¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

17°
25 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Una revista londinense premió a la textil Lhaka

La cooperativa recibió la insignia de buena marca 2021 de Sublime magazine, publicación pionera en emprendimientos sustentables
Lunes, 01 de marzo de 2021 02:04

La cooperativa textil Lhaka ("nuestro", en wichi) fue distinguida días atrás con un premio de buena marca por la revista londinense Sublime magazine, en reconocimiento por la sostenibilidad social y ambiental. Desde 2007 esta publicación inglesa es pionera en marcas sustentables.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La cooperativa textil Lhaka ("nuestro", en wichi) fue distinguida días atrás con un premio de buena marca por la revista londinense Sublime magazine, en reconocimiento por la sostenibilidad social y ambiental. Desde 2007 esta publicación inglesa es pionera en marcas sustentables.

Lhaka es la primera industria wichi en la que trabajan mujeres y hombres de la comunidad San Ignacio de Loyola, en la ruta 81, kilómetro 1837, cerca de Hickmann, en el departamento San Martín.

En 2014 comenzó el proyecto de lo que hoy es Lhaka, una cooperativa que hace ropa de moda con materia prima de primera calidad.

El proyecto surgió de la fundación Molino Cañuelas, impulsado por el presidente de la compañía homónima, Aldo Navilli, con una visión a largo plazo y de sustentabilidad.

La cooperativa está integrada por 30 personas de la comunidad indígena y todo lo que resulta de la venta de las prendas vuelve a sus manos y a la inversión en el producto. No se gasta nada en publicidad.

La coordinadora del proyecto en territorio, Catalina Rojas, contó que se eligió el rubro textil porque es el más inclusivo, en el que pueden trabajar mujeres y varones y mencionó que la prioridad es el producto: "Buscamos hacer una marca que compren porque el producto es bueno".

Las empresas Vitamina y Uma, distinguidas en el mundo de la moda, hacen los diseños y las colecciones para Lhaka, que tiene el mismo proveedor de tela premium.

La fundación Molino Cañuelas hace la dirección de la marca y de la colección, las ventas, el contacto con los clientes y la administración, entre otras tareas.

Los socios se dedican a la confección de las prendas que se venden en distintos puntos del país. Pronto, uno de ellos va a ser jefe del taller y otro está aprendiendo a conducir para realizar los viajes internos.

El 5 de septiembre de cada año, Lhaka festeja el día del trabajo y la dignidad. En esta ocasión la comunidad realiza un desfile para exhibir la ropa que hacen. Reciben visitas de otras comunidades y de familias criollas de la zona.

Cambios en la comunidad

Catalina Rojas comentó que el hecho de llevar adelante esta cooperativa generó una revalorización de la comunidad y un avance en distintos sentidos. Mencionó que para muchos esta fue la primera vez que trabajan de esta manera.

Antes de montar el taller, desde la fundación trabajaron con programas de educación, nutrición, salud e higiene y atendieron casos de bajo peso. "Al principio entregábamos alimentos básicos y había más de 40 por ciento de desnutrición", recordó.

La mujer destacó también que, desde que cuentan con sus propios ingresos, en la comunidad pueden comprar carnes y verduras que llegan en camionetas los días de pago.

Gracias a la instalación del taller la Empresa Distribuidora de la Electricidad de Salta (Edesa) mejoró el tendido eléctrico, que hasta entonces era muy precario.

Dónde comprar

En la Galería Continental, en Salta capital, hay un showroom de Lhaka donde se venden prendas a clientes mayoristas.

Los puntos de venta minoristas se pueden encontrar en Instagram, @lahka_wichi, donde figuran las revendedoras y dueñas de locales.

Además hay una tienda nube en www.lhaka.com.ar.

El contacto de la distribuidora es 3875 97-3864.

 Los barbijos Lhaka, furor en pandemia

Cuando comenzó la pandemia de COVID-19 el taller de Lhaka estuvo cerrado por unas semanas. 
Como la mayoría de las industrias, la textil se vio golpeada por la emergencia sanitaria. Lhaka también perdió a clientes mayoristas que cerraron sus puertas.
Luego la cooperativa retomó sus actividades con medidas para prevenir contagios, aunque todas las personas que trabajan allí viven en la misma comunidad. 
A partir de entonces se abrió un nuevo turno para trabajar con más separación entre las máquinas de coser.
Cuando los trabajadores todavía estaban acomodándose en el taller para volver a trabajar, desde Edesa les preguntaron si hacían barbijos. 
Si bien en ese momento no elaboraban más que prendas de vestir, les respondieron que podrían hacerlos. Con telas suaves comenzaron a elaborar este producto que se volvió indispensable en la actualidad.
“Eso nos ayudó mucho”, aseguró Catalina, quien nunca imaginó que los barbijos de Lhaka serían tan demandados.
 

 

PUBLICIDAD