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“El trabajo artesanal tiene que tener un mensaje”

Noemí “Mimí” Tejerina, ceramista de miniaturas.
Domingo, 10 de enero de 2021 02:07

Noemí Tejerina es más conocida como “Mimí”, la artesana que realiza miniaturas en cerámicas. Tiene actualmente 55 años de edad y trabaja en el barro desde los 25; es decir que lleva unos 30 años haciendo su trabajo.

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Noemí Tejerina es más conocida como “Mimí”, la artesana que realiza miniaturas en cerámicas. Tiene actualmente 55 años de edad y trabaja en el barro desde los 25; es decir que lleva unos 30 años haciendo su trabajo.

Para ella es un trabajo con sus avatares, sus rutinas, horarios, descansos y ritmos. Es evidente la dedicación al oficio en sus tiempos y sus espacios. El Tribuno ingresó en esa cápsula amplia que es su taller, su cocina, mesa de comer diaria y recepción de amigos y amigas, todo junto a la vez y es claro que pregona su discurso con la consecuencia de su vida.

“Yo aprendí a trabajar de ceramista con amigos. Tuve la oportunidad de conocer al Colo Cassina, a Hugo Nadalino y a Rafael González Bonorino, quienes fueron mis maestros en el oficio y en la vida; estaré eternamente agradecida a ellos por todas las enseñanzas. La lección número 1 me la dio Nadalino y es la siguiente: hay que hacer bien el trabajo. Ante la duda o algo que está mal hay que volver a empezar. Y eso cambia todas las concepciones y prejuicios que se entretejen sobre el trabajo artesano”, dijo Mimí en la media mañana dormida de cualquier día.

La lección número 1 de Nadalino es disruptiva porque va en contra de muchas modas actuales del denominado “mercado laboral”. Va en contra en primer lugar del precepto del emprendedurismo que hace gala del rendimiento. Para Mimí, y muchos otros artesanos, el trabajo manual debe acercarse a la perfección.

“Para eso se necesita tiempo. Muchas horas dedicadas al trabajo”, dijo como segundo marco de pensamiento, lo cual va en contra de la creencia popular, representación social con olor a prejuicio que dice que los “artesanos son vagos” o “que no hacen nada”. 

“Hay que tener una rutina, horarios, dedicación como cualquier otro trabajo, quizás más de 8 horas diarias”, aseguró.

Lo que también se está discutiendo dentro del mundo de los artesanos es la significación. Si bien presenta en cierta vidriera del anacronismo, de cultura popular, de conocimientos ancestrales, Mimí sostiene que “el trabajo artesanal debe decir algo para el futuro; tiene que tener un mensaje definitivamente”, dijo.

De a poco va entramando el rol social del oficio del artesano.

Ese “algo para decir” tiene que mantener lo lúdico como premisa. El trabajo manual de tantas horas debe tener el juego como elemento transversal que haga que finalmente llegue a ese “algo para decir.

Hay que aclarar que estas son todas ideas que se debaten dentro del microcosmo artesanal.

Ella lo entiende, lo vive, lo sufre quizás, y lo experimenta porque es una activa militante de las organizaciones sociales en donde lo artesanal es considerado un ámbito sustentable para las economías familiares.

Es un debate político fuerte que se discute en las diferentes mesas.

Ella comenzó a trabajar orgánicamente en 2008 a través de los programas de microcréditos para artesanos. Por ese trabajo comenzó a vincularse con las organizaciones de artesanos de San Antonio de los Cobres, Cachi, El Colte, Iruya y Cafayate. “Eso me permitió encontrarme con otras formas de trabajo”. 

Se encontró con otras personas, con otros pensamientos, otras teorías, metodologías, estrategias de lucha. En ese camino encontró a Waldo Torres.

Ese ser luminoso que abandonó este mundo conocido muy joven, pero que dejó toda su gran experiencia organizativa, de territorio y trabajo social, comunitario, solidario y colectivo, le dio el aditivo perfecto al mundo artesano que fue la idea de luchar por sus propios derechos.

Con Waldo, Mimí y las organizaciones, la idea de crear un colectivo que trabaje con conciencia de clase artesanal se hizo realidad.

Así se armó el “Punto Artesanal”, que es un espacio de venta al público de lo que producen nuestros trabajadores salteños. Es una feria, con otro formato al del callejero, que funciona desde septiembre de 2018 en Galería El Palacio, primer piso, en calle Mitre 37.

“Nosotros funcionamos no como puestos individuales sino como islas. Cada isla es un puesto solidario de una organización en donde nos turnamos para atender”, explicó Mimí. Desde sus posturas sobre el trabajo artesano se entiende por qué si se tienen que dedicar tantas horas a perfeccionar el trabajo, el gran punto flojo es la venta de lo que se produce. 

Ahí es donde entra la organización colectiva y solidaria como respuesta al problema de la diversificación.

Entonces todas y todos venden los vinos de la cooperativa Trassoles, los condimentos de Fuerte Alto cacheño, las semillas orgánicas de Tilcara, los productos de Jasimaná o del Camino de los Artesanos Calchaquíes.

Entonces hay que diferenciar claramente las dos tareas. Por un lado lo específico del trabajo artesanal con sus dedicaciones, sus horas en el taller, y por otro el trabajo de las organizaciones, asociaciones y cooperativas produciendo de manera colectiva y sin intermediarios.

“Prefiero trabajar por las noches”

La artesana se quedó con sus cholitas, con sus bandas de música con los sikuris, bombos y guitarras; las iglesias de la Puna y las pinturas inyectores, jeringas apoyadas en una mesa por donde entra el sol de la mañana que no utiliza.

“Yo prefiero comenzar a trabajar a la tarde y que me agarre la noche hasta cuando quiera. La imaginación y la inspiración comienzan cuando se pone el sol”, dijo la artesana.

El torno del Waldo, el horno eléctrico y un arte-facto de madera de Bonorino, los perros que la aman, más otros regalos que se muestran con nombres y apellidos, conforman ese mundo de arcilla y pinturas que le permiten jugar todo el tiempo con palabras, las manos y los recuerdos.

Punto Artesanal

La noticia de la semana es que Punto Artesanal reabre el 12 de enero. La reapertura llega luego de 10 meses que fue cerrado por cuarentena. La misma se realizará a las 10 y funcionará hasta las 21.30, todos los días, en el 1er. piso de Galerías El Palacio, Mitre 37.

“Creemos en lo colectivo, eso nos sostiene, creamos la urdimbre para dignificar nuestros oficios que son parte de la cultura popular de nuestro pueblo. Eso exige organización y participación. En eso estamos. Además, nos vamos a cuidar entre todos y todas respetando los protocolos”, dijo Tejerina.

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