¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

15°
20 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Mal comienzo de la ministra

Martes, 23 de febrero de 2021 21:35

En Argentina no se necesita el don de la profecía para adelantar que algo va a salir mal.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

En Argentina no se necesita el don de la profecía para adelantar que algo va a salir mal.

En este mismo espacio, hace algún tiempo atrás, hice un comentario acerca de la falacia enunciada por el presidente de la Nación y sus funcionarios al afirmar, en noviembre de 2020, con una liviandad pasmosa, que para diciembre de ese mismo año ya habrían vacunado a 10 millones de argentinos y argentinas. Por supuesto que eso jamás ocurrió. 

Luego vinieron las imágenes de un avión de bandera despegando en una gesta épica bautizada “en búsqueda de la salvación” y narrada en tono acorde por el relator oficial de una manera grotesca y chauvinista. Dos días después vimos las imágenes de ese mismo avión volviendo con la irrisoria cantidad de 300.000 dosis; el incomprensible llanto de una azafata; las imágenes de funcionarios arremolinados en torno a los pallets haciendo la V de la victoria quizás de veras creyendo con esa ignorancia tan propia en los conversos que así vencerían al virus. 

A todo esto siguieron más momentos de zozobra y de declaraciones desatinadas de unos y otros hasta que estalló el escándalo del vacunatorio VIP montado en el propio Ministerio de Salud. Y ahora tenemos un nuevo ministro de salud: Carla Vizzotti. La misma que según la narrativa oficial volvió de Rusia sentada sobre las vacunas custodiando su inalterabilidad. Vizzotti es la misma que, en esa inolvidable conferencia de prensa donde se anunciaban los fallecidos del día, movía sus manos al ritmo de la payasa Filomena, convirtiendo toda la escena en un recuerdo aberrante. Y también es la misma que, en su momento, dijo que el Gobierno “evaluaba aplicar una única dosis de la Sputnik V para vacunar a más gente”, ya que “de esa forma podrían tener a 20 millones de personas inoculadas en marzo”. La misma barbaridad que dijera el señor presidente en noviembre, pero ahora dicho en enero y cuando todavía era secretaria de Acceso a la Salud. De más está decir que nada de todo lo que ella dijo tampoco se cumplió. Pero hoy es la nueva ministro de Salud.

No voy a agregar nada a todo lo que ya se ha dicho sobre el exministro Ginés González García. No vale la pena sobreabundar sobre su mirada extraviada, sobre su estado de confusión permanente, así como tampoco vale la pena ahondar sobre la cantidad de falsedades, inexactitudes o, lisa y llanamente, sobre la gran cantidad de mentiras que dijo mientras fue ministro. Tampoco vale la pena agregar nada más por sobre todo lo que ya se ha dicho sobre la inmoralidad de los vacunatorios VIP montados por el Ministerio de Salud o sobre la obscenidad atroz y vergonzante de todos los que se vacunaron sin ser esenciales ni haber cumplido con el cronograma de vacunación que el propio Ministerio estableció. 

Sin embargo, me cuesta no hablar sobre Carla Vizzotti o sobre el propio presidente de la Nación. Carla Vizzotti no puede salir indemne ni premiada de esta situación. El señor presidente de la Nación tampoco. 

La primera declaración pública de Carla Vizzotti como flamante ministro de Salud fue desconocer y negar que existiera un circuito de vacunación por excepción. Carla Vizzotti inició su gestión mintiendo o confesando su propia inoperancia.
Conociéndose como se conoce hoy la lista del “personal estratégico” que fue vacunado, que Carla Vizzotti sea la nueva ministro sólo desnuda la profunda debilidad y desorientación que sufre Alberto Fernández. ¿De veras estamos dispuestos a aceptar, todos, que ella estaba completamente al margen y desconocía por completo lo que sucedía en su propio Ministerio, del cual era la segundo a cargo, dadas la magnitud y la escala del circuito de excepción que se montó? 

Si esto fuera cierto, entonces Carla Vizzotti es “sólo” otra inútil más. Y, si no es cierto, entonces es cómplice del mismo delito —penal y moral— que el exministro. En ambos casos no puede desempeñar el cargo y, en ambos casos, el presidente está actuando mal y no puede ratificarla en el puesto. Tampoco hace falta ser vidente para entender que un nuevo escándalo le va a estallar en la cara al presidente si se llega a demostrar que la ahora ministro estaba al tanto de todo y era una parte funcional más de esa corruptela monstruosa. 

Al 17 de febrero de 2021 y, según la página oficial del gobierno argentino, hay 391.975 personas vacunadas con la primera dosis y 241.662 con la segunda. Hoy, se encuentra vacunado “oficialmente” menos del 1% de la población y, a este ritmo, nos va a llevar 9 años vacunar tan solo al 65% de la población argentina. Nada mejor para desarmar cualquier relato fantasioso que un par de cifras y, para colmo, oficiales.

Como siempre repito hasta el aburrimiento, los argentinos odiamos la verdad. Tenemos una escasa o nula tolerancia a la verdad. Nos aferramos al pensamiento mágico por más absurdo que este sea y nos encandila, como a las liebres los faros de los autos que terminan atropellándolos. Ahora, ¿elegimos creer que Carla Vizzotti era ajena hasta de la operatoria diaria de su propia área de gestión? De ser así en el mejor de los escenarios premiamos la inoperancia y la inutilidad. 

De nuevo y para terminar: en Argentina no se necesita el don de la profecía para adelantar que, de la mano de la improvisación, la ineficacia, la desidia, la corrupción, la mentira y la irresponsabilidad, las cosas van a salir muy mal.
 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD