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Punto de inflexión para nuestra provincia

Miércoles, 06 de enero de 2021 00:00

Nos encontramos en un punto de inflexión en la historia del siglo XXI no solo para el mundo, sino también para la región y nuestra maravillosa provincia de Salta. Las decisiones que se tomen hoy, en crisis por la pandemia, influirán en nuestro futuro económico, político y cultural. Y si seguimos haciendo lo mismo, obtendremos lo mismo. La "crisis-oportunidad" actual tal vez sirva para asumir que la desunión es un camino inadecuado a transitar. El fortalecimiento de la cooperación dentro del NOA es capital. Debemos escoger entre la solidaridad regional o nuestro pensamiento aislacionista "municipal". Podemos optar entre las relaciones tradicionales y en oportunidades asfixiantes del centralismo del Plata, o un verdadero federalismo en los hechos y también en lo intelectual y hasta en lo "espiritual".

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Nos encontramos en un punto de inflexión en la historia del siglo XXI no solo para el mundo, sino también para la región y nuestra maravillosa provincia de Salta. Las decisiones que se tomen hoy, en crisis por la pandemia, influirán en nuestro futuro económico, político y cultural. Y si seguimos haciendo lo mismo, obtendremos lo mismo. La "crisis-oportunidad" actual tal vez sirva para asumir que la desunión es un camino inadecuado a transitar. El fortalecimiento de la cooperación dentro del NOA es capital. Debemos escoger entre la solidaridad regional o nuestro pensamiento aislacionista "municipal". Podemos optar entre las relaciones tradicionales y en oportunidades asfixiantes del centralismo del Plata, o un verdadero federalismo en los hechos y también en lo intelectual y hasta en lo "espiritual".

La crisis sanitaria del COVID-19 impone la imagen heroica predominante de una enfermera cambiando las sábanas de una cama de hospital. El control de esta crisis debe descansar en el personal sanitario. La autoridad sanitaria podría reunir información -generando confianza entre las personas para que contribuyan- y compartirlos solidariamente con el conjunto de la sociedad.

Las autoridades sanitarias en el Norte Grande y en Argentina en general deben colaborar solidariamente y evitar el aprovechamiento político. El zika, el dengue, la chikungunya, el COVID-19 y otros virus por caso, no reconocen fronteras, debido a que imponen su particular naturaleza. No se podrán detener las epidemias futuras si no se comunican e intercambian los datos de cada provincia, región o país.

Economía y trabajo

Durante y post-COVID 19 para nuestra provincia: ¿Cuáles serán los mecanismos de promoción para refundar las pymes que desaparecieron? ¿Cómo se plantearán los rescates a las pequeñas empresas y familiares o a otras de mayor tamaño que han sido golpeadas en esta pandemia? ¿De qué manera se aprovechará el teletrabajo (que ciertamente está en aumento) y las nuevas tecnologías de las comunicaciones en redes para actuar como un multiplicador en las relaciones sociales, económicas y culturales?

En la correcta toma de decisiones a todo nivel estriba el éxito salteño en un mundo pospandemia. La crisis no es solo sanitaria, sino también política.

Es menester seguir actuando, viviendo y exigiendo la "común unión" y la solidaridad entre las provincias del "Norte Grande" en particular y del país en general. El volver a pensar en el propio equilibrio (territorial, fiscal, político) es esencial para salir fortalecidos con un mejor diseño que el actual.

Hay que trascender la coyuntura actual y pensar en las "faenas futuras", porque los tiempos de los quehaceres institucionales y organizativos son hoy más parecidos a un "Ford T" que a un auto de Fórmula 1.

La crisis sin precedentes que enfrentamos está causando gigantescos cambios en el mercado laboral. Se trabaja desde casa o en línea y como resultado en algunos sectores, especialmente industriales, podría darse el colapso del trabajo organizado y tal como lo conocemos. Mientras se observa el desastre de la desocupación real (aumentada por la crisis económica o el aislamiento del conjunto o del individuo), se incrementa el uso de la tecnología, de los robots y de las computadoras que no se contagian con el COVID-19 o el dengue (solo las amenaza el virus electrónico). El "zoom" y la videoconferencia son la forma favorita de encuentro por protocolos anti COVID-19 y porque se cree (y es materia opinable) que acortan las distancias, reducen tiempos y costos, aumenta a la productividad de los equipos de trabajo, maximiza el tiempo de empleados y ejecutivos, mejora los sistemas de información y comunicación, acelera el proceso de toma de decisiones y resolución de problemas y hasta algunos opinan que fortalece la participación y relación entre las personas. Lo cierto es que existe una máquina como interfaz entre las personas que son reducidas a dígitos binarios para comunicarse.

A nivel colectivo y como método de acción dentro de las variadas opciones que se pueden presentar, se podría depender de otros individuos, empresas y territorios para la obtención de bienes y servicios o potenciar las propias industrias salteñas. Tanto por la automatización ya explicada como por el aislamiento o el distanciamiento que exige la pandemia, podría existir una enorme cantidad de personas sin trabajo porque estos se automatizaron o se trasladaron a otro lugar.

La cultura

De las crisis derivadas de esta pandemia, una de las peores es la cultural. El impacto en el poder adquisitivo hace que se deje de consumir los bienes culturales. Se suman a esto los cambios de hábitos por las nuevas redes de comunicación que limitan la interacción cultural formal. A las nuevas maneras de interactuar entre las personas, se añade que el uso de las nuevas tecnologías modifica la forma de expresarse tanto en los relatos culturales como en su fomento. Y cambian los paradigmas. Si bien en el siglo XXI lo único cierto es el cambio, la cultura servirá como un "piloto de tormentas" para no perder el rumbo pese a las tempestades.

Pese a todo, también aquí estamos ante una gran oportunidad para reforzar la autoafirmación y la cosmovisión de nuestra provincia. Tanto por crisis como por necesidad, el año del general Martín Miguel de Gemes nos servirá para afianzarnos y contribuirá a enfrentar las adversidades por venir.

La figura histórica del héroe gaucho nos llena de energía en esta “Salta en un mundo en cambio”. 

El verdadero problema son nuestros fantasmas internos: los viejos enemigos como el desencuentro, el odio, la codicia, la envidia, la desesperanza y la ignorancia. Pero existe ante ello un remedio mágico: el pensamiento claro. 

Preguntas punzantes

Para que florezca, conviene hacer las preguntas correctas y tener voluntad de contestarlas en los hechos. En tal sentido: Salta, dentro de 100 años: ¿Habrá contribuido a desarrollar la hidrovía? ¿Aprovechará el Bermejo? ¿Desarrollará la infraestructura interprovincial e intrarregional? 

¿Hará salir sus productos masivamente por los corredores bioceánicos? ¿Se conectará con los mercados del oriente a través de los puertos chilenos? ¿Permitirá que la infraestructura hacia el Isla del Medio - Baritú conecte a la “Argentina Nueva”? ¿Contribuirá a que la autopista a través del Campo General Belgrano tenga un flujo de tráfico moderno? ¿Seguirá existiendo este pulmón verde, o al contrario, será depredado y absorbido por intereses individuales? ¿Promoverá un reordenamiento territorial para hacer más eficiente y económica la administración y gobierno? ¿Hará que la producción del litio desarrolle a sus comunidades? ¿Con la explotación necesaria y racional de la producción minera, habrá una protección de los glaciares del macizo puneño tanto activos con cargas nivales como los semiactivos semihúmedos? ¿Sus comunidades originarias habrán superado los límites impuestos por las carencias educativas y de necesidades básicas?

¿Educará a la provincia y a la región en general? ¿Culturizará y difundirá el patrimonio antropológico de nuestras etnias? ¿Aproximará a las universidades públicas y privadas a favor de la industria agroalimentaria y conservación de los ecosistemas y cuencas hídricas? ¿Jerarquizará a las escuelas de administración pública para capacitar a funcionarios y representantes? ¿Contribuirá con una cosmovisión de seguridad y defensa a las fronteras con tres países amigos?. 

Abordar estos y otros interrogantes merece valentía y contestarlos es desafiante. Pero para ello, las viejas desilusiones de un pasado argentino que solo muestra la dilapidación de las energías y de las oportunidades que nos sumergen en el atraso deben ser vencidas. 

No surge en el horizonte mediato un Mandela criollo. 

No hay capacidad de reconciliación. Se ataca el reencuentro y se cultivan los encontronazos de las cosmovisiones antagónicas locales y coloniales salteñas (algunas de ellas aún superviven en nuestros días) o las luchas civiles del siglo XIX.

 En el siglo XXI hace falta tender puentes para vincular orillas opuestas y encontrar aspectos comunes en los intereses de cada uno; mejor, por cierto, que empecinarnos en irreductibles posiciones.

 Es necesario desarrollar compasión y responsabilidad cívica para ayudar a las personas necesitadas sin utilización política de su vulnerabilidad y, más allá de los sesgos, se deben reconocer verdades y errores, no creer ni cultivar quimeras, mitos o conspiraciones y, en cambio, desarrollar el espíritu práctico del hacedor.

Todo mensaje debe ser definitivamente superador.

* Presidente del Centro de Estudios Estratégicos NOA “Gral. Manuel Belgrano”, licenciado en Estrategia y Organización y magister en Defensa Nacional.

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