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Raúl Eduardo Rojas ha escrito un nuevo libro. Esta noche, a partir de las 20, los poetas Atilio Romano y Nelson Muloni presentarán “La moneda y el hueso”, en los jardines del Complejo de Bibliotecas y Archivos de la Provincia, en Sarmiento y Belgrano. Será una oportunidad para reencontrarnos con nuestros creadores.
“Son poemas de distintos tiempos, algunos muy viejos, de cerca de 40 años...”, le dice el poeta a El Tribuno. Y agrega: “Siempre me ha interesado la temática de ser testigo y protagonista de tiempos determinados y dar ese testimonio. El libro cuenta lo que le pasa a cualquiera, sobre todo en esta crisis económica, en pandemia, con los avatares que tiene que sufrir”.
Raúl Eduardo Rojas nació en La Casualidad (pueblo minero hoy desaparecido), en Los Andes, el 27 de enero de 1956. Publicó “Decanto” en 1986, desde entonces ha tenido una producción sostenida. La plaqueta “Oraciones para el vino y su sombra”, publicada también en Editorial Milor en 2014, era hasta ahora su último poemario.
Sobre “La moneda y el hueso”, dice: “Me hizo notar Atilio (Romano) que está escrito casi en su totalidad en primera persona. Es decir, soy el protagonista del libro con algunas cosas que me pasaron y con otras que no, pero que -de todas maneras- las cuento desde la entraña, desde la forma de ser un protagonista directo de cada una de esas historias. Son apenas 19 poemas pero creo que tienen una identidad emocional y social importante”.
Soneto
“En un envío que le hago a mi mujer, cuando ella vivía, pongo que siento que soy, de alguna manera, un continuador de la generación del 60”, dice Rojas, luego amplía: “Digo que vengo de la generación del 60 y algo de la del 40... la conciencia de un hondo intimismo social, la búsqueda de lo misterioso y mágico que tiene la escritura y, por encima de todo, la emoción en el poema”.
“El soneto es una forma de expresión muy pura y muy rica... Hugo Roberto Ovalle, Luchín Andolfi, Miguel Ángel Pérez, Holver Martínez Borelli... casi todos ellos han escrito sonetos de una calidad excepcional”, concluye.
Escribir poesía
El primer libro de Rojas es de 1986. “La Fundación del Banco del Noroeste hacía concursos entre poetas de Jujuy, Catamarca y Salta, donde tenían sucursales y te publicaban”, cuenta. “Decanto” se llama ese primer libro. La publicación ha sido desde siempre un tema entre los escritores. Y le preguntamos sobre publicar poesía. “Es tan difícil como publicar cualquier libro. Los escritores salteños no vendemos, y tampoco hay un mercado. Nos conocemos por vías de referencias”, dice, y aclara: “A mí me saluda mucha gente en la calle. ‘Ahí va el poeta Rojas’, dicen, pero no porque me hayan leído sino porque alguien nos presentó, o estuvimos en una reunión y dije un poema. Porque por más que publiquemos -unos mil... dos mil ejemplares puede publicar un salteño-... para una población de un millón de habitantes es nada... y seguimos siendo inéditos”. Y reflexiona: “Lo único que esperamos es ser dignos de este don que nos ha tocado”.
Rojas habló también sobre otras incursiones en la escritura: “He escrito cuentos, y en su estructura y su forma es muy parecido a la poesía. He intentado novelas y he fracasado rotundamente, no puedo; los personajes me llevan por delante, uno que aparece a último momento empieza a crecer y distorsiona toda la historia (risas). Entonces no puedo manejarlo... Pero un cuento sí. Y un poema es una de las expresiones más puras del espíritu, es despojarse íntimamente de todo”.
Instituciones
El poeta, sobre el panorama literario en Salta, dice: “Me gustaría que hubiera instituciones más serias, que se tomen el trabajo intelectual con el peso que tiene. Salta tiene mucho para dar, siempre ha tenido una de las mejores poesías del país y ha tenido también en narrativa una tradición de exponentes muy grandes y, sin embargo, no se los reconoce”. Y añade: “Por ejemplo ‘Toro viene el río’, de Jaime Dávalos, que lleva prólogo de Miguel Ángel Asturias... Me parece que es una de las expresiones del realismo mágico mucho antes de que se conozca el realismo mágico. Es una obra maravillosa... sin embargo, no se la valora como debiera hacerse”.
“Los que están en las universidades y hacen trabajos sobre literatura de Salta o del noroeste... la mayor parte queda en los anaqueles, no se difunden... destinados a ser ilustres anónimos todos, desde los investigadores hasta los creadores”, concluye.