El británico Lewis Hamilton (Mercedes), campeón vigente, no se resigna a seguir peleando por el Mundial de pilotos de la Fórmula 1 y obtener así su octavo título ecuménico, tras ganar ayer con autoridad el Gran Premio de Qatar, antepenúltima prueba del calendario de la máxima categoría automovilística.
El escolta del líder Max Verstappen (Red Bull) en el campeonato alcanzó ayer su segundo triunfo consecutivo (venía de festejar en Interlagos en el Gran Premio brasileño el pasado fin de semana), en el marco de una carrera que dominó de principio a fin, al cabo de las 57 vueltas al autódromo de Losail.
Hamilton, quien logró el triunfo número 102 a lo largo de su fructífera trayectoria, recorrió la distancia en un tiempo de 1h 24m 28s 471/1000, a un promedio de 217, 812 kilómetros por hora.
El neerlandés Verstappen, pese a partir en la séptima colocación en la grilla de salida (fue penalizado cinco lugares por una incorrección que cometió el sábado último en la qualy 3 con la utilización de “dobles banderas amarillas”) recortó diferencias y terminó segundo, a 25s 743/1000.
Además de los 18 puntos que otorgan el segundo puesto, el piloto titular de Red Bull se dio la satisfacción de sumar una unidad adicional, tras haber logrado el récord de vuelta en el último giro, con un registro sensacional de 1m 23s 196/1000. De esta manera, Verstappen comanda la clasificación del Mundial con 351,5 puntos; con 8 de ventaja sobre Hamilton.
El tercer escalón del podio correspondió al español Fernando Alonso (Alpine), quien concretó una muy buena competencia, pese a arribar a 59s 457/1000.
Prácticamente no hubo lucha por la punta porque Hamilton dominó a voluntad, con un Mercedes siempre confiable, a punto tal que aún con dos paradas en boxes- jamás perdió la diferencia de entre 8 y 10 segundos a su favor contra Verstappen, que pudo recuperarse y concluyó en el segundo lugar, con un Red Bull que tampoco le perdió pisada al ganador.
Sin ingresar directamente en la pelea por la vanguardia, la labor de Alonso también resultó meritoria, porque con una unidad de potencia sensiblemente menor se las arregló para fluctuar entre el segundo y quinto puesto, hasta que terminó tercero y regresó a un podio en la F1, después de siete años: su anterior vez había sido en Hungría 2014.
El Mundial está al rojo vivo, con muy poco margen entre Verstappen y Hamilton, que definirán su suerte en los GP de Arabia Saudita y Abu Dabi.
inicia sesión o regístrate.
El británico Lewis Hamilton (Mercedes), campeón vigente, no se resigna a seguir peleando por el Mundial de pilotos de la Fórmula 1 y obtener así su octavo título ecuménico, tras ganar ayer con autoridad el Gran Premio de Qatar, antepenúltima prueba del calendario de la máxima categoría automovilística.
El escolta del líder Max Verstappen (Red Bull) en el campeonato alcanzó ayer su segundo triunfo consecutivo (venía de festejar en Interlagos en el Gran Premio brasileño el pasado fin de semana), en el marco de una carrera que dominó de principio a fin, al cabo de las 57 vueltas al autódromo de Losail.
Hamilton, quien logró el triunfo número 102 a lo largo de su fructífera trayectoria, recorrió la distancia en un tiempo de 1h 24m 28s 471/1000, a un promedio de 217, 812 kilómetros por hora.
El neerlandés Verstappen, pese a partir en la séptima colocación en la grilla de salida (fue penalizado cinco lugares por una incorrección que cometió el sábado último en la qualy 3 con la utilización de “dobles banderas amarillas”) recortó diferencias y terminó segundo, a 25s 743/1000.
Además de los 18 puntos que otorgan el segundo puesto, el piloto titular de Red Bull se dio la satisfacción de sumar una unidad adicional, tras haber logrado el récord de vuelta en el último giro, con un registro sensacional de 1m 23s 196/1000. De esta manera, Verstappen comanda la clasificación del Mundial con 351,5 puntos; con 8 de ventaja sobre Hamilton.
El tercer escalón del podio correspondió al español Fernando Alonso (Alpine), quien concretó una muy buena competencia, pese a arribar a 59s 457/1000.
Prácticamente no hubo lucha por la punta porque Hamilton dominó a voluntad, con un Mercedes siempre confiable, a punto tal que aún con dos paradas en boxes- jamás perdió la diferencia de entre 8 y 10 segundos a su favor contra Verstappen, que pudo recuperarse y concluyó en el segundo lugar, con un Red Bull que tampoco le perdió pisada al ganador.
Sin ingresar directamente en la pelea por la vanguardia, la labor de Alonso también resultó meritoria, porque con una unidad de potencia sensiblemente menor se las arregló para fluctuar entre el segundo y quinto puesto, hasta que terminó tercero y regresó a un podio en la F1, después de siete años: su anterior vez había sido en Hungría 2014.
El Mundial está al rojo vivo, con muy poco margen entre Verstappen y Hamilton, que definirán su suerte en los GP de Arabia Saudita y Abu Dabi.