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25 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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“Güemes y sus gauchos fueron el presagio de lo que debe ser un jugador de rugby"

En el marco de los festejos por el 60 aniversario del club Universitario RC e invitado por sus autoridades, el histórico crack del rugby argentino, Hugo Porta, visitó la editorial de El Tribuno. Galería de fotos.
Sabado, 06 de noviembre de 2021 01:50
Hugo Porta en El Tribuno. Foto: Pablo Yapura
Hugo Porta en El Tribuno. Foto: Pablo Yapura
Hugo Porta en El Tribuno. Foto: Pablo Yapura
Hugo Porta en El Tribuno. Foto: Pablo Yapura
Hugo Porta en El Tribuno. Foto: Pablo Yapura
Hugo Porta en La Municipalidad. Foto: Pablo Oriz.
Hugo Porta con los chicos de Universitario. Foto Pablo Oriz.

Un invitado de lujo. Talento, experiencia, tenacidad, pero principalmente humildad, es lo que siempre destacó a Hugo Porta. Aún deja todo por el rugby y el rugby apuesta todo en él. Inigualable en la cancha, el “Maradona de la ovalada”, juega su test mach con El Tribuno en un permanente scrum imperdible, mientras disfruta de la invitación a la gran fiesta por los 60 años de Universitario RC.

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Un invitado de lujo. Talento, experiencia, tenacidad, pero principalmente humildad, es lo que siempre destacó a Hugo Porta. Aún deja todo por el rugby y el rugby apuesta todo en él. Inigualable en la cancha, el “Maradona de la ovalada”, juega su test mach con El Tribuno en un permanente scrum imperdible, mientras disfruta de la invitación a la gran fiesta por los 60 años de Universitario RC.

¿A qué se debe tu visita a Salta?
Universitario RC me invitó como parte de los festejos por los 60 años del club y quiero compartir este momento tan especial con ellos. Además, cualquier excusa es buena para venir a Salta y pasar unos hermosos días con gente que me quiere mucho y me trata bien.

Recibiste una distinción a tu llegada...
Sí. Ahora me van tener que aguantar porque soy ciudadano ilustre de la ciudad. Estoy orgulloso haber sido distinguido por los salteños. Me llevo a Güemes conmigo. Cuando me dieron el cuadro del caudillo decía que nada es más distinto, en las antípodas del deporte y la guerra. Uno cuando lee de Güemes se da cuenta de las virtudes que tiene que tener un líder, y entiende que más allá de que la guerra y el deporte no tengan nada que ver, en realidad sí tiene que ver, porque es el hombre y los equipos. Discutiblemente Güemes y sus gauchos fueron el presagio de lo que debe ser un jugador de rugby. Ser leal, solidario, tener palabra, humilde y con objetivos claros. En ese punto sí se unen Güemes y el deporte. 

¿Cómo ves el rugby del interior?
A título personal, creo que la diversidad hace a la grandeza del rugby argentino. Una forma tiene el que juega en Buenos Aires, otra el salteño, otra el tucumano o el cordobés. Creo que esa diversidad hay que mantenerla, porque es parte de la cultura del rugby argentino. Hay que defender mucho a los clubes, que son los que en esta pandemia dieron un mensaje importante, porque no hemos mantenido vivos. El zoom o cualquier otra vía era una herramienta para seguir unidos y de a poquito fuimos volviendo. El rugby argentino tiene que poner su visión en lo que es la cultura de los clubes. Más allá de eso, hay algunas competencias que el rugby profesional ha perdido, pero veremos en el futuro cómo se puede ir recuperando.

Fuiste una parte fundamental para erradicar el apartheid en Sudáfrica...
El rugby es un deporte en donde no hay privilegios, somos todos iguales, pero debo reconocer que yo fui un privilegiado, porque cuando dejé de jugar tuve la oportunidad de ser el representante de todos los argentinos. En Sudáfrica logré estar con líderes mundiales. De que el presidente sudafricano Nelson Mandela me brindara su amistad y esas cosas se las debo al rugby. Es algo que hoy los jugadores de rugby deben pensar, porque es tan competitivo que la vida del jugador es bastante efímera. Hay que pensar en lo que viene después. Es importante que en los clubes de rugby se hable muchísimo más del juego y que resalten que hay que leer y estudiar, porque la vida sigue. La pandemia nos golpeó a todos, pero el rugby nos dio el ejemplo de que cuando te taclean te debés levantar y seguir adelante.

¿Y hoy sos consultado permanentemente?
Uno recibe mucho cariño de la gente y el reconocimiento siempre nos hace bien. Aparte, los que somos viejos tenemos una mirada de las cosas importantes, sobre todo ahora que hay un gran desarrollo de las comunicaciones. El que los jóvenes escuchen a los viejos que tienen esa mirada de las cosas es bueno para no cometer los mismos errores. El otro día lo escuchaba a Arturo Pérez Reverte (escritor español) y decía que “todos caminamos hacia el futuro, pero los que caminan a la luz de la historia y los que reconocen a la vejez no caminan en tinieblas”. Creo que hay que pensarlo.

Ustedes abrieron el camino del rugby argentino en el mundo.
El rugby ha cambiado después de los mundiales y cambió desde que el dinero está en el juego. Para muchos hoy el rugby no es modo de vida sino un medio de vida. La visión de hoy es que hay dos tipos de rugby, el que se juega por la pasión, que es el rugby de los clubes, y el rugby profesional, donde los jugadores tienen que hacer de la oportunidad que toman lo mejor posible. Con esto quiero decir también que hay países para los que el deporte en general es una prioridad . Es establecer un liderazgo y mostrarse. Tal vez no sea la posición de nuestro país en estos momentos, pero sí tenemos una cultura para demostrar que Argentina sabe jugar al rugby y eso hay que defenderlo. Nos enorgullece que todo el staff de Los Pumas sean jugadores argentinos y no tener jugadores de otro país representando a la Argentina.

¿A qué se debe tu distanciamiento con la UAR?
(Risas) No estoy distanciado con la UAR. Yo creo que los desafíos que marca el rugby hoy es para gente joven. Siempre es bueno consultar y saber distintos puntos de vista. Para mí es difícil hablar del rugby profesional porque no lo viví. Yo estoy acá porque quiero, porque el rugby me enseñó a ser libre y porque nunca nadie fue el dueño de Hugo Porta. A mí nadie me dijo nunca que debía ir a patear un drop a las puertas de un supermercado. De esa manera las relaciones cambian, entre la diversión y un medio de vida. Siempre digo que un jugador de rugby tiene que ser libre, educado y capaz de tomar sus propias decisiones.

¿Qué porcentaje es deportivo y qué social?
El deporte es transmitirle al cuerpo las virtudes del alma. Todos los que jugamos al rugby somos deportistas y lo social viene con el juego. El juego a veces es una excusa. De esta forma los jóvenes se autoconvocan y no hay que ir a buscarlos. Mandela decía que había pocas cosas con las cuales uno podía educar al joven mientras este se estaba divirtiendo.

¿Cuánto cambió el rugby?
Es otro juego. Se puede ver desde un punto de vista positivo porque hoy es más veloz, más físico o atractivo para el espectador. Para los que somos viejos es un juego en donde no hay tanto lugar para el talento. Hoy parece todo “copy and paste”. Hoy se entrenan con la computadora y creo que hay que darle lugar al jugador que quiera expresarse y pueda tomar decisiones. Lo más importante del rugby es la pelota, entonces corramos tras de ella. Es importante que los clubes hablen del juego en sí, porque nos va a permitir evolucionar.

Rugby femenino e inclusivo...

El otro día le preguntaron a Pérez Reverte y dijo que lo veía bien. Lo que se vive actualmente es totalmente diferente de lo que se veía antes. Pero él lo veía bien dentro de ciertos parámetros y dejando la estupidez de lado, decía. Yo creo que el hombre y la mujer son iguales y que si cualquiera quiere jugar al rugby, del género que sea, me parece bárbaro. Para mí la igualdad es lo primero.

Experiencia imborrable...
Cuando salimos campeones con Banco Nación, que estuvo en el equipo del 86 y el 89, lo más extraordinario fue que jugaba con algunos que tenían más de 20 años de diferencia, pero nos divertíamos mucho, porque uno era la cabeza y ellos eran los creadores, los que improvisaban. También haber estado en el Mundial en 2007 y estaba Jonah Lomu y todos iban a sacarse fotos con él mientras yo estaba en un rincón, charlando y, de repente, los deja a todos y se me acerca y me dice “Sr. Porta, puedo sacarme una foto con usted”. Imperdible, pero hay miles de historias.

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