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Martín Güemes, jefe militar y eximio político en los difíciles tiempos de la Independencia

Es esencial contextualizar su muerte en el marco de las turbulencias políticas, que excedían ampliamente los conflictos locales. Así se descubre el compromiso inquebrantable con la libertad americana, frente a otras opciones políticas de ese momento.
Viernes, 31 de diciembre de 2021 11:03

Por Sara E. Mata
ICSOH-CONICET-UNSa

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Por Sara E. Mata
ICSOH-CONICET-UNSa

El 17 de junio de 2021 se cumplieron 200 años del fallecimiento del General Martín Miguel de Güemes. La conmemoración de este bicentenario ofrece la posibilidad de ensayar miradas renovadas sobre la gesta güemesiana y nos invita a reflexionar acerca de la compleja relación entre historia y memoria, la construcción de la heroicidad y la relación entre la política y el pasado, con la finalidad de evitar peligrosos anacronismos que han llevado a considerar a Martín Miguel de Güemes como un “militar argentino”, cuando Argentina no existía, o un “líder popular”, acorde a los tiempos actuales. 

En las últimas décadas la historia política ha ampliado su universo analítico al incorporar perspectivas teóricas y metodológicas procedentes de la historia social, de los estudios culturales y de la ciencia política. La agenda de los historiadores es actualmente muy vasta y en ella cobra relevancia, junto con el género biográfico, la investigación que contextualiza y problematiza las trayectorias individuales y colectivas en la disputa política, establece las diferencias entre los enunciados y las prácticas e indaga la/s cultura/s política/s que define/n esas prácticas en el conjunto social.

Esta historia política ha renovado, y enriquecido sustancialmente, los estudios acerca del proceso que culminó con la independencia política de los territorios hispanoamericanos recuperando la importancia de las movilizaciones rurales, los diferentes proyectos políticos y las diversas condiciones materiales y culturales que condicionaron el accionar de quienes protagonizaron esta coyuntura histórica, signada por la violencia y la guerra. 

La construcción del ícono 

La guerra librada en Salta con la movilización rural y el protagonismo de Martín Miguel de Güemes requiere de una atenta lectura -no solo historiográfica sino también de un amplio repertorio literario, teatral, cinematográfico y musical- para abordar los diferentes dispositivos culturales y sociales que contribuyeron, particularmente en el transcurso del siglo XX, a convertir a Martín Miguel de Güemes en un ícono de la identidad salteña relacionada a diferentes intereses políticos.

Sin desconocer los intentos de reivindicación ensayados en el siglo XIX (1) no caben dudas que, en la elite salteña, el recuerdo del gobierno de Martín Miguel de Güemes continuaba teñido del rencor que ocasionó la indisciplina social, como consecuencia de la movilización rural que hizo posible sostener una guerra de recursos. Una guerra que desbarató los planes realistas de avanzar y destruir al débil Ejército Auxiliar del Perú replegado en Tucumán en 1814 y que, en 1817, sostuvo el proyecto ideado por San Martín, de cruzar los Andes y sorprender a las fuerzas realistas que ocupaban la ciudad de Santiago de Chile.

Fue a comienzos del siglo XX cuando cobraron mayor relevancia los intentos por destacar su importancia en la guerra de la independencia. Contribuyeron a este fin la revista fundada por Benita Campos en 1907 “Güemes. Revista mensual, literaria y social” (2) y fundamentalmente la Historia del General Martín Miguel de Güemes y de la Provincia de Salta de Bernardo Frías, cuyos tres primeros tomos fueron publicados entre 1902 y 1911.(3) En ella, Bernardo Frías logrará conciliar discursivamente a la elite con la figura de Güemes al destacar el aporte económico que la misma realizó para sostener la guerra a la vez que enfatizaba sobre la importancia que tuvo su accionar para lograr la independencia, inscribiendo así la historia de la provincia de Salta en la historiografía argentina. Se recuperaba en su obra el protagonismo de Martín Miguel de Güemes y su contribución a la formación de la nación argentina.

Sería en 1921, al cumplirse los 100 años del fallecimiento de Güemes, que tendremos la oportunidad de comprobar la presencia de una memoria en torno a la figura de Güemes que, si bien recupera ese protagonismo militar, revela también la persistencia de una imagen popular de Güemes conservada en el medio rural. (4) Entre los homenajes dispuestos por el gobernador radical Joaquín Castellanos, además de proyectar la construcción de un monumento en su honor, es preciso destacar el envío a la Legislatura salteña de la Ley de protección del trabajo o Ley de rehabilitación del gaucho y del indio o de protección de los trabajadores rurales o urbanos o simplemente Ley Güemes como se la llamó, con la cual se proponía mejorar las condiciones de trabajo de los peones rurales. Castellanos atribuía, de este modo, al gobierno de Martín Miguel de Güemes la decisión de beneficiar a los trabajadores rurales al eximirlos del pago de arriendos, el conchabo y otras formas de sujeción a sus patrones. Esta iniciativa, así como otras medidas que afectaban los intereses de los grandes propietarios rurales, generó una fuerte oposición a su gobierno que logró la intervención de la Legislatura provincial y la posterior destitución por juicio político de Joaquín Castellanos en setiembre de 1821. Obviamente, la Ley Güemes no se implementó.

Memorias en tensión 

Podemos observar entonces la presencia de varias memorias históricas en tensión, memorias históricas que reproducían el conflicto permanente que atravesó el gobierno de Güemes. Por una parte la animadversión de la elite salteña hacia Güemes pero también, como en el caso de Bernardo Frías, una reivindicación que hacía eje en el protagonismo y la importancia de Martín Miguel de Güemes en la guerra por la independencia y, finalmente como lo demuestra Joaquín Castellanos, la vigencia del recuerdo de un Martín Miguel de Güemes que había concedido derechos a la población rural más postergada. Memoria sostenida por quienes entre la población rural se identificaban como gauchos y recordaban y celebraban su participación en la gesta güemesiana. Esto se aprecia en la participación de las agrupaciones gauchas que se sumaron a las progresivas formas de reconocimiento oficial, tales como la inauguración del monumento proyectado por Castellanos e inaugurada una década después, en 1931, por Félix Evaristo Uriburu, artífice del golpe militar que derrocó al gobierno constitucional de Irigoyen.

En la década de los años 40 diferentes versiones del nacionalismo cobraron mayor fuer    za, manifestándose tanto en la     historiografía como en otras expresiones culturales.

En esa década se fundará en Salta la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, la cual comenzará a incluir a las agrupaciones gauchas ya existentes y a impulsar la organización de nuevas agrupaciones en diferentes localidades de la provincia de Salta. En ese contexto histórico y político el Dr. Atilio Cornejo, abogado salteño y miembro de número de la Academia Nacional de la Historia, publicó su Historia de Güemes.

En el transcurso de la segunda mitad del siglo XX un creciente reconocimiento incluirá, en 1965, la oficialización por parte del gobierno provincial, del retrato de Martín de Güemes, realizado en 1902 por Eduardo Schiaffino. (6) Pero será durante las dictaduras militares de 1966 a 1973 y de 1976 a 1983, cuando ese reconocimiento se hará más evidente. En 1971 se realizaron las Jornadas de Estudios sobre Güemes, en 1972 se creó el Instituto Güemesiano y en 1976 se declaró por Ley el 17 de junio como feriado provincial. Posteriormente, ya en democracia, en 1996, durante el gobierno de Juan Carlos Romero, se creó la bandera de Salta inspirada en los colores del poncho salteño que, desde 1931, identificaba a las agrupaciones gauchas. En 1999 los legisladores salteños en el Congreso Nacional lograron la declaración del día el 17 de junio “Día Nacional de la Libertad Latinoamericana” y en 2006 el General Güemes fue designado “Héroe Nacional”. Finalmente, en junio de 2016, se incorporó al día 17 de junio al calendario de feriados nacionales de Argentina.

Opiniones sobre su muerte

Aún más llamativas son las interpretaciones acerca de su muerte, ocurrida dos semanas después de que el Cabildo de Salta intentara destituirlo calificándolo de “monstruo entre los tiranos”.

La conspiración que posibilitó el ingreso de una partida realista que lo hirió de muerte fue atribuida a los comerciantes de Salta. Esta versión elude mencionar que no eran pocos los “comerciantes” opositores a Güemes que poseían, además, importantes propiedades rurales afectadas por la “indisciplina social” de los gauchos. No reconoce tampoco que esa conspiración tuvo éxito por la necesaria deslealtad de algunos de los jefes de las milicias y de los Cuerpos de Línea, entre ellos de la División de Infernales, que hizo posible el tránsito de una nutrida partida realista por un territorio que debía estar bajo el control de las fuerzas desplegadas por Güemes.

Finalmente, este año ha circulado una versión que refiere a su muerte “en combate”, en un intento de ofrecer un rasgo más de heroicidad a su figura en tanto minimiza la responsabilidad de la élite salto - jujeña en ese fatal desenlace. Esta versión carece de todo sustento histórico, ya que no puede calificarse de “combate” el haber sido sorprendido por una partida realista, cuando solo contaba con unos pocos hombres de su custodia que le ayudaron a salir de la ciudad herido. 

Resulta imprescindible contextualizar su muerte, conmemorada en este bicentenario, en el marco de las turbulencias políticas, que excedían ampliamente los conflictos políticos locales, relacionadas con las que tenían lugar en Buenos Aires, en otras provincias de la región y en España. Solo así será posible recuperar plenamente el sentido de su muerte destacando la decisión inquebrantable de Martín Miguel de Güemes por sostener el proyecto de libertad americana, frente a otras opciones políticas presentes en ese momento.

Realidad y representación del héroe

Desde la década del 70 se valora su contribución a la independencia americana.

Este breve repaso acerca de algunos de los hitos más importantes en el proceso de construcción de la figura de Martín Miguel de Güemes, como héroe provincial y nacional y su inclusión en el calendario de los feriados nacionales, habilita sin dudas la posibilidad de replantearse cuál y cuáles de las facetas de la guerra y su liderazgo se han rescatado en las representaciones que sobre su figura y su gesta se han elaborado. Permite también observar la estrecha relación con el poder político de turno en el proceso de recuperación y oficialización de su figura.

La construcción de la heroicidad también supuso el esfuerzo por homogeneizar y simplificar su trayectoria y su accionar en los turbulentos tiempos políticos de los cuales Güemes fue protagonista. 

Así le atribuyeron ser el único responsable de la movilización en un extenso territorio y una lealtad sin fisuras por parte de los hombres organizados en los Escuadrones Gauchos y en el Cuerpo de Línea División de Infernales, quienes abrazaban, por amor a Güemes, la causa de la libertad. 
Asimismo, en determinados círculos del poder y en ciertas coyunturas políticas se ha reivindicado y se reivindica su figura como un decidido caudillo federal, enfatizando por supuesto su rol en la movilización y la ciega obediencia de sus gauchos, en definitiva, un líder popular que propugnaba un cambio social en beneficio de los más pobres. Ambas interpretaciones excluyen o relativizan la agencia de esa población movilizada y sus propias aspiraciones en el contexto revolucionario. 
Coinciden, sin embargo a partir de la década de 1970 en valorar su importante contribución en el plan sanmartiniano y, por ende, a la independencia de América del Sur.

Estas memorias y representaciones de Martín Miguel de Güemes circulantes, con mayor o menor énfasis, en diferentes momentos políticos de nuestra accidentada historia del siglo XX han soslayado, y en ocasiones obstruido, un sinfín de problemas que plantea un período tan complejo como el de la independencia sudamericana de la cual él fue un protagonista importante. Entre ellas, el de la movilización que, en diferentes momentos y por diversos motivos que requieren ser investigados, estuvo presente en las primeras décadas de siglo XIX.

 Y junto con la movilización, la importancia de los jefes de milicias locales, verdaderos artífices de esa movilización, que permite observar tanto la notable habilidad política de Güemes como la capacidad de acción de esos intermediarios políticos y militares, que negociaron permanentemente su adhesión al gobernador, y que en ocasiones se alejaron de él o lo condicionaron. Todo ello atravesado por diferencias políticas, presentes en el seno de la elite salto - jujeña, que oscilaron entre una explícita fidelidad al rey, una indiferente expectativa y una declarada adhesión a la revolución y a la independencia americana, sin que esta adhesión a la “justa causa de la libertad” significase apoyar a Güemes; muy por el contrario, parte de ella ejerció una férrea oposición desde los primeros momentos de su gobierno. 
Podríamos continuar enumerando un sinfín de temas y problemas que merecen ser atendidos.

Uno de ellos, muy importante, es el concepto de libertad, que debe ser analizado desde los diferentes sentidos que la misma albergaba para quienes la enunciaban, fueran estos miembros de la elite y de los grupos dirigentes o libertos, esclavos, indios, mestizos de diferente condición social.

Marco de referencias de este documento histórico

1) En 1848 Dionisio Puch publica en Lima una breve biografía y 10 años después, también en Lima, Juana Manuela Gorriti publica Retrato de Güemes. En Salta Juan Martín Leguizamón escribió en 1877 Ligeros apuntes Históricos sobre la Provincia de Salta, publicado recién en 1933, Cfr. Poderti, Alicia (2001) Ponencia del Undécimo Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina, ANH, Córdoba. Cfr. Caro Figueroa, Gregorio (1998), “La construcción del culto a Güemes” Claves, 68,

2) Geres, Osvaldo, (2018), “Benita Campos y la Revista Güemes”, en Línea de Tiempo Mujeres en la Historia de Salta, Proyecto Genoma, Consejo de Inversiones.

3) Los tomos IV y V de la historia escrita por Bernardo Frías, concluidos en 1918, fueron publicados recién entre 1955 y 1960 por el Instituto San Felipe y Santiago.

4) Villagrán, Andrea (2012), Un héroe múltiple. Güemes y la apropiación social del pasado en Salta, EUNSa, Salta

5) En 1942 la filmación de la “Guerra Gaucha” dirigida por Lucas Demare proyectará a nivel nacional la guerra que tuviera lugar en Salta por la independencia. Hubo otros aportes destinados a dar a Güemes reconocimiento. 

6) Laura Malosetti Costa (UNSAM - CONICET). “El retrato ideal de Güemes”. https ://www.cultura.gob .ar/el-retrato-ideal-de-guemes-10657/
 

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