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El cierre de escuelas fue devastador en el mundo

Las consecuencias sociales y psicológicas representan el desafío inmediato para todas las comunidades educativas y exige de la profesionalidad de los docentes.
Miércoles, 17 de febrero de 2021 01:23

"El impacto del cierre de las escuelas ha sido devastador a nivel mundial, afectando los aprendizajes, la protección y el bienestar de niños, niñas y adolescentes. La evidencia muestra que son los chicos y chicas más vulnerables quienes sufren las peores consecuencias". Esto no es especulación política, sino la cruda realidad, descripta por Unicef. La improvisación de las decisiones, el desconcierto de los gobernantes y las decisiones condicionadas por el miedo a la oposición fueron un rasgo nefasto de la política argentina durante la cuarentena.

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"El impacto del cierre de las escuelas ha sido devastador a nivel mundial, afectando los aprendizajes, la protección y el bienestar de niños, niñas y adolescentes. La evidencia muestra que son los chicos y chicas más vulnerables quienes sufren las peores consecuencias". Esto no es especulación política, sino la cruda realidad, descripta por Unicef. La improvisación de las decisiones, el desconcierto de los gobernantes y las decisiones condicionadas por el miedo a la oposición fueron un rasgo nefasto de la política argentina durante la cuarentena.

Sin embargo, lo que está en juego es el futuro. En un reciente documento, Unicef aconsejó "priorizar los esfuerzos para regresar a la educación presencial en las mejores condiciones posibles de seguridad en todas las escuelas".

En la Argentina, como en muchos países, el aislamiento castiga "la situación emocional de chicos y chicas, en cambios en los hábitos de sueño y alimentación en los más pequeños, y angustia y depresión en los mayores, cambios que afectan el desarrollo emocional y cognitivo". Categóricamente, UNICEF afirma que "la escuela, más allá de su función primaria en el aprendizaje, tiene un rol central en el bienestar integral de niños, niñas y adolescentes".

En México, la fundación "Niños en Alegría" añade que "la educación no puede parar. La falta de desarrollo de habilidades socioemocionales, así como la falta de oportunidades y espacios seguros que ofrezcan experiencias positivas para el desarrollo infantil, provocan bajos niveles de educación y conductas de riesgo. Esta situación se ha agravado con la pandemia de COVID-19, pues el distanciamiento social está provocando altos niveles de hacinamiento, estrés, miedo, angustia y nerviosismo en la población aumentando los problemas de convivencia y la violencia intrafamiliar. Condiciones que complicarán aún más la posibilidad de que el proceso de enseñanza -aprendizaje sea efectivo, provocando un crecimiento de la brecha educativa en la región".

La vida de los hogares, además, se ha alterado. El cierre de escuelas incrementó la conflictividad en hogares con problemas previos.

Los hogares se organizan tomando la escuela como parte de su vida cotidiana. Los matrimonios que trabajan se ven obligados a resolver problemas nuevos: cubrir el déficit de la educación virtual sin disponer de formación pedagógica, tratar de entretener a menores sin clubes, escuelas, cursos o cualquier otra actividad. Y, además, cumplir sus compromisos laborales. A esto se suma la disminución de los ingresos, en muchos casos; la adaptación a la vida digital y la fragilidad de la señal de internet.

Ese clima familiar se vuelve crítico para las familias y destructiva para las emociones infantiles y juveniles.

Manejar el riesgo

Según el mismo informe de Unicef, con los protocolos sanitarios, las escuelas no son “el principal factor de transmisión”. 
Los estudiantes no parecen estar expuestos a mayores riesgos de infección por asistir a la escuela y los docentes, tampoco. De hecho, la cuarentena, en general, se distendió desde agosto pasado y las fluctuaciones fueron manejables hasta que, tras el velatorio de Diego Maradona, todo pareció tirarse por la borda. Las escuelas fueron lo único que permaneció cerrado. En los grandes centros urbanos, sin embargo, la reforma del transporte público sigue siendo un problema a resolver por razones sanitarias, y también, ambientales y económicas.
 

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