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Guerra de solicitadas por el brigadier general, don Juan Manuel de Rosas

“Güemes y el fenómeno del caudillismo argentino”
Domingo, 23 de agosto de 2020 01:46
Juan Manuel de Rosas

El 18 de junio de 1970 arribó a nuestra ciudad el Dr. Manuel de Anchorena, presidente de la Federación Gaucha Argentina y de los Centros Federales Pro Repatriación de los restos del brigadier general, don Juan Manuel Rosas. Lo hizo para participar en diversos actos que se habían organizado en adhesión a la Semana de Salta. A su llegada al aeropuerto El Aybal fue recibido por los doctores Juan Carlos Cornejo Linares y Horacio Bravo Herrera.

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El 18 de junio de 1970 arribó a nuestra ciudad el Dr. Manuel de Anchorena, presidente de la Federación Gaucha Argentina y de los Centros Federales Pro Repatriación de los restos del brigadier general, don Juan Manuel Rosas. Lo hizo para participar en diversos actos que se habían organizado en adhesión a la Semana de Salta. A su llegada al aeropuerto El Aybal fue recibido por los doctores Juan Carlos Cornejo Linares y Horacio Bravo Herrera.

Por la tarde, el Centro Federal de Salta organizó una conferencia de prensa en el hotel California y más tarde, en el local de la Unión Obrera Metalúrgica, el Dr. Cornejo Linares dio una conferencia sobre: “Güemes y el fenómeno del caudillismo argentino”. Luego fue el turno de la exposición del Dr. Anchorena quien se refirió a los objetivos de la reivindicación histórica de don Juan Manuel de Rosas. Finalmente por la noche, el Dr. Anchorena fue agasajado con una cena en la sede de la Agrupación Tradicionalista “Gauchos de Güemes”.

En días posteriores, el Dr. Anchorena participó de una serie de actos que el Centro Federal local había organizado, tanto en nuestra ciudad como en Orán, Tartagal, Metán, Rosario de la Frontera y en el ingenio San Isidro de Campo Santo. 

Pero cuando todo hacía vislumbrar que la presencia del Dr. Anchorena en nuestra provincia se iba a desarrollar con toda normalidad, de pronto, a través de las páginas de El Tribuno, se desató un furibundo ataque contra su visita a Salta. La sorpresiva reacción provino de una conocida dama salteña, la poetisa y escritora, Emma Solá de Solá, a la que luego, muy cortésmente respondió por solo una vez, el Dr. Manuel de Anchorena.

Releamos entonces estas tres solicitadas publicadas por nuestro matutino los días 19, 20 y 25 de junio de 1970.

Abrió el fuego doña Emma Solá de Solá con la primera solicitada que dice así:

INOPORTUNIDAD

“En estos días de junio en que Salta rememora con patriótica veneración el aniversario de la muerte de su héroe máximo, el prócer nacional, Gral. Martín Miguel de Güemes, ha llegado a nuestra ciudad, el Dr. Manuel de Anchorena, con el propósito de difundir su empeño por la reivindicación de la memoria de Rosas.

Duro contraste el del recuerdo del patriota salteño que perdió su vida en la lucha por la libertad de la patria, y del hombre que osó mancillar esa sagrada libertad, enrojeciendo con sangre argentina el rostro limpio de la patria joven.

Y mañana, es el “Día de la Bandera”, en que el pueblo venera la memoria de su creador, el inmortal Manuel Belgrano tan vinculado al suelo de Salta donde alcanzó con la batalla del 20 de Febrero, el triunfo definitivo para las armas de la patria-, mañana precisamente, cuando los jóvenes soldados respondan con el enérgico: ¡Sí Juro! de fidelidad, habrá quien estará exaltando el nombre del que también osó tapar el celeste y blanco de la enseña patria, con el trapo color punzó que complacía su naturaleza paranoica.

Además, tenemos ante los ojos una correspondencia autógrafa de la época, dirigida al entonces gobernador de la provincia de Salta, don Manuel Solá de los gobernadores Bernabé Piedrabuena, de Tucumán; Roque Alvarado, de Jujuy; José Cubas, de Catamarca; Tomás Brizuela, de La Rioja; Juan Francisco Álvarez, de Córdoba; Felipe Ybarra, de Santiago del Estero; Nazario Benavídes, de San Juan; siendo las primero cinco provincias que se coaligaron en la organización conocida como : “La Liga del Norte contra Rosas”.

Entre el gran número de cartas, las hay firmadas por el general Lavalle; el general La Madrid; Marco M. Avellaneda; , Crisóstomo Álvarez y Vicente Fidel López y otros muchos. Y desde el exterior, a donde se habían expatriado por la situación del país, escribían: Facundo de Zuviría desde La Paz y luego desde Chuquisaca; el general Rudecindo Alvarado, desde Sucre; Feliz Frías y Juan Bautista Alberdi desde Valparaíso; Domingo

Faustino Sarmiento desde Chile; Guillermo Billinghurst desde Arica; Marco Salomé Zorrilla desde Sucre y otros más, ansiosos por el logro del derrocamiento de la tiranía.
Argentinos ilustres todos, reconocidos como grandes patriotas, habiendo alcanzado algunos la jerarquía de próceres. ¿Podían haberse equivocados al juzgar a Rosas y a su gobierno como lo hicieron?

A solo poco más de 100 años de esos sucesos, de los cuales quedó constancia fidedigna, y que por lo tanto no son leyendas, resulta difícil comprender actitud como la que la que comentamos”.

Firmado: Emma Solá de Solá.

Emma Solá de Solá

A esta primera solicitada, el Dr. Tomás de Anchorena respondió de esta manera:

OPORTUNIDAD

“Ante la inquietud manifestada por la señora Emma Solá de Solá, en la solicitada aparecida en El Tribuno con motivo de mi visita a la ciudad de Salta, debo decirle que ella está en contradicción con la tradicional hospitalidad de la tierra del general Güemes, puesta de manifiesto en la presencia y apoyo a los distintos actos programados por el Centro Federal de Salta. Pero, distinguida dama, no se inquiete Usted, pues, no ha conseguido ofenderme, dado que para un caballero siempre tiene vigencia aquello de: “Manos blancas no ofenden”.
Por supuesto que en el “Día de la Bandera”, no podemos desconocer que la enseña del General Belgrano fue, también, la de don Juan Manuel de Rosas, pues él la defendió en la Vuelta de Obligado contra las pretensiones de las dos potencias más grandes de la Tierra a las que obligó a rendirle honores con 21 cañonazos. Fue esa misma bandera la que flameó en contra de la invasión del Brasil Imperial en la batalla de Caseros y que fue arriada por la oligarquía que Usted tan cándidamente pretende representar. Son los mismos que la han seguido entregando posteriormente al extranjero de una manera más sutil, ahora, a través del enajenamiento de nuestro patrimonio cultural, económico y político.

En lo que hace al color punzó, este se conjuga perfectamente con los colores patrios. Basta recordar que la enseña de Artigas era azul y blanca con franja punzó en diagonal, y también en Salta, el color de la divisa del general Güemes fue de color punzó, como así también el uniforme de sus “Infernales”, que es del mismo color del poncho criollo que usan nuestros gauchos salteños en la actualidad.

Con referencia a los supuestos próceres de la historia oficial que Usted menciona, manifestando que: “habiendo algunos alcanzado la jerarquía de próceres. ¡Podrían haberse equivocados al juzgar a Rosas y a su gobierno como lo hicieron!”. Es suficiente recordar que el Padre de la Patria, don José de San Martín, le legó a don Juan Manuel la espada que lo acompañara gloriosamente en la lucha por la libertad americana.

Las banderas que nosotros heredamos de San Martín, Güemes, Rosas y Perón, y que hoy levantamos a lo largo y a lo ancho del país a través de distintos Centros Federales, nunca podrán ser inoportunas, porque poseen la permanente vigencia de la Argentina federal y popular, y que inexorablemente, será la Argentina del mañana”.

Manuel de Anchorena

Fdo. Manuel de Anchorena
Presidente del Centro Federal Nacional

Finalmente, cuatro días después, doña Emma Solá de Solá publica la tercera y última solicitada, la cual obtuvo como respuesta solo el silencio del Dr. Anchorena. Leamos pues:

PERENNIDAD

“De la Solicitada aparecida ayer con el título “Oportunidad”, paso por alto muchos párrafos, por la fragilidad de sus argumentos, a los que sería fácil replicar con múltiples, conocidas y sólidas verdades y las alusiones personales , que no tomo en cuenta. Me limitaré a recordar algunos de los que fueron “los supuestos próceres de la historia oficial que Ud. menciona”, según dicen sus palabras.

Facundo de Zuviría, salteño ejemplar, como presidente de la Convención Constituyente que sancionara la Constitución Nacional, dio un ejemplo a las generaciones de argentinos al prestar acatamiento a nuestra Ley fundamental, no obstante no haber coincidido con la mayoría, pues entendía que no era el momento oportuno para dictar la Constitución. Su gesto testimonia la fuerza moral de su conducta y no ha sido cabalmente interpretado por aquellos que prefieren postrarse ante los tiranos antes que reverenciar el mandato de la ley.

Juan Bautista Alberdi, tucumano, el formidable autor del “Crimen de la Guerra”, quizá el más profundo de los pensadores argentinos, ha aportado a nuestra patria el sentido civil de nuestra organización institucional, depurado de dogmatismos e intolerancias. Los que históricamente justificaron la persecución por razones raciales o religiosas y todavía ansían la utopía de una raza superior, o la implantación de corporativismos, tampoco le perdonan a Alberdi su definida militancia democrática.

Sarmiento, el genial sanjuanino, fue el inspirador de nuestra educación pública, columna vertebral de la formación de las sucesivas generaciones de argentinos, entro de los valores de nuestra auténtica ideología nacional: la democracia republicana. Los idólatras de todas las autocracias, cualquiera sea su color, no le perdonan a Sarmiento este formidable aporte a la cultura nacional, valladar ante el cual se han estrellado todas las tiranías.

Por conocidas y extensas no juzgo oportuno recordar la actuación de los guerreros próceres. Los generales Lavalle, La Madrid, Alvarado, a los que uno el recuerdo de tantos argentinos que por la dignidad de la patria perdieron sus bienes o sus vidas; aunque sería difícil que actualmente se gestaran próceres con alguna técnica patriotera, más cómoda y fructífera.

En cuanto al párrafo final de su solicitada donde dice: “Las banderas que nosotros heredamos de San Martín, Güemes, Rosas y Perón. Confieso “cándidamente” que creo que existe una única bandera: la celeste y blanca, creación del general Belgrano y un único nombre: República Argentina, emblema y denominación de gloriosa perennidad.

Releyendo sus últimas líneas, donde enfáticamente proclama “la vigencia de la Argentina federal y popular y que inexorablemente será la Argentina del mañana”, expresa una desembozada ambición, que encumbre una amenaza en contra de nuestro espíritu nacional”.

Fdo. Emma Solá de Solá. 
Salta, 25 de junio de 1970. 

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