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Video. “Eutopia muestra que con tecnología se produce con calidad”

Entrevista con el diseñador industrial salteño Francisco Gómez Paz.
Miércoles, 09 de septiembre de 2020 23:14

Recién recibido de diseñador industrial en la Universidad de Córdoba, Francisco Gómez Paz partió en 1998 rumbo a Milán para cursar una maestría en la prestigiosa academia Domus y, desde ese momento, nunca dejó de brillar. Hace un tiempo que es reconocido en el mundo del diseño: Artemide, Driade, Danese, Luceplan y Olivetti son algunas de las empresas que lo eligen por su enfoque creativo y su conocimiento de la tecnología y los materiales. Logró en estos años un Good Design Award, dos Red Dot y el Compasso d’Oro en Milán. En esta ocasión el premio llega a un producto que se produce enteramente en Salta, en sus talleres. En diálogo con El Tribuno, explicó las razones que impulsan a seguir soñando. 

¿Por qué el nombre de Eutopia para este diseño? 

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Recién recibido de diseñador industrial en la Universidad de Córdoba, Francisco Gómez Paz partió en 1998 rumbo a Milán para cursar una maestría en la prestigiosa academia Domus y, desde ese momento, nunca dejó de brillar. Hace un tiempo que es reconocido en el mundo del diseño: Artemide, Driade, Danese, Luceplan y Olivetti son algunas de las empresas que lo eligen por su enfoque creativo y su conocimiento de la tecnología y los materiales. Logró en estos años un Good Design Award, dos Red Dot y el Compasso d’Oro en Milán. En esta ocasión el premio llega a un producto que se produce enteramente en Salta, en sus talleres. En diálogo con El Tribuno, explicó las razones que impulsan a seguir soñando. 

¿Por qué el nombre de Eutopia para este diseño? 

Soy un apasionado de mi profesión. Y mi profesión, bien lo dice el nombre “diseño industrial”, necesita de la industria para poder funcionar. Es un trabajo muy difícil de hacer en Argentina y es por eso que mi trabajo profesional lo realice con empresas en el exterior, donde comprenden lo que significa diseño. Han sido una matriz que ha contenido mis proyectos y que ha sabido acompañarlos y convertirlos en una realidad. Ser diseñador donde no hay industria es una utopía. El trabajo del diseñador queda en una actividad cultural que no tiene la posibilidad de entrar en la sociedad, a través de sus productos, que después se venden y pueden llegar a la gente. Qué es el fin, qué sea usado y mejore en alguna medida la calidad de vida de las personas. Este proyecto se llama Eutopia porque gracias a las nuevas tecnologías, a la llamada cuarta revolución Industrial, que son máquinas semirobotizadas, que tienen la posibilidad de repetir procesos -ya sea impresoras 3D, corte láser, control numérico- y permiten en un pequeño laboratorio como es mi taller producir cosas de calidad a nivel industrial. Esa era mi tesis, mi intuición, que fui transformando en una realidad que se fabrica con estas tecnologías y que le dieron un carácter muy particular que fue muy apreciado en Europa y en este premio. Y como se ha logra unir estas tecnologías que son las fuentes de nacimiento de este objeto y un producto de absoluta calidad. Es un elemento bastante nuevo que es lo que le dio la notoriedad a este proyecto. 

Eutopia, mágica en los Salares Grandes. 

La producción de la silla Eutopia, ¿se hace enteramente en Salta?

Sí, se hace en Salta. En poca serie, se fabrica a pedido. Es una silla que exportamos a Italia, Estados Unidos y otras partes del mundo. Es una silla que se vende en varios lugares de Argentina. Es un producto enteramente industrial. Cada pieza es igual a la anterior. Cada parte está producido en serie. 

¿Hubo complicaciones en la obtención de los materiales? 

Fue muy complejo conseguir los materiales. De hecho tuve que hacer materiales a medida. Uno de los materiales estuve dos años buscándolo en Argentina, que es el laminado que utilizo y terminé fabricándolo a medida para poder hacerlo en serie. Fue uno de los problemas más complejos para resolver. Los materiales no llegan desde Salta, vienen desde Rosario y el Litoral. 

Francisco, en su taller, junto a su mascota.

¿Qué te impulsa a mantener la producción de tus productos en Salta?

Sostengo que es factible hacer ese tipo de cosas, ni importa el contexto donde te encuentres. Uno de los problemas era por ejemplo el lograr proveerse de las máquinas necesarias y con el tiempo he logrado resolverlo. Mi idea es que siga haciéndose en Salta, pero bueno también depende de los andares de nuestro país, que tiene sus altibajos y complicaciones. 

En pandemia y con cuarentenas internacionales, ¿cómo fue llegar hasta Milán? Fue una locura porque no sabía si iba a poder llegar. Logré conseguir un pasaje de un vuelo que sale una vez a la semana para Europa. Hice Salta-Buenos Aires en vehículo, tratando de pasar las provincias con todos los permisos y con los test de COVID ante de salir. Pero aquí estoy. Llegué y con tiempo para hacer la cuarentena acá e hice un test de COVID aquí, pero valió la pena. 

 

 

 

 

¿Cómo es Il Compasso d’Oro, en Milán?

Es un concurso que fue instaurado en los años 50 por Gio Ponti y tiene un peso internacional único e histórico. Es muy lindo en el sentido del nombre y el premio es un compás de oro. Tiene un peso muy grande en rubro del diseño. Tuve la suerte de ganarlo hace 10 años atrás, era uno de los sueños de mi vida. Lo gané con una lámpara que se llama Hope, que se fabrica en Europa. Pero en esta ocasión es especial para mí, es el haberlo logrado con una empresa argentina, hecho desde Argentina. Muchas veces me pasa que la gente me dice: “qué lindo lo que se puede hacer con empresas de afuera”. Pero creo que el diseño bien hecho puede vivir en cualquier lugar. Entonces mi desafío era tratar de ver si desde mi Salta, desde Argentina podría hacer un proyecto de calidad internacional. Este premio lo ratifica. Ratifica que esa idea era válida y que sí se puede. 

¿Hace cuánto estás entre Salta y Europa?

Viví 16 años seguidos en Milán y hace 5 años que vivo entre Salta y Milán. Decidí vivir entre estos dos lugares. Tuve motivos personales. Quería que mis hijas conocieran mi cultura, después surgió la idea de realizar este proyecto. Comencé con el desarrollo y fue muy largo y junto a un amigo. Tuve la fortuna de encontrar esta oportunidad, de encontrar a un amigo de la infancia, y queríamos hacer algo en la Argentina. Comenzamos con esa aventura hace tres años atrás, la presenté en el Salón del Mueble de Milán, tuvimos mucho éxito y como este año permite presentar los mejores proyectos de los dos últimos años, es que los están premiando en este momento. Es algo increíble. 

¿Cuál es el próximo desafío?

Es seguir soñando, seguir disfrutando de mi trabajo, como lo que hago todos los días de mi vida. Creo que uno nunca llega si ama hacer este trabajo, que te tiene ocupado toda la vida. El desafío es no perder esa pasión, esa motivación y esa capacidad de sorpresa. Ideas nuevas siempre vienen, una tras otra y una siempre las trata de desarrollar, pero tiene que cambiar la matriz que te hizo llegar hasta acá. Creo que es lo más importante. 

Esperamos tu regreso a Salta

Muchas gracias a ustedes y nos vemos.

Cerca de las 2 de la mañana en Milán. Las 20 en Salta. Luego de un día cargado de emociones Francisco Gómez Paz se tomó un tiempo para dialogar con El Tribuno y contar la semana cargada de novedades y buenos momentos. Esta es la segunda ocasión que Francisco Gómez Paz obtiene el Il Compasso d’ Oro, pero como él dijo la emociones fueron diferentes. 
La primera oportunidad se dio hace 10 años con Hope, una lámpara que utiliza cientos de piezas de cristal que multiplican y difunden la luz en diferentes direcciones. En aquel momento el desafío fue desarrollar una nueva y contemporánea propuesta con un diseño atemporal, que permita transformar los pesados y frágiles cristales de las arañas de estilo antiguo, en una pieza que capture y refleje la luz de igual forma. Luego de una prolongada investigación sobre cuestiones creativas y técnicas, nace Hope, para la empresa Luceplan.

El premio más antiguo del diseño

El premio Compasso d’Oro, el más antiguo galardón de diseño del mundo, fue creado a comienzos de la década de 1950 por el famoso diseñador milanés Gio Ponti y se ha convertido hoy en uno de los premios más importantes en el ámbito del diseño industrial. Al final de los años 40, La Rinascente, unos grandes almacenes de Milán, se dotó de un departamento de investigación. El coordinador del departamento de publicidad fue el famoso gráfico Albe Steiner, que en octubre de 1953 decidió organizar la exhibición Estética del prodotto, seleccionando una serie de objetos con la marca Rinascente. 

En 1954, La Rinascente realizó la primera edición del premio Compasso d’Oro en la X Triennale de Milán.

Albe Steiner fue quien durante una reunión, extrajo del bolsillo el compás de Goeringer, que la escultora Jenni Mucchi le había donado. De este modo se encontró el nombre “Il Compasso d’Oro”.

El mismo Steiner diseñó el logo del premio. 

El logo del premio no ha sido modificado desde entonces y es hoy una marca inconfundible de calidady rigor.

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