Con un municipio saneado y la perspectiva de mejoras en la infraestructura sanitaria y el empleo, Julio Romano, intendente de La Candelaria, hizo un balance de la gestión cumplida este año en el que la pandemia volvió a marcar el ritmo en la administración del Estado. “Julín”, tal como lo conocen en el sur de la provincia, destacó el ordenamiento económico del municipio con el pago de los sueldos al día y al mismo tiempo el avance de obras de relevancia para la comunidad candelaria. En ese sentido, destacó las obras en la ampliación del hospital, listas para inaugurar, y el estatus de “letrina cero” en el pueblo que se consiguió con la erradicación total de los pozos ciegos mediante la construcción de núcleos húmedos y la conexión a la línea de cloacas en la zona urbana. “En 14 años de gestión no tuve un solo día de paro, ni un cheque rebotado”, graficó.
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Con un municipio saneado y la perspectiva de mejoras en la infraestructura sanitaria y el empleo, Julio Romano, intendente de La Candelaria, hizo un balance de la gestión cumplida este año en el que la pandemia volvió a marcar el ritmo en la administración del Estado. “Julín”, tal como lo conocen en el sur de la provincia, destacó el ordenamiento económico del municipio con el pago de los sueldos al día y al mismo tiempo el avance de obras de relevancia para la comunidad candelaria. En ese sentido, destacó las obras en la ampliación del hospital, listas para inaugurar, y el estatus de “letrina cero” en el pueblo que se consiguió con la erradicación total de los pozos ciegos mediante la construcción de núcleos húmedos y la conexión a la línea de cloacas en la zona urbana. “En 14 años de gestión no tuve un solo día de paro, ni un cheque rebotado”, graficó.
Su municipio es el único en la provincia que tiene el estatus de “letrina cero”. ¿Cómo consiguieron ese logro?
Desde el 2009 comenzamos con un plan sistemático para erradicar los pozos ciegos y llegamos a esta instancia con la eliminación total de las letrinas en la zona urbana y rural. El apoyo del IPV en esta última parte fue fundamental porque logramos llevar los núcleos húmedos más allá de las líneas de cloacas. Pero la idea es que en el 2022 podamos tener conexión con cloacas al 100 por ciento de la zona urbana, que es un desafío importantísimo. Las cloacas no se ven como obra expuesta, pero es algo fundamental para la gente. Aquí no se hace nada sin tener la cloaca primero. Tenemos dos plantas depuradoras y hay que agrandar una que ya nos quedó medio obsoleta por las conexiones que tenemos en el pueblo.
Esto tiene que ver directamente con la salud de la población. ¿Cómo se preparan para afrontar una nueva ola de la pandemia?
Tenemos todo listo para inaugurar la segunda etapa de nuestro hospital. Está todo instalado: salas de internación para varones y mujeres y para pediatría, atención del primer nivel, enfermería para los internados. Lo más importante es la sala de rayos que esta lista para ser utilizada, con un servicio que antes no teníamos. Aire acondicionado en todo el edificio, con un grupo electrógeno nuevo, importante, todo automatizado. Están las camas con ropa, heladeras y freezer para atender con el comedor a los pacientes internados.
¿Y por qué no lo inauguran aún?
Está todo listo desde hace dos meses. Ya trajeron todas las cosas. Es una obra que se hizo por administración de la comuna, con mano de obra local y plata de la Provincia. Ahora están viendo el nombramiento de personal. Estamos hablando, entre profesionales, técnicos y administrativos, un total de 12 personas que se van a incorporar al personal que ya está operativo. Estimo que están en la gestión de esas designaciones.
¿Cual considera usted que es la obra más importante en este año de gestión?
Sin dudas, la conexión de la ruta nacional 9 al pueblo. Son 13 kilómetros que en época de lluvia nos dejan prácticamente aislados o con muchas dificultades para el acceso. Conseguimos una plata de Vialidad de la Nación mediante un convenio con Provincia y salió. Estamos arrancando con los trabajos en las próximas semanas, más precisamente en febrero. Son 400 millones de pesos que incluyen no solo la pavimentación, sino también la señalética y las obras de arte. Quiero agradecer a Gustavo Arrieta, el director de Vialidad de la Nación, por facilitar esta obra tan importante para La Candelaria. Es la obra más importante en muchos años.
El desempleo sigue siendo un flagelo social que se nota mucho más en los municipios pequeños donde la economía no está fortificada y hay carencia de industrias. ¿De qué manera la comuna se involucra en esta problemática?
Hay un claro apoyo del municipio para el campo. Ayudamos a los pequeños productores con equipos de la comuna para preparar la tierra y nos hacemos cargo del 50 por ciento del jornal que necesitan por hectárea. Por ejemplo, se necesitan 6 personas por hectárea para trasplantar ají. La Municipalidad se hace cargo del jornal de tres personas para ayudar a los pequeños productores.
Ya que menciona a esa producción, ¿dónde la colocan?
A través de un programa de cambio rural que promociona el INTA hicimos capacitar a la gente para la producción de ají, que es muy bueno en esta zona. Aquí se planta el ají cayena, colorado y criollo y la producción sale a Tucumán y Buenos Aires. Pero la mejor noticia es que la empresa Aragón ya compró 12 hectáreas en zona rural de La Candelaria con la idea de instalar un molino para industrializar la producción. Vamos a darle valor agregado a nuestra materia prima.
¿Qué otro proyecto laboral tiene en vista?
Al matadero municipal lo estamos terminando para la faena de cabritos, cerdos, corderos y ganado vacuno. Estamos en la etapa final. Es uno de los pocos mataderos del interior de la provincia para una faena total de ese tipo de ganado. Se faena desde el municipio para todo el departamento. Es uno de los pocos en el interior provincial y vamos a buscar la calificación para que sea habilitado para toda la región y la provincia.
¿Pero toda esta actividad tiene un impacto directo e inmediato en el nivel de empleo?
Lo que ocurre es que cambia la perspectiva. La Candelaria tiene cerca de 2.300 habitantes y muchos de los problemas de las grandes ciudades, como la droga y el delito, aquí no tienen cabida. Pero es importante poner la mirada en los jóvenes que buscan oportunidades en otros lugares. Aquí muchos jóvenes, tanto varones como mujeres, y sin ser hijos de productores, saben que hay un acompañamiento de la comuna a la producción y a la generación de empleo. Eso los motiva para capacitarse. Cuando ven que el Estado los acompaña, se preparan, se capacitan y quieren quedarse”.