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Bioeconomía: la vaca está viva

Viernes, 07 de agosto de 2020 21:25

La política económica que se apresta a lanzar el presidente Alberto Fernández centrada en el sector agroalimentario, con especial énfasis en la “Vaca Viva” término creado por Fernando Vilella para referirse a la bioeconomía, con eje en la agroindustria, liderada por la biotecnología más avanzada que encarna Bioceres, empresa high tech que cotiza en Wall Street y se encuentra entre las primeras del mundo transforma a la Argentina en una de las cabezas de la Cuarta Revolución Industrial en su dimensión biológica en esta etapa del siglo XXI.

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La política económica que se apresta a lanzar el presidente Alberto Fernández centrada en el sector agroalimentario, con especial énfasis en la “Vaca Viva” término creado por Fernando Vilella para referirse a la bioeconomía, con eje en la agroindustria, liderada por la biotecnología más avanzada que encarna Bioceres, empresa high tech que cotiza en Wall Street y se encuentra entre las primeras del mundo transforma a la Argentina en una de las cabezas de la Cuarta Revolución Industrial en su dimensión biológica en esta etapa del siglo XXI.

La esencia de la bioeconomía es su condición industrial, capaz de transformar incesantemente la producción primaria en bienes de alto valor agregado y elevados precios. 

Es crucial comprender la nueva política de Alberto Fernández de afuera hacia adentro, guiada por el criterio estricto de necesidad.

Lo primero es advertir que la economía global se encuentra en un proceso acelerado de recuperación, tras salir indemne en términos orgánicos de la pandemia del coronavirus; y lo hace estimulada por las tasas de interés más bajas de la historia (los títulos del Tesoro a 10 años rindieron +0.56% anual la semana pasada).

Hay que agregar que la Argentina solo puede participar de esta fase de ascenso global a través y con el impulso del sector agroalimentario (bioeconomia / Vaca Viva).

El punto central que ofrece el sistema global en la etapa pospandemia es que EEUU surge como la expresión más acabada del poder mundial en este momento histórico (el poder combinado político, económico, financiero, tecnológico, militar- de EEUU hoy es de lejos el más importante del mundo).

La potencia global norteamericana se presenta en América Latina en este momento con la candidatura de Mauricio ClaverCarone a la presidencia del BID (Banco Interamericano de Desarrollo). 

ClaverCarone cuenta con el respaldo de 15 países latinoamericanos incluyendo México (Andrés López Obrador /AMLO). Otros 6 lo darán a conocer en las próximas 2 semanas. En América del Sur lo apoyan Uruguay, Brasil, Paraguay y Colombia, entre otros, lo que parece asegurar el resultado de la elección que tendrá lugar en septiembre.

Andrés López Obrador acaba de sellar en Washington con Donald Trump un acuerdo estratégico integral con EEUU, y se ha transformado en el principal aliado del presidente norteamericano en México. 

El objetivo no es atraer inversiones de bajo costo laboral, centradas en los recursos naturales, sino, siguiendo lo establecido en el nuevo Nafta, acercar en términos reales el nivel salarial de EEUU y América Latina.

La clave de la “Vaca Viva” hoy son las exportaciones de carne, que se han duplicado este último año y en más de un 70% se dirigen a la República Popular, donde lo esencial es la producción y el consumo de carne de cerdo.

China es el eje del consumo mundial de carnes (más del 50% del total mundial) en una tendencia creciente vinculada al aumento del ingreso per cápita de su población (US$ 10.000 anuales), liderado por su nueva clase media de 440 millones de integrantes con ingresos comparables a los norteamericanos (US$ 35.000 / US$ 45.000 por año). 

En 2 semanas, se firma un acuerdo con China para invertir US$ 3.500 millones en 2 / 3 años (como parte de un total de US$ 28.000 millones a desplegar en 8 años), con el objetivo de construir 20 unidades productivas y plantas frigoríficas de carne porcina destinada a ser exportada a la Republica Popular por más de US$ 20.000 millones anuales. Este extraordinario proyecto, absolutamente transformador, se origina en Biogénesis Bagó / Hugo Sigman.

China le compra a EEUU este año más de US$ 50.000 millones de productos agroalimentarios, el triple de lo que adquirió en 2018.

En breve, la competencia estratégica entre EEUU y China está centrada en el dominio de la tecnología de avanzada de la Cuarta Revolución industrial (Huawei), no en el mercado de los productos agroalimentarios.

Esto significa que la Argentina no está obligada a optar entre China y EEUU en el negocio global del intercambio de alimentos. Todo lo contrario. Nada de esto afecta las exportaciones de carne a la República Popular. Y menos aún las inversiones chinas a la producción de carne porcina a la Argentina, que es una señal extraordinariamente positiva para la recuperación de la economía del país.

El lenguaje de los hombres de Estado es el de la necesidad y el interés nacional, no el de la ideología. 

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