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Hay demoras en los remedios oncológicos para niños

Aseguran que la burocracia estatal paraliza tratamientos vitales de los que dependen los menores. Hope sigue adelante ayudando a las familias.
Jueves, 07 de enero de 2021 20:54

Lourdes Mercado recibió la medicación para su quimioterapia al borde de terminar el tratamiento. Mónica, su madre, estuvo tres meses insistiendo e intentando no desesperar para poder acompañar a su hija de 13 años que en mayo, en plena pandemia, fue diagnosticada con cáncer. En octubre Mónica presentó el pedido de Ocanspar una de las medicaciones que debía recibir durante las sesiones de quimioterapia. Pero recién pudieron tenerla el 4 de enero. 
“Deberían habérsela puesto en noviembre, pero la doctora dijo que le fuéramos poniendo las otras medicaciones hasta tanto llegara esta”, contó Mónica. La medicación llegó tres días antes de la última sesión de quimioterapia. La mujer, que advirtió que esto implicó “cambiar el último tramo de la quimio”, aseguró que el problema es de “escritorio”, y explicó que “el medicamento cambió de nombre, y cuando fui a retirarlo conversé con la secretaria de oncología porque había que cambiar los papeles y había que hacer todo de vuelta. Era más problema de oficina que otra cosa”, advirtió.
Mónica se quedó sin trabajo por la pandemia, y su marido lo perdió unos meses antes, aunque “por suerte” consiguió otro empleo. Al ver que las semanas pasaban el matrimonio, que tiene cinco hijos, comenzó a buscar otras opciones. “Estábamos con los nervios de punta, queríamos ver de comprarla, pero casi nos morimos porque sale casi medio millón de pesos. Es carísima”, resaltó la mujer. 
Lourdes no era la única que esperaba su medicación, cuando el lunes pasado llegó el medicamento la fila para recibirla era larga. 
De cruzarse en pasillos de hospitales o en las oficinas estatales los padres terminan estrechando lazos, y ante la desidia burocrática se organizaron. Reclamaron en los organismos y también se acercaron hasta la Fundación Hope para pedir ayuda. El que logra una solución, aunque sea momentánea, la comparte. “En el hospital había otro papá que viajó a Jujuy y consiguió que le prestaran la dosis para su hijo. Como ese remedio es una ampolla que una vez que se abre se conserva por 24 horas, la otra mitad de la ampolla la compartió con otra nena”, relató Mónica

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Lourdes Mercado recibió la medicación para su quimioterapia al borde de terminar el tratamiento. Mónica, su madre, estuvo tres meses insistiendo e intentando no desesperar para poder acompañar a su hija de 13 años que en mayo, en plena pandemia, fue diagnosticada con cáncer. En octubre Mónica presentó el pedido de Ocanspar una de las medicaciones que debía recibir durante las sesiones de quimioterapia. Pero recién pudieron tenerla el 4 de enero. 
“Deberían habérsela puesto en noviembre, pero la doctora dijo que le fuéramos poniendo las otras medicaciones hasta tanto llegara esta”, contó Mónica. La medicación llegó tres días antes de la última sesión de quimioterapia. La mujer, que advirtió que esto implicó “cambiar el último tramo de la quimio”, aseguró que el problema es de “escritorio”, y explicó que “el medicamento cambió de nombre, y cuando fui a retirarlo conversé con la secretaria de oncología porque había que cambiar los papeles y había que hacer todo de vuelta. Era más problema de oficina que otra cosa”, advirtió.
Mónica se quedó sin trabajo por la pandemia, y su marido lo perdió unos meses antes, aunque “por suerte” consiguió otro empleo. Al ver que las semanas pasaban el matrimonio, que tiene cinco hijos, comenzó a buscar otras opciones. “Estábamos con los nervios de punta, queríamos ver de comprarla, pero casi nos morimos porque sale casi medio millón de pesos. Es carísima”, resaltó la mujer. 
Lourdes no era la única que esperaba su medicación, cuando el lunes pasado llegó el medicamento la fila para recibirla era larga. 
De cruzarse en pasillos de hospitales o en las oficinas estatales los padres terminan estrechando lazos, y ante la desidia burocrática se organizaron. Reclamaron en los organismos y también se acercaron hasta la Fundación Hope para pedir ayuda. El que logra una solución, aunque sea momentánea, la comparte. “En el hospital había otro papá que viajó a Jujuy y consiguió que le prestaran la dosis para su hijo. Como ese remedio es una ampolla que una vez que se abre se conserva por 24 horas, la otra mitad de la ampolla la compartió con otra nena”, relató Mónica

La burocracia

Según señaló Guadalupe Colque, presidente de la Fundación Hope, las demoras burocráticas son de siempre, aunque con la pandemia, advirtió que “se agudizó”. “Un padre pide una medicación y no puede estar esperando 3 o 4 meses para que recién lo presupuesten. Si el niño recibe el tratamiento en tiempo y forma tiene muchas chances de sobrevivir. De ello depende el éxito del tratamiento”, resaltó.
La “ciudadana destacada” no solo lamentó la burocracia existente, sino la falta de planificación: “Cada vez que se diagnostica un niño saben lo que se gastará, ya están los protocolos establecidos. No son 100 niños, es uno. Es una desidia dejarlo dormido en el escritorio”. 
Colque recordó que las medicaciones “son carísimas”, por lo que descartó la posibilidad que sean compradas. Cada vez que un padre o una madre llega a la Fundación Hope, Colque recuerda los nervios que transitaba antes de cruzar la puerta de una oficina para saber si le habían autorizado a tiempo los remedios que necesitaba su hija, de entonces 2 años. Guadalupe vuelve a su memoria para tener empatía y ayudar a las familias. En cada caso que llega se comunica con el Programa de Oncología.
“Aunque nos vean como unos pesados, nosotros insistimos. Allí recurrimos para pedir que agilicen o que alguien les diga algo, porque estamos para esto”, señaló. Aunque también indicó que más allá del acompañamiento, son los padres y madres quienes deben ponerse al frente. “Pero a veces están tan golpeados que no saben cómo defenderse. O a veces también callan porque tienen miedo de represalias contra sus hijos”, destacó.

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