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16 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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“Esta pandemia nos llevó a pensar el valor de la cultura y la educación”

El profesor Roberto Salvatierra, director de Pro Cultura Salta, analizó cómo el tiempo pandémico incidió en la actividad cultural de la provincia. 
Lunes, 11 de enero de 2021 21:03

Roberto Salvatierra es profesor de Letras especializado en Lingüística, poeta y ensayista. Secretario de Pro Cultura Salta (Mitre 331) desde 2003, asumió la presidencia de la institución en 2017. 
Comprometido con el arte, la educación y el impulso a artistas locales, dialogó con este medio acerca de cómo espacios como el que dirige ensayaron todo tipo de artilugios para no cortar el lazo con el público, y, al hacerlo, generaron una trama de experiencias que abrieron paso a flamantes paradigmas cuya permanencia evaluará la posteridad. 

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Roberto Salvatierra es profesor de Letras especializado en Lingüística, poeta y ensayista. Secretario de Pro Cultura Salta (Mitre 331) desde 2003, asumió la presidencia de la institución en 2017. 
Comprometido con el arte, la educación y el impulso a artistas locales, dialogó con este medio acerca de cómo espacios como el que dirige ensayaron todo tipo de artilugios para no cortar el lazo con el público, y, al hacerlo, generaron una trama de experiencias que abrieron paso a flamantes paradigmas cuya permanencia evaluará la posteridad. 

¿Cómo enfrentó Pro Cultura Salta estos difíciles meses en los que la materialidad quedó en suspenso? 
Las instituciones como Pro Cultura Salta, asociaciones y centros culturales independientes se han visto ante una situación inédita desde marzo del 2020 hasta ahora mismo, porque pasaron de ser un espacio social de encuentro a ser un posible lugar de riego y contagio de coronavirus. Cerrar las puertas y restringir las actividades implicó también buscar nuevas maneras de continuar en contacto con la gente y los artistas. Tuvimos que reinventarnos para afrontar este nuevo desafío.
La muestras, las presentaciones y las conferencias presenciales ahora pertenecen al pasado lejano, el contacto real pasó a ser virtual y todo cambió, también la noción del tiempo y el espacio.
Estos meses que pasaron nos llevaron a planificar y reflexionar sobre cuál debe ser el lugar que ocupará una institución de estas características (independiente, autogestionada y sin fines de lucro) en el nuevo concepto de cultura. Cuál será el frente de búsqueda.
Tuvimos que suspender la cuadragésimo cuarta edición del Abril Cultural en 2020, ya con toda una programación de actividades y que tenía como tema central la revalorización cultural de nuestros pueblos originarios. Teníamos programado un festival de cine de nuevos realizadores, una muestra colectiva de grandes plásticos y tanta otras actividades que quedaron agendadas como una expresión inconclusa y con una sensación de frustración para todos los que trabajamos de manera conjunta: instituciones, fundaciones, protagonistas, gestores y activistas de distintas comunidades. Por primera vez desde que fue creado en 1976, el Abril Cultural Salteño se suspendió, cosa que ni siquiera había ocurrido en los peores y difíciles años de la censura y vigilancia autorizada, y pasó en el 2020.

Entonces coincide en que se visibilizó el rol que cumplen estas instituciones en la ampliación del espacio público y la reconstrucción de lazos sociales...
Si algo tenemos que agradecer a esta pandemia es que nos llevó a pensar cuál es el valor de la cultura y la educación, lo clave y lo prioritario de su supervivencia para que tengamos un futuro hecho de conciencia real sobre los verdaderos problemas del hombre: el cuidado de nuestra naturaleza y el medio ambiente.
Pocas cosas tuvieron protagonismo en el 2020, pero el trabajo y la función para la cual fue creada Pro Cultura no ha cesado y formamos una comisión de trabajo junto al Ente Regulador de los Servicios Públicos (ENRESP). Firmamos un convenio de acciones conjuntas y elaboramos lo que se dio en llamar Proyecto Paqari (“naturaleza” en quechua), proyecto en el cual nos comprometimos a insertar a través de las realizaciones del arte, toda una problemática que necesita crear educación y conciencia entre los niños y jóvenes sobre el cuidado de nuestros recursos y fuentes naturales. Para ello planificamos una campaña de difusión a través de la recuperación del patrimonio documental fotográfico para este año, concursos y presentaciones y muestras con una participación activa de toda la comunidad en las redes. 

¿Cómo reformular ciclos como el Abril Cultural Salteño, pensado originalmente para el formato presencial, en tanto la virtualidad supone otras condiciones para la producción y el público? ¿Se empezó a prefigurar una escena de convivencia entre ambos soportes, un modelo híbrido de exhibición?
La realización del próximo Abril Cultural está en una encrucijada que no depende de nosotros, sino de la situación de confinamiento y protocolo que nos obligue posiblemente a volver a repetir lo del 2020. Será un año más de postergación y lo terrible será que los artistas se verán nuevamente privados de reencontrarse con la gente, con su público. De toda la sociedad la franja más afectada fue la de los desocupados y quizá, lamentablemente, la de los artistas como los más afectados entre estos. Claro, eso no figura en ninguna curva de seguimiento y gravedad, pero la afectación que provocará en el desarrollo de nuestra cultura será insalvable. Sabemos que en ningún momento de la historia de la humanidad el arte cesó, aun durante las dos guerras mundiales, pero lo que nos sucede ahora es una instancia inédita e imprevisible. Será tanta esa afectación que tardaremos mucho tiempo en darnos cuenta de cuánto.

¿Qué es lo más doloroso que le dejó la pandemia a la cultura salteña? 
En esta pandemia nos han dejado muchos artistas, y tuvimos que despedirlos como nunca ellos se hubiesen merecido y eso fue muy triste, así en silencio y sin fanfarrias. No hubo día en que no hayamos estado de luto, de pérdida. Pro Cultura acompañó a cada una de estas familias y al finalizar diciembre con mucho esfuerzo se realizó, con la participación de nuestro coro, un concierto en homenaje y agradecimiento dedicado a todos aquellos que entregaron su vida para que pudiéramos continuar. Fue un recital emotivo, cargado de sentido, realizado en la Plaza de la Memoria del Colegio de Abogados.

¿También emergió en Salta el encuentro entre pares como una experiencia a la que se quería volver?
No sabemos cómo seguiremos haciéndole frente a lo que viene, todo es incierto; pero creemos que la unión y la solidaridad entre todas las instituciones dedicadas a la cultura es determinante y debemos estar cerca y atentas a salvaguardarnos entre nosotras. Sabemos la importancia de nuestro rol y lo vamos a seguir llevando con dignidad y claridad hasta que esto pase. Es necesario también una señal desde la parte oficial de la cultura, que debe estar a la altura de este desafío, sin improvisaciones y sin pretensiones individuales. El mundo que viene no tiene como frente la acción por sí misma como fuente de producción y mejoramiento o progreso. El mundo que viene es aquel que debe aprender a priorizar las mejores ideas, y para eso necesitamos protagonistas pensantes y una sociedad dispuesta a ser receptiva y valorar la función del arte.

El profesor Salvatierra, además, lleva 32 años desempeñándose como docente en la Escuela de Bellas Artes Tomás Cabrera y el Colegio Nacional Dr. Manuel A. de Castro. Por citar tres hitos de su carrera, dirigió el Proyecto de Radio FM Libre, conducida y producida por internos del Penal de Villa Las Rosas de Salta, desde 1999 a 2010. También organizó y condujo el ciclo de recitales poéticos de autores salteños “Voces Vivas”, con la Secretaría de Cultura de la Provincia durante 2003. Y es fundador y director del Taller Literario del Once, surgido en 1998 y que en la actualidad se hace en Pro Cultura.


¿Cómo surgió el Taller Literario del Once?
El Taller Literario del Once nació en 1998 y tomó ese nombre porque se gestó en aquel tradicional e innovador Café 1140, que fue un espacio inédito de realización en la cultura salteña a partir de los años 80. Allí convergían músicos, filósofos, cantantes, actores, escritores, trashumantes e itinerantes, que se reencontraron en libertad nuevamente y en democracia después de décadas de estar en el anonimato o lejos de la provincia. En ese lugar de encuentro se formó también el espacio literario, como una de las formas naturales y emergentes de un encuentro de café.

¿Soñó con que iba a ser tan prolífico el Taller? 
El Taller lleva hasta ahora más de treinta libros, entre colectivos e individuales publicados desde entonces, entre los que figura el primer libro interactivo y digital de la literatura salteña “Latidos”, editado en 2008. Fueron novelas, relatos, que adquirieron también diferentes formatos a lo largo de los años: postales de poesía, cajas de textos literarios, almanaques autobiográficos y otros más, no solo libros tradicionales. Este mes acabamos de presentar “Coronados de virus”, una publicación colectiva de relatos y poemas de nueve autores en formato de libro digital.

Ahora el formato de taller literario se ha popularizado, ¿cómo fue ser pionero?
El Taller del Once fue el primer taller literario que funcionó de manera constante y regular, destinado a todos aquellos que encontraron en la escritura un sentido y una razón de vivir. Muchos fueron los que pasaron por este espacio de encuentro que continúo aun cuando el Café 1140, que le dio la existencia, hubo desaparecido. Tuvo desde entonces muchos destinos transitorios, la Biblioteca Provincial, librerías, Pro Cultura, espacios alternativos y hubo años en que sucedió hasta en casas particulares.
Muchas son las anécdotas y muchos los escritores que pasaron por el taller. Algunos que se volvieron más famosos que otros y otros que no tanto, otros que ganaron concursos y otros que también los perdieron, que publicaron uno, dos, tres, cuatro o más libros, y otros que nada. Lo importante es que su historia forma parte vital de una realización personal a través de la escritura. Muchos integrantes del taller llevan más de una década vinculados a él. Hubo otros que pasaron sin pena ni gloria y que se dieron cuenta de que una cosa es escribir y otra es hacer literatura. Creo que el Taller del Once fue y es un espacio donde cada uno encontró de sí mismo sus límites y riesgos con la escritura, y supo que era el lugar en donde cada uno tenía que aceptar la verdadera condición de sentirse escritores.

¿Y cómo sobrevivió a 2020?
Pasó de ser físico a ser virtual. La pandemia nos llevó a encontrar otras formas y otros modos de comunicación. El espacio de internet se convirtió en el espacio del encuentro una vez a la semana. Todo sucedió on line, y eso le permitió al taller también tener otro alcance y cumplir con la propuesta de responder el pedido de muchos que se encontraban lejos. Así hubo grupos de talleristas que eran de distintas provincias del país o de Uruguay, Colombia, Brasil. Eso fue quizá lo más enriquecedor, y sobre todo entender que esta forma de comunicación es a la que los talleres literarios, como muchos talleres de arte, deberán acostumbrase que suceda.
El del Once no es un taller más, sino un taller literario con historia y con identidad, y sobre todo con el mismo objetivo desde que nació: “Poner en palabras lo mejor de cada uno”.

La actividad en verano

A micrófono abierto

Músicos, cantantes, escritores, actores, bailarines, cineastas y artistas plásticos compartirán en vivo todos los martes y jueves de enero y febrero su producción durante el aislamiento. Así podrá conocer el público, por las redes de Pro Cultura Salta, un poco más de estos hacedores del arte.

Vacacionarte 2021

Habrá talleres de canto, creatividad, instrumentación, juegos y dibujo durante enero y febrero para niños, jóvenes y adultos. Se ofrecen en forma semipresencial y on line. Los interesados pueden consultar la página web o redes de Pro Cultura Salta. También ir martes y jueves, de 18 a 21, a Mitre 331.
 

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