una gota verde que se iba para arriba; luego ya todo se oscureció. Fui al médico un sábado y dos días después ya me estaban operando. Me hicieron una vitrectomía, que es una cirugía que debe realizarse principalmente para extraer el humor vítreo porque impide la correcta visión por ejemplo porque se ha producido una hemorragia vítrea. Tuve dos cirugías con el doctor Mario Pérez Estrada, pero mi retina estaba muy desgastada, llena de agujeritos y desgarros, que no permitían que la retina vuelva a fijarse. El facultativo me derivó a una clínica de Quilmes, Buenos Aires, con el doctor Gastón Gómez Caride. Allí realicé mi tercera intervención. Consistió en introducir una burbuja de silicona que empuja la retina, y eso permite que se adhiera a la pared del ojo. Es un proceso lento, que demanda un tiempo cercano a los dos años. En unos meses me sacarán la burbuja, y se verá la evolución, y los pasos a seguir. Hoy, tengo la visión de un 5 a 10 por ciento del ojo izquierdo. Siendo optimista puedo recuperar hasta un 40 por ciento.
 
¿Y el canto?

Felizmente me dijo el doctor que podré volver a actuar profesionalmente, lógicamente tomando todos los recaudos del asunto. En algún momento y cuando presumí que no volvería a cantar, se me aflojaron los brazos, sentí un gran dolor en mi pecho. No tengo otro oficio, sentí un dejo de tristeza, pero jamás me deprimí, siempre fui optimista y ahora con mayor razón. Yo pongo la voz baja en el grupo, o sea que no requiere de un gran esfuerzo. Debo alejarme para siempre de los deportes de contacto, desde chico jugué al fútbol, béisbol y básquet, pero algo debo resignar, con el canto seguramente alcanzará. De ahora en más, me pongo en las manos de Dios.

¿Tu familia jugó un papel importante?

Sin dudas, tengo a mi lado a la esposa ideal, hace 21 años que estamos juntos con Mariela y faltan muchos... me regaló tres hijos fabulosos: Rodrigo (17 años), Enzo (13) y Avril (10). Jamás permitieron que me rinda, estuvieron siempre a mi lado. Los dos mayores ya están incursionando en la música, y por ahí le metemos un trío en casa para despuntar el vicio. También quiero mencionar a mi ‘ángel’ de la vista: mi compadre Rubén Ledesma, quien se hizo cargo de todos los gastos para la operación que tuve en el 2018, con el doctor Roger Zaldivar, en Mendoza. En esa oportunidad, me dieron laser en el ojo derecho y me pusieron un lente intraocular en el izquierdo. También tuvo mucho que ver Javier Valenzuela y todos los changos del grupo, que me bancaron a muerte, no solo en lo afectivo sino también en lo económico.

¿Cuáles son los proyectos de Guitarreros?

En estos tiempos de cuarentena, venimos analizando los pasos a seguir. Cada semana estamos estrenando una canción en las redes sociales, lógicamente grabada desde casa. Primero fue ‘Cuestión de fe’, de La Moro y Mario Teruel; luego llegó ‘Soy guitarrero señor’, de Ramiro Yáñez y Miguel Padilla; finalmente grabamos ‘A Monteros’. Participamos en varios videos, con artistas de todo el país. Estos meses me dediqué a la composición, sobre todo en binomio con Fernando Borjas, Miguel Villalba, Ramiro Yáñez, Rolando Cardozo, y hasta compartí una canción con mi hijo.

¿Se vienen nuevas ideas?

La intención es darle un giro a la carrera artística de Guitarreros, mostrar otra faceta, innovar, exhibir algo distinto, que quede algo impregnado para siempre en los amantes de la música popular. Debemos despegar de todos los espejos, alcanzamos la madurez exacta para reinventarnos e imponer el estilo “Guitarrero”. Será un cambio en la producción, armonización, en lo musical y también en las canciones.

Contáme una anécdota del conjunto...

En el Festival Mayor de Cosquín 2009 nos dieron solo unos minutos, pero la sorpresa para nosotros llegó cuando el conductor nos alentó para seguir en el escenario, fueron tres temas más. Eso nos valió para ganar el premio de Artista Destacado. Luego nos enteramos que el plato giratorio del escenario se había trabado en ese momento, por eso nos dejaron cantar más canciones.

¿Cuál fue tu recorrido en el canto?

Empecé muy pequeño a cantar. Con 14 años formamos el grupo Tierra Joven, con compañeros del colegio Aráoz. Años después me sumé al conjunto Amaneceres. En el 2008 empezamos con Guitarreros.
 

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