Hoy es feriado en el territorio nacional. En esta fecha, los católicos celebran el Día de la Virgen y también -más allá de las religiones- muchos arman el arbolito de Navidad. Y comienza a vivirse el clima propio de diciembre. El 6 de enero, luego de la llegada de los Reyes Magos, el arbolito es desarmado para retomar su lugar el 8 de diciembre que vendrá. Un rito que se observa desde hace siglos.
Formalmente, el Día de la Inmaculada Concepción de María fue declarado el 8 de diciembre de 1854 por el entonces papa en ejercicio Pío Nono, quien después de haber recibido peticiones de distintas universidades del mundo, se congregó en la Basílica de San Pedro, en Roma, y realizó el anuncio. “Declaramos que la doctrina que dice que María fue concebida sin pecado original es doctrina revelada por Dios y que a todos obliga a creerla como dogma de fe”, dijo ante más de 200 obispos y embajadores y miles de fieles.
En el momento del anuncio, sonaron al unísono las 300 campanas de las torres de Roma y volaron varias palomas mensajeras. Simultáneamente, en todos los templos católicos del mundo se celebraron grandes fiestas en honor de la Inmaculada Concepción.
Se trata de la fiesta más grande y popular que celebran en torno a la figura de María.
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Hoy es feriado en el territorio nacional. En esta fecha, los católicos celebran el Día de la Virgen y también -más allá de las religiones- muchos arman el arbolito de Navidad. Y comienza a vivirse el clima propio de diciembre. El 6 de enero, luego de la llegada de los Reyes Magos, el arbolito es desarmado para retomar su lugar el 8 de diciembre que vendrá. Un rito que se observa desde hace siglos.
Formalmente, el Día de la Inmaculada Concepción de María fue declarado el 8 de diciembre de 1854 por el entonces papa en ejercicio Pío Nono, quien después de haber recibido peticiones de distintas universidades del mundo, se congregó en la Basílica de San Pedro, en Roma, y realizó el anuncio. “Declaramos que la doctrina que dice que María fue concebida sin pecado original es doctrina revelada por Dios y que a todos obliga a creerla como dogma de fe”, dijo ante más de 200 obispos y embajadores y miles de fieles.
En el momento del anuncio, sonaron al unísono las 300 campanas de las torres de Roma y volaron varias palomas mensajeras. Simultáneamente, en todos los templos católicos del mundo se celebraron grandes fiestas en honor de la Inmaculada Concepción.
Se trata de la fiesta más grande y popular que celebran en torno a la figura de María.
En familia
Este miércoles, muchas familias arman el clásico arbolito de Navidad. De esta manera, se inicia la temporada de celebraciones de fin de año.
Si bien la festividad católica no tiene relación con el armado y decoración del arbolito, se adaptó a la historia religiosa y al nacimiento de Jesucristo: el árbol original emergió como una representación del amor de Dios y su forma triangular se asocia a la Trinidad.
Bajo este escenario, muchos optan por decorar sus casas con árboles de diferentes tamaños y colores, en jardines e interiores. Además, utilizan bolas de colores, luces, estrellas, campanas, guirnaldas, pesebres, entre otros objetos que hacen referencia a Papá Noel, los renos y la costumbre de los regalos. Es decir, se asocian diversas tradiciones en torno a la celebración.
Sobre el sentido “católico”, las pelotas de colores simbolizarían las manzanas del paraíso que habitaron Adán y Eva antes de cometer el pecado original, según alguna de las tradiciones. Las luces representan velas, “la luz de Cristo”, el vínculo de unión entres las familias.
Orígenes y llegada al país
No hay una historia precisa, aunque el relato más aceptado dice que en Argentina comenzó a armarse el arbolito en 1807, cuando un irlandés trasladó este hábito a nuestro territorio, decorando un pino en una plaza pública. Había llegado a América Latina proveniente de Estados Unidos y lo decoró de acuerdo a la costumbre arraigada en su país de origen.
Tiempo antes, se precisó como el origen del árbol la sociedad celta. Dicho pueblo tenía por costumbre adornar un roble por la llegada del solsticio de invierno, ya que de esta manera se aseguraban el regreso del sol. Hay otra historia que expresa que los sacerdotes druidas de Europa Central adoraban a sus dioses adornando un árbol que llamaban Yggdrasil.
También hay otro relato relacionado al protestantismo y a uno de sus precursores, Martín Lutero. Hacia el 1500, el teólogo, mientras caminaba en un bosque, se asombró por cómo el brillo de las estrellas resplandecía en los árboles. A tal punto fue su fascinación que cortó una de las ramas y la atesoró en su casa. De hecho, en muchas partes del mundo el arbolito se arma el 6 de diciembre, Día de San Nicolás de Bari, una figura asociada con el personaje de Santa Claus o Papá Noel.
Algunos consejos
Para armar el arbolito se aconseja poner primero las luces, desde adentro hacia afuera y desde abajo hacia arriba, en forma de espiral ascendente. El cable, que generalmente es verde, se puede mimetizar con el tronco del pino para dar un mejor aspecto. Para poner las guirnaldas, se debe empezar por arriba e ir ubicándolas estratégicamente para cubrir zonas más vacías, sobre todo en la parte inferior del árbol.
Los adornos quedan mejor si se ubican los de mayor tamaño abajo y los más pequeños arriba para aportar una decoración más armónica. Y al final, el broche de oro, la estrella que anuncia la llegada de una de las fiestas más lindas del año.
El primero
No hay presiciones de cuando llegó la costumbre. El relato más aceptado dice que comenzó a armarse el arbolito en 1807, cuando un irlandés trasladó este hábito al país, decorando un pino en una plaza pública.