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VIDEO El desesperado pedido ante un ataque de motochorros: “No tengo nada, no me tiren”

Un vigilador privado corrió por toda la cuadra para evitar que le robaran la mochila. Los delincuentes lo persiguieron y antes de escapar le dispararon.
Jueves, 21 de enero de 2021 09:22

Un dramático intento de asalto ocurrió en la localidad bonaerense de Burzaco. La víctima, un vigilador privado que a esa hora estaba yendo a trabajar, fue sorprendido por dos motochorros y su desesperada reacción quedó grabada por una cámara de seguridad de la cuadra.

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Un dramático intento de asalto ocurrió en la localidad bonaerense de Burzaco. La víctima, un vigilador privado que a esa hora estaba yendo a trabajar, fue sorprendido por dos motochorros y su desesperada reacción quedó grabada por una cámara de seguridad de la cuadra.

“No tengo nada, no tengo nada”, repetía a los gritos el joven que empezó a correr en círculos tratando de esquivar la moto en la que iban los delincuentes. En las imágenes se lo ve detenerse y el terror vuelve a su voz por algo que él puede ver pero la cámara no llega a tomar. Entonces vuelve a gritar: “¡No me tiren!”.

Un segundo después se escucha un fuerte estruendo y los motochorros desaparecen de la vista definitivamente. “Fue un tiro, pararon la moto y el de atrás me disparó”, confirmó esta mañana en Arriba Argentinos (eltrece) Gabriel, la víctima. Aunque ya vio el video varias veces desde entonces, no puede todavía salir de la conmoción.

De acuerdo a su relato sobre esa noche, él iba caminando con su mochila en la espalda por una de las calles principales del barrio. “Ya había visto pasar la moto dos veces”, remarcó, aunque en un primer momento creyó que se trataba de un repartidor. Recién cuando sintió el vehículo acercarse otra vez, y aún sin darse vuelta, supo que venían a robarle y empezó a correr.

“Los escuché volver y subí al cordón”, relató Gabriel, y añadió: “Pensé que ellos no iban a subir”. Pero se equivocó. Los asaltantes no dejaron de perseguirlo incluso esquivando los árboles que había en la vereda para no dejar escapar a su objetivo. 

No obstante, para ese momento, los gritos de la víctima habían alertado a los vecinos que ya empezaban a asomarse por sus ventanas y otros a salir a la calle.

“Hicieron sonar la alarma vecinal”, dijo agradecido. Así fue como los delincuentes se resignaron a tener que huir sin poder quitarle sus pertenencias primero, pero le dispararon igual: “Cuando sentí el tiro me toqué la pierna para ver si me había pegado”. Gabriel no sabe dónde fue a parar el proyectil, pero sabe que se salvó de milagro.

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