Sin entrar en la telaraña de la dualidad de si la escuela contagia o no, la psicóloga salteña Noel Pacheco Vélez hace foco en las demandas y en la temporalidad de las decisiones políticas. Nos brinda un paisaje de la construcción de sentido bien local y nos deja abiertas muchas preguntas para comenzar a visibilizar la verdadera trama en torno del falso dilema.
“En cuestiones de políticas educativas a nivel nacional los docentes seguimos en el lodo”, dice la psicóloga. “Es como que el tiempo va más rápido que los procesos necesarios. Volvimos a la presencialidad cuando no estaban dadas las condiciones. Ahora volveremos a lo virtual y tampoco estarán dadas las condiciones. Todos esos niños que quedaron fuera en la primera fase del año pasado siguen estando fuera. Entones los docentes seguimos en el lodo”, recalca Pacheco Vélez haciendo énfasis en que la demanda está en otro lado.
“Debemos darle la voz a los niños y niñas para saber qué o cuáles son sus demandas. Pero no podemos argumentar con eso las decisiones en materia de política educativa. Los políticos no pueden tomar la decisión de clases presencial o virtual basándose en lo que dicen los niños porque estamos en una emergencia mundial por una pandemia. Un niño no puede ni debe decidir eso. Un niño requiere de cuidados, ser alojados, mirados y escuchados desde su lugar; que nunca es el lugar de un adulto”, dijo la profesional.
Niños llorando, manifestaciones callejeras de pedidos de clases presenciales no pueden ser argumentos suficientes en la toma decisiones. “Que si ponemos al niño como garante de sí mismo... ¿Qué lugar nos toca a nosotros, los adultos?”, se pregunta y nos interpela.
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Sin entrar en la telaraña de la dualidad de si la escuela contagia o no, la psicóloga salteña Noel Pacheco Vélez hace foco en las demandas y en la temporalidad de las decisiones políticas. Nos brinda un paisaje de la construcción de sentido bien local y nos deja abiertas muchas preguntas para comenzar a visibilizar la verdadera trama en torno del falso dilema.
“En cuestiones de políticas educativas a nivel nacional los docentes seguimos en el lodo”, dice la psicóloga. “Es como que el tiempo va más rápido que los procesos necesarios. Volvimos a la presencialidad cuando no estaban dadas las condiciones. Ahora volveremos a lo virtual y tampoco estarán dadas las condiciones. Todos esos niños que quedaron fuera en la primera fase del año pasado siguen estando fuera. Entones los docentes seguimos en el lodo”, recalca Pacheco Vélez haciendo énfasis en que la demanda está en otro lado.
“Debemos darle la voz a los niños y niñas para saber qué o cuáles son sus demandas. Pero no podemos argumentar con eso las decisiones en materia de política educativa. Los políticos no pueden tomar la decisión de clases presencial o virtual basándose en lo que dicen los niños porque estamos en una emergencia mundial por una pandemia. Un niño no puede ni debe decidir eso. Un niño requiere de cuidados, ser alojados, mirados y escuchados desde su lugar; que nunca es el lugar de un adulto”, dijo la profesional.
Niños llorando, manifestaciones callejeras de pedidos de clases presenciales no pueden ser argumentos suficientes en la toma decisiones. “Que si ponemos al niño como garante de sí mismo... ¿Qué lugar nos toca a nosotros, los adultos?”, se pregunta y nos interpela.
Noel Pacheco Vélez, en clases sin pandemia.
Para la psicóloga la pandemia fue pretexto ideal para acabar con el mediano y largo plazo en la toma de decisiones políticas. “La temporalidad ha cambiado y lo urgente es lo importante. No hay un registro del futuro y vivimos en un presente continuo. Y las políticas públicas apuntan a lo efímero, pues todas las decisiones caducan rápido. Hay un interejuego entre salud y educación en donde se decide virtualidad o presencialidad sin reparar en un trabajo previo de asegurar las condiciones estructurales porque de pronto no hay tiempo ni para atrás ni para adelante”, dice Pacheco Vélez.
Y eso se puede develar en la construcción de los discursos que dicen “nadie aprendió nada”, “el año perdido”, “un 2020 sin clases”. “¿Cómo pueden los funcionarios hablar de resultados del año pasado cuando no tienen ninguna información. Una evaluación de impacto dura años y acá no hubo publicación de ningún resultado. Y entonces es porque responden a la urgencia de la política que un día dice una cosa y al poco tiempo dicen otras. Esas contradicciones entonces dañan las subjetividades de los niños, niñas y adolescentes. La constitución de la subjetividad infantil se arma en torno de discursos, palabras, miradas de otros, garantes y sostenes del niño. Un niño es niño en tanto existe la asimetría necesaria con un adulto”, aclaró.
Quizás preguntarnos: si la demanda sigue la lógica de la urgencia ¿adónde se hace lugar a los procesos, duelos, resignificaciones, reconstrucciones de tramas sociales y culturales?
Para la psicóloga su idea de “futuro efímero” constituye la característica principal de esta “modernidad líquida”, concepto central del sociólogo Zygmunt Bauman, para describir esta falta de estadismo de la clase política que toma las decisiones de Estado en base a las urgencias electorales y en los argumentos de la posverdad como instrumentos de producción de sentidos que hace que discutamos la entelequia sin llegar a la cuestión de fondo. “Acá nadie piensa en decisiones sólidas, en dejar políticas que los trasciendan. Es como si se nos hubiera roto la brújula y estamos perdidos en tiempo y en espacio”, concluyó Noel Pacheco Vélez.