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La mediación educativa y la prevención de la violencia en las escuelas

Sabado, 10 de abril de 2021 02:11

Julio Werthein, sociólogo, (exrepresentante de la Unesco) decía que: ante la violencia en las escuelas, "hay que incorporar detectores de problemas, no de armas",

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Julio Werthein, sociólogo, (exrepresentante de la Unesco) decía que: ante la violencia en las escuelas, "hay que incorporar detectores de problemas, no de armas",

Cuando existe un episodio de violencia en algún establecimiento educativo las autoridades entran en apuro por demostrar "que algo se está haciendo" y recurren a las más variadas opciones. La más frecuente de buscar el "chivo expiatorio" y expulsarlo, está la de consultar profesionales, hacer talleres, en algunos países hasta colocar detectores de armas y policías armados en las escuelas, como se observa en Puerto Rico.

Ninguna de estas acciones ha probado su eficacia real más allá de llevar cierta tranquilidad de que "algo se hizo".

Pero el tema de la violencia en las aulas es mucho más complejo. Cuando ocurre un hecho calificado de "violento" en la escuela, éste generalmente tuvo su historia previa, en un problema que comenzó, fue dando señales y nadie las advirtió hasta que pasó algo calificado como "grave".

En ocasiones, actitudes de los adultos ayudaron a reafirmar el círculo. Una vez que esto ocurre se busca juzgar al mismo con el último tramo de la situación. Es como pretender entender una película viendo los últimos cinco minutos.

Entender lo que pasó no es igual a "justificar" la conducta, pero sí nos sirve para contextualizarla y buscar caminos que nos permitan encontrar vías adecuadas para que entre todas y todos se reflexione sobre la misma, se repare el daño

Pero para ello, tal como lo dice Julio Werthein se requiere trabajar en las instituciones educativas con herramientas para detectar y abordar los problemas a tiempo, como la mediación educativa.

También se requiere comprender que la violencia es un comportamiento inadecuado en orden al logro de un objetivo común buscado por todo individuo: pertenecer, participar, ser valorado y lograr estima personal, que en ocasiones el castigo, la censura o el propio comportamiento del adulto termina reforzando.

Para ello, se requiere trabajar la convivencia y el clima que se vive en las instituciones y debe tener la participación de todos los actores de la comunidad educativa, incluidos los padres/familia.

Requiere, tomar conciencia que la convivencia genera conflictos y tensión y que el "grado de salud" de las instituciones no está dado por la ausencia de los conflictos, (conflicto que debe verse como "positivo" como oportunidad de posibilidades y logros), sino por la forma en que cada institución los afronta y cómo dar respuesta desde un paradigma ganar-ganar. Esto es prevención y formación. *

Muchos podrán decir "esto es casi imposible..." Es difícil, pero no imposible y es fruto de un proceso que debe llevar un trabajo continuo y requiere por parte de las autoridades su apoyo constante. Las urgencias constantes hacen que, como el camino es largo muchas veces no nos decidamos a dar los primeros pasos. Como dice la frase hasta el camino más largo comienza con el primer paso.

La mediación educativa ofrece herramientas dentro de un paquete más amplio que ayuda a prevenir, afrontar y gestionar a los conflictos.

La mediación educativa, implica un trabajo profundo con todos los actores institucionales, reflexionando acerca de qué se hace con el conflicto en la institución, qué actitudes predominan, dar herramientas desde la mediación, aprender a "negociar" para autogestionar los conflictos dentro de un proyecto institucional, los procedimientos de gestión de conflictos entre adultos, estudiantes y adultos y estudiantes entre sí, la inserción de las instancias de negociación y mediación dentro del acuerdo de convivencia institucional y la legislación.

Parafraseando al Dr. Claudio García Pintos quien en un Seminario sobre Violencia Escolar al reflexionar sobre la violencia en el aula se preguntaba "¿Bastará? Si nosotros docentes hacemos esto, ¿bastará? ¿Será suficiente modificar la mirada sobre la violencia para terminar con la violencia en el aula?" y se responde: "Yo no tengo dudas respecto de la respuesta: NO". Pero no importa si bastará o no. No estamos llamados a erradicar la violencia del mundo ni siquiera del aula. Simplemente estaremos asumiendo nuestra responsabilidad como docentes. Sólo estamos llamados a ser docentes, a cumplir esa "labor educativa... que ayuda al hombre a ser cada vez más hombre, lo introduce siempre más profundamente en la verdad, lo orienta hacia un respeto creciente por la vida, la forma en las justas relaciones entre las personas".

El desafío es grande y el camino posible, queda la voluntad de transitarlo.

* Ianni, N, Pérez E. La convivencia en la escuela, un hecho, una construcción. Ed. Paidós

 

 

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