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La vida de Michelle Salas, la hija que Luis Miguel negó por años

La nueva temporada de la serie sobre el cantante abordará su conflictiva relación con la joven, fruto de un romance de él con la actriz mexicana Stephanie Salas. 
Miércoles, 21 de abril de 2021 21:30

Quienes sigan la serie de Netflix deberán esperar hasta el próximo domingo -con el estreno del segundo capítulo, titulado “Noche de paz”- para interiorizase sobre el vínculo, cargado de sinsabores y contradicciones, de Luis Miguel y su hija Michelle Salas. Un Luis Miguel adolescente mantuvo un amorío de casi dos años con la actriz Stephanie Salas, nieta de la reconocida artista Sylvia Pasquel. El 13 de junio de 1989, en el Hospital Español de la Ciudad de México, nacería Michelle. Su madre decidirá criarla en soledad: el músico -por entonces de 18- le daría la espalda. La negación de ese vínculo se extendería durante 11 años. El reencuentro -lo dicho- se verá reflejado en la ficción protagonizada por Diego Boneta. No obstante, Stephanie ya exhibió sus reparos sobre determinadas circunstancias que no habrían ocurrido, o al menos, no en el orden cronológico en el cual se narran.
Como fuera, Michelle se abrió camino con la ayuda de su familia materna y en la penumbra del Sol de México. Sin talento musical, construyó su camino en los medios como modelo: fue la musa elegida por Dolce & Gabbana para desfilar en su país natal. Chanel y Dior también repararon en ella, que estudió Diseño de Moda en Los Ángeles (Estados Unidos).
Hoy, con 31 años, es una verdadera influencer. Tiene 1,4 millones de seguidores en Instagram, aunque más bien prefiera presentarse como “todóloga”. “La palabra influencer puede implicar que hagas televisión, que tengas un blog, un canal de YouTube... Nunca me he cerrado a nada, porque me gusta aprender”, se justifica, y dice haber heredado de su padre la disciplina férrea. Ese fue el gran consejo que le dio Luis Miguel, a quien define como “muy humano, risueño, cálido, al contrario de lo que parece”.
Michelle hasta ahora no tuvo suerte en el amor. Cuando vivía en Estados Unidos con Luis Miguel mantuvo una relación sentimental con Alejandro Asensi, por entonces mánager del ídolo. El vínculo profesional del músico con Asensi se resquebrajó, una vez revelado el romance. También mantuvo un noviazgo en 2013 con Diego Boneta. Se hicieron amigos cuando ambos residían en Los Ángeles. Incluso se rumoreaba que estaban comprometidos. “Tengo poco tiempo de conocerla, es buena niña”, contó el actor a los periodistas, mientras asistía a distintos eventos y reuniones sociales con la hija de Luis Miguel. Semanas más tarde, agregaría: “Michelle es una tipaza. Muy guapa, muy buena onda. Nos estamos conociendo, pero no me pela, espero que me den tips”. Ella, por el contrario, prefería evitar cualquier tipo de declaración sobre su pareja. 
Por aquel entonces Boneta desconocía que apenas unos años más tarde se pondría en la piel de quien fue su suegro (aunque lo vio una sola vez en su vida y por motivos laborales: en una reunión por la serie) y que terminaría interpretando en la ficción la historia real sobre la paternidad que Michelle le habría contado en detalle durante su noviazgo, aquel que no duró demasiado.
Porque como le sucedió con Luis Miguel, con Diego Boneta el tiempo tampoco estuvo del lado de Michelle.

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Quienes sigan la serie de Netflix deberán esperar hasta el próximo domingo -con el estreno del segundo capítulo, titulado “Noche de paz”- para interiorizase sobre el vínculo, cargado de sinsabores y contradicciones, de Luis Miguel y su hija Michelle Salas. Un Luis Miguel adolescente mantuvo un amorío de casi dos años con la actriz Stephanie Salas, nieta de la reconocida artista Sylvia Pasquel. El 13 de junio de 1989, en el Hospital Español de la Ciudad de México, nacería Michelle. Su madre decidirá criarla en soledad: el músico -por entonces de 18- le daría la espalda. La negación de ese vínculo se extendería durante 11 años. El reencuentro -lo dicho- se verá reflejado en la ficción protagonizada por Diego Boneta. No obstante, Stephanie ya exhibió sus reparos sobre determinadas circunstancias que no habrían ocurrido, o al menos, no en el orden cronológico en el cual se narran.
Como fuera, Michelle se abrió camino con la ayuda de su familia materna y en la penumbra del Sol de México. Sin talento musical, construyó su camino en los medios como modelo: fue la musa elegida por Dolce & Gabbana para desfilar en su país natal. Chanel y Dior también repararon en ella, que estudió Diseño de Moda en Los Ángeles (Estados Unidos).
Hoy, con 31 años, es una verdadera influencer. Tiene 1,4 millones de seguidores en Instagram, aunque más bien prefiera presentarse como “todóloga”. “La palabra influencer puede implicar que hagas televisión, que tengas un blog, un canal de YouTube... Nunca me he cerrado a nada, porque me gusta aprender”, se justifica, y dice haber heredado de su padre la disciplina férrea. Ese fue el gran consejo que le dio Luis Miguel, a quien define como “muy humano, risueño, cálido, al contrario de lo que parece”.
Michelle hasta ahora no tuvo suerte en el amor. Cuando vivía en Estados Unidos con Luis Miguel mantuvo una relación sentimental con Alejandro Asensi, por entonces mánager del ídolo. El vínculo profesional del músico con Asensi se resquebrajó, una vez revelado el romance. También mantuvo un noviazgo en 2013 con Diego Boneta. Se hicieron amigos cuando ambos residían en Los Ángeles. Incluso se rumoreaba que estaban comprometidos. “Tengo poco tiempo de conocerla, es buena niña”, contó el actor a los periodistas, mientras asistía a distintos eventos y reuniones sociales con la hija de Luis Miguel. Semanas más tarde, agregaría: “Michelle es una tipaza. Muy guapa, muy buena onda. Nos estamos conociendo, pero no me pela, espero que me den tips”. Ella, por el contrario, prefería evitar cualquier tipo de declaración sobre su pareja. 
Por aquel entonces Boneta desconocía que apenas unos años más tarde se pondría en la piel de quien fue su suegro (aunque lo vio una sola vez en su vida y por motivos laborales: en una reunión por la serie) y que terminaría interpretando en la ficción la historia real sobre la paternidad que Michelle le habría contado en detalle durante su noviazgo, aquel que no duró demasiado.
Porque como le sucedió con Luis Miguel, con Diego Boneta el tiempo tampoco estuvo del lado de Michelle.

Hoy están distanciados

A principios de este año Michelle tuvo un accidente en las montañas de Vail, Colorado, que le provocó una importante lesión en una rodilla: la recuperación será ardua. “Para mí, que soy una persona súper hiperactiva, esto es muy difícil: estar sentada, sin poder caminar bien. Pero no me voy a echar para abajo y no voy a verlo como algo malo”, advirtió, en un vivo con sus seguidores.
El traspié tuvo un daño colateral: la presunta indiferencia de su padre. 
Según la revista mexicana TV Notas, Luis Miguel desoyó la búsqueda de su hija mayor, quien procuró contactarlo luego de su caída. Quiso verlo, lo que no sucede desde hace años. Aunque más no fuera, conversar. Pero el cantante la habría bloqueado en su teléfono. La relación es tan distante que muchos consideran improbable una reconciliación.
Padre e hija se alejaron luego de que Michelle se ofuscara por el tratamiento que en la primera temporada de la serie le dieron a su nacimiento, al sostener que fue producto de una aventura casual. La segunda temporada ¿aportará algo de paz o acabará por completo con toda esperanza de reunión?

 

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