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“Conocer esa riqueza del folclore argentino, es todo un proceso”

En Buenos Aires, se animó a actuar sola en un escenario. Claro que tenía experiencia, pero como cantante y no como actriz. Al frente de “La enamorada”, un unipersonal escrito por Santiago Loza, dirigido por Guillermo Cacace y producido por Romina Chepe, la artista mexicana Julieta Venegas se lució en El Picadero mostrando otra faceta. Y le gustó. Este año, el confinamiento también le abrió nuevas oportunidades: encontrarse más con las amigas que están lejos, y retomar sus clases de yoga a la distancia. 
Lunes, 24 de agosto de 2020 19:47

 

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¿Cómo conectaste con lo virtual en los últimos meses?

En un principio tenía total rechazo, pero ahora ya hacemos videollamadas con mi familia en México, con amigas en Tijuana. Ahora ya socialmente me resulta tan natural decirles a unas amigas en México “juntémonos hoy”. Es algo que jamás lo hacíamos cuando yo vivía en la ciudad porque es tan grande la ciudad de México que era muy complicado juntarse. Ahora esta cuestión de poder encontrarnos en una pantalla resulta rara, pero me gusta. Quisiera no perderlo cuando volvamos a la normalidad, aunque luego ya empieza la vida diaria y te pierdes en una vorágine. Son espacios para platicar con la gente que quiero y darme ese tiempo, ver a mi familia una vez por semana. Con mis amigas y mis amigos de acá no lo hacemos porque ya estamos pensando que nos vamos a poder ver en una semana, dos, aunque no se ha podido todavía. Hay como una cuestión para mí, en mi cabeza, con los que están lejos de “veámonos un rato” y estamos en lo mismo ¡todo el mundo! Mis papás, mis amigas, nosotros.

Sos admiradora de la poeta Mary Oliver, que tiene un estilo muy naturalista, sin metáforas, ¿en qué cosas encontrás un paralelo con tu obra, con tus canciones?

Siempre digo que leerla me hace querer ser mejor persona porque es muy hermosa su manera de percibir, de contar, esa sencillez y esa emotividad con la naturaleza, te hace sentir como si estuvieras en un bosque o viendo a un animalito, hay algo que es muy bello. Y sí me identifico mucho con ella y con otras poetas con las que siento que conecto como Wislawa Szymborska o Mirta Rosenberg. Me gusta esta cosa directa de sentir a alguien dirigiéndose de una manera que me emociona un montón.

El teatro, el mundo virtual, son espacios nuevos que fuiste conquistando. ¿Qué otros espacios nuevos fuiste encontrando últimamente?

Cuando empezó la cuarentena yo no tenía ningún tipo de equipo para grabarme, así que me enfoqué en escribir. También estoy tomando clases de yoga con mi hermana en México. Había hecho yoga hace años y no había retomado hasta ahora, también tenía años queriendo hacer meditación y lo estoy haciendo a diario desde hace varios meses. Eso cambió mi estado y me generó una sensación de poder soltar, de aceptación. Yo soy de ponerme dura y de querer entender y quizás no hay que entender mucho, solo hay que tratar de soltarnos un poco y aprender en este momento.

 

 

 

Pasaste de vivir en Ciudad de México a vivir en Buenos Aires que también es una gran ciudad, ¿por qué seguís eligiendo vivir en una urbe?

Me gustan mucho las ciudades, aunque yo no sé si diría que Buenos Aires es grande comparada con la Ciudad de México. Hay una gran diferencia, yo lo vivo como que vine a un lugar más accesible y más chico, aunque acá todo el mundo me dice “¿cómo vas a decir que esta es una ciudad chica? ¡Buenos Aires es una locura!”. Y yo digo sí, pero la Ciudad de México es un nivel de locura que te afecta en todo: la contaminación, el tráfico, cómo moverte. Es todo un paquete muy grande que a mí me abrumó, creo que los últimos dos años en Ciudad de México yo ya estaba muy agobiada porque además criar a una hija ahí es fuerte. Así que cuando el papá de mi hija me dijo que se venía para acá, dije listo vámonos. Y conocí a mi pareja cuando ya el papá de mi hija tenía decidido venirse así que todo me empujó hacia acá. Estoy súper contenta. En Buenos Aires la gente es muy abierta, te cuenta cosas, son muy metidos, es muy divertido eso, cuando vas en un transporte, hay una cosa de cuidarse que es muy lindo. Hay una gran solidaridad. Me encanta la gente de acá y en estos días lindos me gustaría, por ejemplo, poder estar en una plaza.

Cantaste la canción “Sabiéndose de los descalzos” junto a Mercedes Sosa en su disco Cantora. ¿Cómo conectás y cómo llegás al folclore argentino?

La verdad es que me había llegado muy poco y yo conocía poco y nada del folclore argentino, lo he ido conociendo con amigas que me pasan canciones. Voy conociendo poco a poco estando aquí y se me hace bonito porque es muy diferente al folclore que se hace en México. Esta cosa de volver a la guitarra y tantos ritmos que tienen. Conocer esa riqueza es un proceso, no me considero para nada experta, simplemente me sorprendo cada vez que escucho a alguien nuevo. El bombo legüero me parece hermoso y procuro utilizarlo mucho, ya lo usé cuando hice el unplugged y ahora con las últimas canciones que grabé también he usado bombo. Creo que tiene una dinámica muy bonita.

Aunque estés instalada en Argentina, las raíces mexicanas siguen siendo muy fuertes en tu música. Colaboraste con Bronco, una banda que ya tiene 40 años de carrera, ¿qué seguís encontrando en la música regional de tu país que no encontrás en otros estilos?

Yo amo a Bronco. Este grupo me recuerda a cuando llegué a la Ciudad de México y andaba en transporte público y los escuchaba todo el tiempo. Tener 21 años, no tener idea de qué estaba haciendo ahí. Y escuchar a Bronco o a Selena era escuchar artistas que en ese momento me aterrizaban, era una manera de encontrar guías.
 

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