Los vecinos de una comunidad serrana de Campo Quijano esperan que la Provincia les ceda una vieja escuela abandonada para reciclarla y convertirla en un centro comunitario rural. Los referentes de las 800 personas que viven en los parajes de Potrero de Linares y de Uriburu mantienen este viejo edificio desde hace 12 años. Con el correr del tiempo el predio de casi media hectárea se había convertido en guarida de malhechores que asolaban las fincas cercanas.
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Los vecinos de una comunidad serrana de Campo Quijano esperan que la Provincia les ceda una vieja escuela abandonada para reciclarla y convertirla en un centro comunitario rural. Los referentes de las 800 personas que viven en los parajes de Potrero de Linares y de Uriburu mantienen este viejo edificio desde hace 12 años. Con el correr del tiempo el predio de casi media hectárea se había convertido en guarida de malhechores que asolaban las fincas cercanas.
Desde que se hizo cargo una comisión de vecinos, el edificio tomó vida de forma repentina. La limpieza y el cuidado siguen a cargo de los lugareños, que pretenden a corto plazo hacer funcionar este inmueble como un centro integrador de estas comunidades alejadas de la zona urbana.
Potrero de Linares se encuentra a tan solo 8 kilómetros de Campo Quijano, es una zona de difícil acceso por las condiciones mismas del terreno y en época de lluvias los vecinos quedan aislados por días ante la creciente del río. Un centro comunitario no solo significa mayores posibilidades de capacitación, sino además la oportunidad de tener un lugar físico donde reunirse como comunidad.
Modesta Silvestre, una de las referentes de estos parajes, explicó a El Tribuno sobre estos años de abandono y el proyecto de las comunidades. "Hace años esta escuela dejó de funcionar porque quedó agrietada desde el año 2008. Desde ese entonces el edificio no se utiliza. Solo algunos malvivientes la utilizaban para esconderse. Así que un día entre los mismos vecinos decidimos comenzar a cuidarla y utilizarla como un centro vecinal".
En medio de tanto descuido, aparecieron las alimañas y también las miserias humanas llegadas de otros lados. Hasta se llegaron a hacer fiestas clandestinas. Desde hace poco más de un año un grupo de vecinos puso manos a la obra, realizó el desmalezado y la limpieza de todo el predio. También le pusieron candado de seguridad a la puerta y cercaron parte del edificio para preservarlo.
"Ahora con el apoyo del intendente de Campo Quijano vamos a buscar ante la Provincia que nos ceden este predio abandonado. Estuvo a punto de ser demolido, pero nunca se hizo. Entre los vecinos podemos arreglar el edificio y convertirlo en un centro comunitario para los parajes de toda esta zona", dijo Silvestre.
Sucede que el temblor del año 2008 dejó muy averiado el edificio de la escuela, a la que concurrían unos 50 alumnos. Desde esa fecha los padres debieron enviar a sus hijos a diferentes establecimientos de La Silleta, Las Costas, Quijano y Potrero de Uriburu. Modesta, junto a sus vecinos, no pierde la esperanza de poder reconstruir el viejo edificio y convertirlo en un centro comunitario de contención y capacitación donde se puedan dictar talleres para los vecinos de Linares y los habitantes de Potrero de Uriburu. También con el apoyo del intendente Carlos Folloni pretenden conseguir que funcione en este predio un centro de salud y un destacamento policial rural.
Cerca de este predio abandonado, a pocos kilómetros se encuentra Fazenda La Esperanza, la misión de inclusión social de jóvenes que atravesaron situaciones de consumo problemático drogas y adicciones que fue cedido por el Gobierno de la Provincia a la obra papal.
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