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"Patria sí, góndola no"

Martes, 19 de octubre de 2021 02:20

"Total la vida es la suerte que se da por el retardo"

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"Total la vida es la suerte que se da por el retardo"

(Del tango "Bailate un tango, Ricardo", de Ulyses Petit de Murat y Juan D'Arienzo)

Cristina ha roto otra piñata al desembarcar a Roberto Feletti, un predilecto del Instituto Patria, como secretario de Comercio para suceder a Paula Español, quien irá a otros mares menos migrañosos de la burocracia nacional.

Feletti ha debutado en los medios de su inclinación haciendo más público un furibundo discurso antiempresas privadas que en los tanques de ideas del kirchnerismo ya era harto conocido. El asesino era el mayordomo y es un alivio que la congénita inflación argentina sea culpa, obra y gracia de los empresarios. Por pandemia o no pandemia el Estado ha optado por profundizar el "welfare state" en nombre de diversos santorales que demonizan al neoliberalismo aquí y en el mundo.

Es lícito conjeturar que Feletti no parará en esta estación y que después del 14-N, esa moneda en el aire, será ungido para cometidos mayores. Así pasó, entre otros comisarios políticos, con Axel Kicillof, quien fue vice antes que ministro. En el ajedrez kirchnerista, al lado del rey siempre va una torre.

 

Así como está, la cosa no da para más. Es muy difícil pensar que la lógica de hiperemisión y endeudamiento estatal vaya a cambiar, llueva, truene o relampaguee en los comicios parlamentarios. Por más Juan Manzur que le pongan, el mundo de los negocios teme que la suerte de la radicalización del Gobierno argentino esté echada, mientras ha pasado a segundo plano llamativamente la "estadística juntacadáveres" de COVID-19. Vienen tiempos de mucha fricción entre el Gobierno y los que producen riqueza en este país.

Feletti y cofrades tienen su razón también cuando dicen que remarcar es deporte y adicción nacional. Pero el peronismo de dos signos aparentemente opuestos -el menemismo liberal de los 90 y el kirchnerismo nacionalista y redistribuidor de la primera década y media de este siglo- poco ha hecho y más bien todo lo contrario para evitar la superconcentración de cadenas comerciales que fomentan un gap gigantesco entre, por ejemplo, el valor de los alimentos pagado al productor y el que llega a las góndolas.

Con Menem surgieron como hongos los hipermercados. Con Néstor y Cristina hubo todo tipo de beligerancias, incluidas las leyendas que cuentan que el histriónico Guillermo Moreno discutía con las empresas con una pistola 45 sobre la mesa. Pero estas últimas actitudes mal llamadas o autodenominadas "de izquierda", no impidieron el flagelo inflacionario y la caída brutal del peso argentino. Para más INRI ("como si esto fuera poco") la cuarentena de nueve meses de 2020 clausuró y en muchos casos mandó a la muerte a miles de comercios minoristas mientras disparaba ventas y ganancias de los supermercados.

Feletti llega para exculpar al gasto público y a la emisión de los males criollos, todo lo contrario. Por favor, destruir archivos de hace un año que hablaban sobre otras gentes, como la albertista Cecilia Todesca, hoy emigrada de la Casa Rosada a la Cancillería, que previsiblemente seguirá con su discurso pro China, Rusia, Irán y Tercer Mundo, que Jorge Argüello, embajador en USA deberá matizar debidamente.

¿Qué guión le cabrá a Feletti, más allá de su texto? ¿Y qué le deparará el futuro a Martín Guzmán, por estas horas en el FMI? ¿Y a Matías Kulfas con su ley de electromovilidad? Dos transitorios, según el imaginario pos-PASO, a quienes les acaban de calzar un pie más grande que sus zapatos.

¿Y con la ley de hidrocarburos? En los últimos días doce reputados peronistas de la energía visitaron al premier Juan Manzur y le prometieron confeccionar una plataforma para salir de la encerrona energética. A la Argentina no debería tocarle el huracán de la crisis global porque tiene gas y petróleo. Pero este año trajo 56 barcos de GNL para pasar el invierno. Estos peronistas, que se definen como equidistantes del albertismo y del cristinismo, creen que el déficit invernal en la matriz energética se soluciona en parte con el par de ductos desde Vaca Muerta, que aseguran abastecimientos domésticos y exportación regional en contraestación.

Y dicen que el problema se llama YPF. La muy cuestionada ley de Darío Martínez y Alberto, consideran, fue ideada más para sostener a la petrolera de mayoría estatal que para favorecer el desarrollo energético nacional, lo cual es lo mismo que subsidiar a BlackRock y otros fondos socios de la mixta. YPF, además de sus grandilocuentes anuncios, tiene una deuda de US$7.000 MM y un par de juicios en Estados Unidos que la ponen al borde del default. Encima, el corset a los precios de combustibles no son la mejor herramienta para darle cash flow, proyección y atractivo bursátil.

La Argentina, aun con el Paraná seco, cuya hidrovía ahora es otra caja del Estado, la acechanza climática y los precios volátiles (la soja cayó de US$600 a US$450) es prometedora. O si no que lo diga la china Zijing, que acaba de comprar el proyecto de litio 3Q en Catamarca.

El problema es que la mitad de la población va de la pobreza a la indigencia en distintos grises. Algo muy serio en un país de memoria social igualitaria: más cruel que ser pobre es haberse empobrecido. Por eso no es que haya humildes y jóvenes que se hayan vuelto de derecha, como despotrica la claque "nac&pop", sino que algo cruje y puede romperse más. Salió Español (pero no el idioma inclusivo) y ya está a salvo de las odiosas góndolas de artículos esenciales. Y entró Roberto, el tapado que siempre estuvo, autor de mucha literatura sobre cómo salvar al país y hacer felices a los deposeídos. Luz, cámara, acción y a bailar se ha dicho.

 

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