La polémica por una concejal y una defensora oficial de Tartagal denunciadas por desviar y vender donaciones destinadas a comunidades wichis no deja de sumar capítulos lamentables. Ayer se entregaron bolsones incautados en el domicilio de las acusadas pero, por falta de organización, la gente se agolpó y la jornada terminó con empujones entre familias desesperadas por recibir algo de ayuda.
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La polémica por una concejal y una defensora oficial de Tartagal denunciadas por desviar y vender donaciones destinadas a comunidades wichis no deja de sumar capítulos lamentables. Ayer se entregaron bolsones incautados en el domicilio de las acusadas pero, por falta de organización, la gente se agolpó y la jornada terminó con empujones entre familias desesperadas por recibir algo de ayuda.
La concejal Paola Díaz permanece detenida desde los primeros días de febrero, cuando ella y su hermana, la defensora oficial Rosa Díaz, fueron denunciadas por acopiar en una vivienda donaciones que les habían mandado distintas organizaciones sociales para distribuir entre los más necesitados del norte provincial el año pasado, luego de que Salta fuera noticia por la muerte de niños desnutridos o deshidratados.
Las donaciones habían quedado incautadas y referentes de comunidades originarias realizaron distintos reclamos para que se las entregaran.
Ayer se resolvió sacar los bolsones con ropa y mercadería a la vereda del edificio del Sistema de Emergencias 911 en Tartagal. No había nadie que repartiera o coordinara la entrega, lo que provocó que niños, mujeres y ancianos que esperaban por la ayuda se abalanzaran para tratar de llevarse algo.
"No hay repartición. Había unos bidones de agua, ropa usada. Solo una cajita con mercadería. Nosotros no esperábamos estas cosas. Esto es indignante. Queríamos algo prolijo", dijo Segundo, uno de los vecinos que dialogó con el medio digital local "La Cruda NN".
Entre lágrimas, una mujer que no pudo agarrar nada le reclamó a otra. Tras un cruce de palabras, terminaron forcejeando y tuvieron que separarlas los demás vecinos.
"Estoy sufriendo para comer. No tenemos cosas. Ustedes tienen sus casas lindas, yo necesito las cosas. Nunca nos dan nada. Mi mamá está sufriendo", dijo la señora, desbordada por la impotencia ante la falta de organización y la desilusión de tener que regresar sin nada para compartir con su familia. Otra mujer miraba la escena aferrada a las dos botellas de agua mineral que había conseguido.
Zapatillas y zapatos sin su par y algunas prendas sucias y estiradas quedaron esparcidas por la vereda luego de los forcejeos, que ocurrieron a la vista de un par de policías que no supieron qué hacer.
Sandra Díaz y Rosa Díaz fueron denunciadas por su propia hermana, que reveló que acopiaban la ayuda que les enviaban distintas fundaciones con el fin de venderlas o utilizarla con fines electorales.
En un allanamiento se verificó que ambas tenían en su poder desde hace meses alimentos y prendas de vestir que habían recibido con la promesa de repartirlos.