El 6 de enero se vivió una hermosa jornada de Reyes en los cerros de la Quebrada del Toro, como en los tiempos del padre Chifri, dado que un grupo de amigos de la Fundación Alfarcito se hizo presente en el paraje El Rosal, donde repartió juguetes a los niños de la zona.
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El 6 de enero se vivió una hermosa jornada de Reyes en los cerros de la Quebrada del Toro, como en los tiempos del padre Chifri, dado que un grupo de amigos de la Fundación Alfarcito se hizo presente en el paraje El Rosal, donde repartió juguetes a los niños de la zona.
"En Salta llovió toda la noche y la mañana, en el camino parecía que íbamos a correr igual suerte, pero la tormenta se corría a medida que nos aproximábamos a nuestro destino", contó uno de los integrantes del grupo.
"Gracias a nuestro amigo Aldo Palacios, director de la escuela de El Rosal, pudimos hacer nuestro primer alto y entregar los regalos a los pequeños que viven cerca del lugar, las caritas de los niños era conmovedora al ver a los reyes en persona", agregó.
"El cielo era amenazante y daba la sensación que no íbamos a poder continuar, pero decidimos seguir la marcha. Nuevamente pudimos sentir la presencia espiritual del padre Chifri, las nubes desaparecieron y un sol esplendoroso nos acompañó durante el resto de la tarde", relató satisfecha.
"Al llegar a cada hogar podíamos ver el pasto y un poco de agua que dejaban los niños para los visitantes tan esperados. Los pequeños salían corriendo al encuentro y quedaban maravillados al ver los Reyes. La mamá y las hermanas de Chifri nos prestaron al Niño Jesús, que fuera bendecido por él y con el que visitara las familias de los cerros para rezar. Aprovechamos para llevarlo a cada hogar", recordó la integrante del grupo.