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Salta no puede bajar la guardia contra el COVID-19

Fundado el 21 de agosto de 1949.
Domingo, 21 de junio de 2020 01:17

El gobernador Gustavo Sáenz ha solicitado nuevamente la presencia de militares argentinos para reforzar el control de nuestra frontera con Bolivia. La necesidad de mantener absolutamente aislada a la provincia para neutralizar el riesgo de circulación de la pandemia requiere de medidas extremas.

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El gobernador Gustavo Sáenz ha solicitado nuevamente la presencia de militares argentinos para reforzar el control de nuestra frontera con Bolivia. La necesidad de mantener absolutamente aislada a la provincia para neutralizar el riesgo de circulación de la pandemia requiere de medidas extremas.

El contexto exige descartar por completo las malas interpretaciones. La historia compartida entre ambas naciones y la fraternidad de sus pueblos es un valor inamovible. Pero los diferentes criterios en materia de política sanitaria y las realidades coyunturales obligan a tomar decisiones unilaterales.

Las autoridades sanitarias de Yacuiba afrontan un brote importante y, según algunas informaciones, solo cuentan con tres camas aptas para asistir a los pacientes de COVID-19, mientras que no encuentran respuestas eficaces, afirman sus médicos, de parte del Gobierno nacional boliviano. Sin coordinación, no puede haber cooperación.

Salta, hasta ahora, ha evitado la circulación del virus controlando al extremo todos sus ingresos, con lo que la pandemia no avanzó. Esto es resultado de una disciplina férrea que debe mantenerse, pero que requiere, además, un liderazgo sensato, maduro y absolutamente despojado de cualquier atisbo de especulación.

La Gendarmería no se da abasto para asegurar pleno control sanitario de 25 kilómetros de frontera con la provincia de Gran Chaco, donde el ingreso de un país a otro se puede realizar sin ninguna dificultad en infinidad de sitios ubicados lejos de los accesos normales. Sería un grave error bajar la guardia.

El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió que la pandemia se está acelerando. El jueves se registró la mayor cantidad de contagios en un solo día, con más de 150.000. "El mundo se encuentra en una nueva y peligrosa fase. Es comprensible que los países estén deseosos de abrir sus sociedades y economías. Pero el virus se sigue propagando rápidamente", dijo el funcionario, quien reclamó "una vigilancia extrema".

La pandemia se descarga implacable sobre América Latina y todos los países que no instrumentaron el aislamiento desde el primer momento, hoy pagan las consecuencias.

Esta inesperada enfermedad viral ha creado un clima de emergencia, en el que muchas cosas se replantean, y también salen a la luz viejos problemas que la política suele mantener ocultos.

La permeabilidad de nuestras fronteras es un problema muy serio, porque ningún país puede dejar zonas en una nebulosa donde la ley es relativa. La soberanía y la integración regional requieren de acuerdos y normativas que los sustenten, y que son la condición ineludible para la genuina fraternidad.

Ocurre en Salvador Mazza, en Aguas Blancas y en casi toda la frontera norte. Históricamente, los gobiernos nacionales hablan del problema, hacen foco en el narcotráfico y prometen medidas como la radarización y el refuerzo de la seguridad, que nunca se cumplen. Pero lo que más olvidan los gobiernos es la necesidad del desarrollo económico y la calidad de vida en estas áreas alejadas del centro.

La presencia activa de militares en las zonas de frontera puede ser una importante contribución, porque disponen de tecnología, personal y disciplina en condiciones de colaborar con la salud pública regional.

En la última década, las tropas militares realizaron tareas de control de todos los pasos fronterizos y brindaron información sobre la actividad humana en esos parajes. En este caso, la anomalía sanitaria y la enorme peligrosidad de la pandemia legitima aún más esa contribución militar. Los distritos que han logrado impedir la circulación del COVID-19 son los que restringieron al extremo el ingreso de personas provenientes de otras jurisdicciones y solo autorizaron casos muy especiales, con certificados oficiales válidos y que deben, sin excepción, observar la cuarentena. Salta no puede permitirse el más mínimo riesgo.

La contribución de la logística militar, sumada a la presencia de Gendarmería, al esfuerzo de los profesionales de la salud y a la disciplina de la ciudadanía son en estas horas condiciones imprescindibles para evitar la circulación del virus en nuestro territorio.

 

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