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La mitad de los gastos de las mineras se destina a proveedores locales

El desarrollo de las empresas abastecedoras de bienes y servicios es clave para la sustentabilidad de la minería. El Centro de Estudios para la Producción presentó un informe revelador sobre el sector que aún falta desarrollar.
Sabado, 18 de diciembre de 2021 23:00

Cuando se sostiene que la minería es meramente una actividad extractiva y que no deja nada al país y a las provincias que cuentan con los recursos que requiere la actividad, se puede caer en una mirada sesgada y sin fundamentos. Solo un dato para refutar esa posición: poco más de la mitad de la facturación de las empresas mineras que operan en Argentina se destina a proveedores nacionales, según reveló un informe presentado el miércoles pasado por el Centro de Estudios para la Producción XXI (CEP XXI) del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación. A eso se debería agregar los impuestos y regalías que pagan las compañías y el empleo directo e indirecto que generan. 
El relevamiento de la relación que existe entre mineras y proveedores locales es una muestra del potencial que tiene la minería y también es esperanzador, ya que falta mucho por desarrollar entre las pymes que prestan servicios y venden en el rubro para llegar a los niveles de naciones que son ejemplo en la explotación de sus recursos minerales. Las políticas sobre cómo se articula el crecimiento de los proveedores es una de las claves para convertir a un país con minería en un país minero.
Ese fue el eje de la primera Mesa de Trabajo de Proveedores para la Minería, realizada en el Ministerio de Desarrollo Productivo, en Buenos Aires, que es donde se presentó el trabajo del CEP XXI, elaborado por Daniel Schteingart y Mateo Allerand.
El estudio se hizo con datos de 2019. Ese año, del total facturado por las empresas mineras se destinaron a proveedores locales y globales 131.006 millones de pesos, es decir, un 62,3% de sus ventas. “De ese monto, un 81,4% ($106.760 millones) tuvo como destino a los proveedores de origen nacional puros, esto es, neto de las importaciones que estos demandan. Visto de otra forma, se puede decir que más de la mitad de la facturación (el 50,8%) permaneció en el país a partir de eslabonamientos hacia atrás”, marca el informe. 
Australia es un paradigma a seguir en lo que es el eslabonamiento hacia atrás en minería o sobre cómo generar valor agregado antes que el mineral salga del yacimiento. Algunos datos del país insular que utilizó sus recursos naturales como plataforma para el desarrollo de proveedores de bienes y servicios: logró posicionar un sector de proveedores de minería compuesto por unas 1.200 empresas; las exportaciones de esos proveedores, que abastecen a 200 jurisdicciones, rondan los 11 mil millones de dólares anuales; el sector genera 500 mil empleos, el 60% del software que usan las mineras en el mundo es australiano y solamente la actividad de los proveedores aporta el 7% del PBI de esa nación.

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Cuando se sostiene que la minería es meramente una actividad extractiva y que no deja nada al país y a las provincias que cuentan con los recursos que requiere la actividad, se puede caer en una mirada sesgada y sin fundamentos. Solo un dato para refutar esa posición: poco más de la mitad de la facturación de las empresas mineras que operan en Argentina se destina a proveedores nacionales, según reveló un informe presentado el miércoles pasado por el Centro de Estudios para la Producción XXI (CEP XXI) del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación. A eso se debería agregar los impuestos y regalías que pagan las compañías y el empleo directo e indirecto que generan. 
El relevamiento de la relación que existe entre mineras y proveedores locales es una muestra del potencial que tiene la minería y también es esperanzador, ya que falta mucho por desarrollar entre las pymes que prestan servicios y venden en el rubro para llegar a los niveles de naciones que son ejemplo en la explotación de sus recursos minerales. Las políticas sobre cómo se articula el crecimiento de los proveedores es una de las claves para convertir a un país con minería en un país minero.
Ese fue el eje de la primera Mesa de Trabajo de Proveedores para la Minería, realizada en el Ministerio de Desarrollo Productivo, en Buenos Aires, que es donde se presentó el trabajo del CEP XXI, elaborado por Daniel Schteingart y Mateo Allerand.
El estudio se hizo con datos de 2019. Ese año, del total facturado por las empresas mineras se destinaron a proveedores locales y globales 131.006 millones de pesos, es decir, un 62,3% de sus ventas. “De ese monto, un 81,4% ($106.760 millones) tuvo como destino a los proveedores de origen nacional puros, esto es, neto de las importaciones que estos demandan. Visto de otra forma, se puede decir que más de la mitad de la facturación (el 50,8%) permaneció en el país a partir de eslabonamientos hacia atrás”, marca el informe. 
Australia es un paradigma a seguir en lo que es el eslabonamiento hacia atrás en minería o sobre cómo generar valor agregado antes que el mineral salga del yacimiento. Algunos datos del país insular que utilizó sus recursos naturales como plataforma para el desarrollo de proveedores de bienes y servicios: logró posicionar un sector de proveedores de minería compuesto por unas 1.200 empresas; las exportaciones de esos proveedores, que abastecen a 200 jurisdicciones, rondan los 11 mil millones de dólares anuales; el sector genera 500 mil empleos, el 60% del software que usan las mineras en el mundo es australiano y solamente la actividad de los proveedores aporta el 7% del PBI de esa nación.

Otras conclusiones

Dentro de los proveedores nacionales más relevantes de la actividad, el CEP destacó que la industria manufacturera es la que más participación tiene, ya que representa el 24% de las contrataciones de las compañías mineras. Le siguen la construcción (17,6%), el comercio (15,3%), los servicios profesionales y empresariales (10,7%), petróleo y gas (8,7%), transporte y logística (8,5%), la propia minería (7,9%) y hoteles y restaurantes (3,5%). Estas ramas explican más del 95% de las compras de las empresas mineras a empresas residentes en Argentina.
Entre los proveedores industriales nacionales, sobresalen las ramas de metales y metalmecánica (38,1% del total de los proveedores industriales a la minería), químicos (21,2%, particularmente debido a explosivos y productos de pirotecnia) y reparaciones de maquinarias (15,3%).
Las importaciones directas de la minería equivalieron al 7,9% de las ventas y las indirectas (que son las importaciones embebidas en las compras a proveedores nacionales) a un 4,4% adicional. El grueso de las importaciones indirectas de la minería la explican firmas proveedoras industriales y de comercio.

 Empleo

Si bien existen estudios privados sobre el efecto multiplicador del empleo generado por la minería, el informe del CEP aportó una nueva investigación sobre la temática, pero con datos de organismos oficiales, como la AFIP, Aduana y Ministerio de Trabajo, que no suelen ser accesibles.
En 2019 la minería creó 24.535 puestos de trabajo asalariados formales directos (el último reporte oficial da cuenta que en agosto de este año eran 31.318 los trabajadores directos). De ellos, el 8,7% fueron femeninos y el 91,3% masculinos. Hace dos años, el empleo indirecto, contemplando solo los efectos de primera ronda (es decir de los proveedores directos), fue de 25.268 puestos de trabajo asalariados formales adicionales. De ellos, el 19,5% fueron mujeres y el 80,5% varones. Ello da un efecto multiplicador promedio de 2,03, solo tomando estimaciones de primera ronda (los informes privados más conservadores hablan de que por cada empleo directo en minería se generan otros tres indirectos). 
En 2019, los salarios de los empleados directos de la minería fueron en promedio 97% más elevados que la media nacional (la proporción se mantiene casi idéntica en la actualidad). Sin embargo, el salario en los proveedores fue estimado en 2,4% por encima de la media de la economía. 
El CEP explica esa diferencia salarial en dos fenómenos que actúan como fuerzas compensadoras. “Por un lado, la minería tracciona en parte sobre el empleo de ramas de bajos salarios relativos, como la construcción y servicios de alojamiento. Por el otro, en las actividades en donde la minería es más relevante como cliente, los salarios tienden a ser mayores que en el resto de las actividades del mismo sector. Por ejemplo, en las actividades de la construcción conexas a la minería los salarios son casi 30% más altos que en el resto de la construcción. En hoteles y restaurantes, esa diferencia se estira al 41%. Todo ello sugiere que existe una prima salarial positiva en las empresas proveedoras de la minería, aunque el tema requiere investigaciones ulteriores”, consigna el documento.

Diferencias 

Existen diferencias en todas las variables laborales y productivas entre lo que es la minería metalífera y de litio y la explotación no metalífera. Por ejemplo, la minería metalífera y de litio explicó en 2019 el 85% de las ventas mineras y la no metalífera el 15%. 
En empleo directo, marca el CEP, la minería metalífera y de litio da cuenta del 68%, y la no metalífera del 32%. También, las demandas de la minería metalífera y de litio al tejido productivo nacional son mayores que en la no metalífera, lo cual da por resultado un mayor multiplicador de empleo indirecto de primera ronda. Asimismo, la minería metalífera es relativamente más demandante de importaciones que la no metalífera. Las remuneraciones también son notoriamente más elevadas.
El perfil de los proveedores también es disímil entre la minería metalífera y de litio y la no metalífera. En el primer caso, actividades como la construcción, hoteles y restaurantes, servicios profesionales y empresariales y servicios de apoyo a la minería son más relevantes que en el segundo, en donde gana particular peso los proveedores del rubro comercio. 

Factores

Ello se debe a varios factores, como que la minería metalífera y de litio requiere de la construcción de grandes obras de infraestructura, muchas veces alejadas de grandes centros urbanos, todo lo cual requiere servicios de ingeniería, de alojamiento, de catering, de construcción y una diversidad de servicios de apoyo. 
En el caso de la minería no metalífera, la mayor dependencia de proveedores comerciales obedece a un menor abastecimiento relativo vía importaciones, de modo que se recurre más a importadores y distribuidoras.
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