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Vivo enojado, enojada

Domingo, 25 de abril de 2021 01:41

Mucha gente hoy en día comenta que vive enojada. Debemos entender de qué se trata el enojo. Es una emoción y la voz que nos viene a decir que hay una piedra en el camino. Entonces la fuerza que provoca la ira hace que podamos remover la piedra. 

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Mucha gente hoy en día comenta que vive enojada. Debemos entender de qué se trata el enojo. Es una emoción y la voz que nos viene a decir que hay una piedra en el camino. Entonces la fuerza que provoca la ira hace que podamos remover la piedra. 

Ahora, distinto es si esta la transformamos en violencia. La violencia siempre es una conducta aprendida y patológica o negativa. Mientras que el enojo es una emoción normal y la fuerza con la que contamos, no para ir a pegarle a quien colocó la piedra, sino para quitarla del camino y avanzar. 

Hay personas que se enojan muy rápidamente. De cero, pasan a diez sin escalas, en una velocidad de milisegundos. Otros levantan de a poco. Algunos cuentan: “Yo no me enojo nunca, pero cuando me enojo exploto”. En realidad, no es que uno no se enoje nunca, sino que lo hace con frecuencia, pero lo reprime y no se da cuenta. 

Por otro lado, hay personas cuyo enojo va subiendo de a poco, pero se mantiene en el tiempo.

Una sugerencia, para administrar el enojo eficazmente, es nunca agredir cuando discutimos. Las peleas son normales porque se produce una liberación de tensión; pero la agresión nunca resuelve absolutamente nada.

Entonces lo ideal es esperar que uno o ambos estemos tranquilos. No debería haber discusión si una de las partes está bajo una ira difícil de manejar.

¿Qué hacemos con el enojo?

El enojo, en primer lugar, hay que ponerlo en palabras y jamás culpar o etiquetar a otro: “Vos me hiciste enojar, vos tenés la culpa... vos no servís... vos sos tal o cual cosa”. Lo más sano es expresar: “A mí me pasa esto... yo siento esto”. De esa manera, uno lo reconoce, se separa de ello y lo saca de su interior. 

En segundo lugar, hay que evitar los disparadores. Existen ciertas situaciones que nos hacen enojar más que otras. Cada uno sabe qué es lo que dispara su ira. Entonces, hagamos todo lo posible por evitarlas. Si, por ejemplo, se trata de una tarea, podemos delegarla en alguien más. 

Y, en tercer lugar, un consejo bien práctico es realizar actividad física. Hoy se sabe que “el cuerpo habla lo que la boca calla”. 

Por esa razón, los profesionales aconsejan hacer algún ejercicio como caminar, bailar, andar en bicicleta o nadar. Estas actividades nos ayudan a soltar la emocionalidad para que no se encapsule y nos termine afectando la salud. 

Para concluir, cuando nos enojamos, podemos seguir tres caminos: 1) explotar, gritar, romper e insultar, como suele hacer mucha gente; 2) implotar, no decir nada y tragar la bronca, con lo cual acabaremos dañándonos a nosotros mismos; 3) escoger el camino asertivo que consiste en buscar el mejor momento para hablar y hallar juntos una solución.

No le temas a tu propia ira, pero recordá que ni vos ni yo nacimos para vivir enojados. Todos nos enojamos alguna vez, y eso es normal y liberador. Pero procuremos no ser controlados por la ira y elijamos gestionar nuestros enojos con madurez para disfrutar de la vida en plenitud.

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