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Un medio que, tras siete décadas sigue marcando tendencia y liderazgo en Salta

Por Héctor Iván RodríguezIngeniero industrial  
Miércoles, 13 de octubre de 2021 17:51

Es sabido que los medios de comunicación contribuyen aportando a las funciones de educar, informar y entretener. 
 Ese aporte a la educación es la función más poderosa hace que la responsabilidad social de los medios de comunicación sea mayor que las de cualquier otro tipo de empresa. 

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Es sabido que los medios de comunicación contribuyen aportando a las funciones de educar, informar y entretener. 
 Ese aporte a la educación es la función más poderosa hace que la responsabilidad social de los medios de comunicación sea mayor que las de cualquier otro tipo de empresa. 


La UNESCO establece que “La información en periodismo se entiende como bien social y no como un producto, lo que significa que el periodista comparte la responsabilidad de la información transmitida y es, por lo tanto, responsable, no solamente ante quienes controlan los medios, sino principalmente ante el público, incluyendo variados intereses sociales. La responsabilidad social del periodista requiere que él o ella actúen, bajo todas las circunstancias, en conformidad con los principios de la ética profesional”. 
Esto significa que los medios de comunicación deben estar comprometidos férreamente con el interés del público.
 El primer eslabón dentro de los medios de comunicación lo constituye el periodista.


 ¿Y quién lo regula?, no es el Estado ni el mercado; es, más bien, una autorregulación. 
Según Denis McQuail, “la Responsabilidad Social debe ser asumida por la autorregulación y no por intervención del gobierno”. 
Este preámbulo debe ser tenido en cuenta antes de analizar la necesidad que la tecnología y la globalización generan en cuanto a la existencia de información pertinente, oportuna, exacta y transparente, que impone a los medios de comunicación la obligación de competir por el prestigio, la credibilidad y la captación de la atención. Son estos elementos los que definen la preferencia y en definitiva la subsistencia. 
Es a partir de ellos como han de prevalecer aquellos medios que tengan como misión garantizar información necesaria, con la calidad requerida acompañada de la merecida confianza, teniendo la ética como eje rector para preservar la democracia y el bien social. 


Hoy el diario El Tribuno festeja sus 26.000 ediciones a lo largo de 72 años a la fecha, y sigue marcando tendencia en Salta, continúa siendo el principal medio gráfico que forma opinión, repercute en los otros medios de comunicación y es referencia en todo el arco de opinión. Este diario siempre se ha mantenido en el “top of mine” del público, marcado por las encuestas y estudios de mercado, por lo que merece el análisis de ese resultado, más aún cuando las redes sociales comienzan a tomar la posta en la nueva modalidad comunicativa, que exige innovación con carácter de urgente impuesta por la pandemia que aceleró los tiempos. 
Es entonces que cabe hacernos la pregunta, ¿que hizo este medio para llegar sostenidamente a estar en el top de la preferencia de los salteños?. Parte de la respuesta está en el análisis de esta nota sobre las condiciones de subsistencia que impone el mercado, la globalización y la tecnología que avanza hacia la Industria 4.0 


 ¿Como se deben mover los medios hoy?
Hoy más que nunca los medios tienen el importante reto de comunicar bajo ciertas condiciones de contorno referidas a tolerancia, diálogo, paz, participación social, respeto al medio natural y urbano, solidaridad, libertad, justicia, y cooperación, sin los cuales sería imposible una convivencia digna de la sociedad y que son necesarios para la formación integral de una sociedad que crece en democracia y aspira a tener un futuro próspero y digno.


 Las características fundamentales del escenario actual que los medios deben atender son: 
1. Responsabilidad y conciencia del poder que ejercen para colaborar así en la transmisión de los valores morales. 
2. Atender los cambios profundos que se han producido en la realidad social, hábitos, y estilos de vida de hoy. Todo aquel medio que no se ajuste a estos cambios están condenados a desaparecer.
3. El creciente aumento de fenómenos como la emigración masiva desde países pobres hacia Occidente, discriminación, xenofobia, desigualdad social producida por el reparto injusto de la riqueza, la exclusión como nueva expresión de la pobreza, el deterioro medioambiental, los conflictos cada vez más crecientes en el planeta, etc. Exigen a los medios una participación con extrema responsabilidad en la forma y contenido comunicativo.
4. El fenómeno de la globalización, donde la competencia está a un click en cualquier dispositivo permitiendo el acceso a la información disponible en internet. Es ahí donde los medios tienen el reto de preguntarse, ¿somos los mejores? ¿ comparados con quién?. 
Subsistir en ese contexto es complejo y digno de ser destacado.
5. Desequilibrios que promueven la grieta como falsa competencia, donde los medios tienen el importante rol de mitigarla o alentarla: La ética y la conciencia social sobre el bien común deben primar en el eje editor de los medios, donde los potenciales negocios generados por la grieta no sean tenidos en cuenta. 
6. La homogenización de la cultura y la consecuente pérdida de la diversidad, imponen el importante reto de mantener las culturas locales.


El valor de la prudencia


Existe también otro planteamiento importante y es el relacionado con la llamada ética de la prudencia. Desde esta perspectiva, los medios siempre son muy visibles y sus comportamientos son observados, escrutados, analizados, disentidos y puestos en tela de juicio. Por consiguiente, la prudencia exige que los medios eviten incurrir en acciones que no puedan ser entendidas, explicadas o justificadas con relativa facilidad. Además, por ser visibles, se constituyen también en ejemplo, son líderes por su misma posición y visibilidad; por tanto, la única opción está entre obrar bien o mal, y la ética dirigirá en dar ejemplo de buen comportamiento y evitar erigirse en ejemplo de mala conducta. 


El manejo de la prudencia constituye un arte porque esta puede degenerar con facilidad en hipocresía; preocuparse de lo que se pueda justificar se convierte fácilmente en preocupación por las apariencias, y para un medio que ejerce liderazgo en el mercado y es susceptible de ser criticado, la apariencia puede importar más que la sustancia. 


Los medios deben actuar con sabiduría y manejar el arte de la prudencia, y para ello deberán actuar con inteligencia para construir una buena reputación que siempre representará una ventaja competitiva.


La calidad informativa, la responsabilidad, la percepción de las necesidades y los intereses del lector son la garantía para los medios.
Una vez más es observable que mantener un liderazgo como el que ejerce El Tribuno en el mercado regional no es tarea fácil y merece el reconocimiento. Cualquier medio de comunicación debe cultivar como visión que el reconocimiento debe llegar por su responsabilidad social como una obligación que va más allá de lo que exigen la ley y la economía, y que se propone objetivos a largo plazo que sean constructivos y que dinamicen su interacción con la sociedad.
 

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