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23 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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Las organizaciones se preparan para trabajar en los barrios de cara a una segunda ola

Ajustan los protocolos para atender a los vecinos más vulnerados. Señalan que no hay respuestas adecuadas desde el Estado. Apuntan al plan “Mi Lote”.
Martes, 06 de abril de 2021 02:55

Mientras una segunda ola de contagios se avecina en Salta, las organizaciones comunitarias se preparan para seguir atendiendo las necesidades de los vecinos más vulnerados, en un contexto de agravamiento de las condiciones de vida.

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Mientras una segunda ola de contagios se avecina en Salta, las organizaciones comunitarias se preparan para seguir atendiendo las necesidades de los vecinos más vulnerados, en un contexto de agravamiento de las condiciones de vida.

Desde hace un par de semanas, se ajustan los protocolos para las actividades que se desarrollan en los comedores, merenderos, espacios de apoyo escolar y de actividades lúdicas para niños. Luego de unos meses tranquilos, la situación epidemiológica actual y el riesgo de que aumenten los contagios les hicieron encender las alertas de precaución.

Según contaron desde Barrios de Pie, la prioridad es seguir asistiendo a los vecinos, para garantizar que cubran las necesidades básicas.

Según comentó el referente de la organización, Ignacio Palarik, estos últimos días se reforzaron los cuidados para la asistencia alimentaria, con filas con distancia para retirar la comida. El tradicional lugar de encuentro en comedores y merenderos no puede darse en este momento.

Los últimos días se retomó la producción de barbijos por si algún vecino se lo olvida y se acentuó el relevamiento de adultos mayores y personas en situación de riesgo para ayudarlos y evitar que salgan.

Las tareas operativas logísticas se trasladaron a la virtualidad a pesar de las dificultades que existen en lugares por la mala conexión de internet y la escasez de dispositivos.

Para reducir al mínimo la presencialidad, se harán grupos pequeños para que los niños sigan teniendo sus espacios de juego y de apoyo escolar.

"Estamos planificando y preparándonos para enfrentarlo de la mejor manera posible, con la base de la experiencia que se hizo el año pasado", manifestó Palarik.

Destacó que, debido a la demanda de alimentos que hubo en 2020, lograron vincularse con muchos grupos para atender las necesidades en los barrios: "Se conformaron redes de trabajo solidario con participación de organizaciones comunitarias y estatales".

"De cara a lo que se viene, tenemos un piso de experiencia que nos permite encarar un proceso con más herramientas y conocimiento", aseguró.

Desde la organización Techo consideran que, en un contexto de aumento de los contagios, será "supernecesario" continuar con la labor que realizan en los barrios de Salta.

Una situación complicada

Palarik advirtió que la situación está "cada vez más complicada", lo que se comprueba con las mediciones del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) en Salta capital y alrededores, donde el 41,7 por ciento de la población está en situación de pobreza y el 10,3 por ciento, en indigencia. Esto representa a más de 260 mil salteños que no llegan a cubrir sus necesidades básicas.

El referente observó que el escenario crítico se consolidó, sobre todo, después de la pandemia "que fue inesperada y se llevó puestos los dispositivos de contención y resolución de problemas".

Con el parate económico por el aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO), se perdieron fuentes de trabajo formales y esto repercutió sobre sectores informales. Si bien hubo una recuperación desde los últimos meses del año pasado y ahora, "eso no alcanzó para volver a niveles previos a la pandemia", reconoció.

"Vemos la generación de nuevos pobres, que tenían trabajos formales vinculados con gastronomía, hotelería y turismo, que vieron una merma en su poder adquisitivo", manifestó Palarik. Esto se suma a más del 40 por ciento de los trabajadores que están en la informalidad y vieron paralizadas las changas.

La caída del 9,9 por ciento en la actividad económica, la inflación del 36 por ciento y el desempleo del 11 por ciento constituyen un "combo explosivo", según dijo Palarik.

Antes de la pandemia, desde Barrios de Pie entregaban unas 3 mil raciones de comida por semana y en un momento llegaron a dar 25 mil. Cuando se levantaron las restricciones, la demanda bajó pero sigue latente.

Palarik contó que el año pasado se abrieron ollas populares en barrios de clase media, donde muchas familias vieron disminuidos sus ingresos, y las calificó como "símbolo de solidaridad y esperanza".

Con pocas certezas

El referente de Barrios de Pie observó que, frente a una nueva ola de contagios, aún no están claros cuáles serán los dispositivos de asistencia y contención social del Gobierno: "Estamos corriendo detrás del problema".

"La cosa está difícil... El año pasado, sobre todo, desde el Gobierno nacional había ciertos dispositivos y mecanismos de contención. Sin el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), hay 9 millones de personas sin ingresos de emergencia", observó.

Si bien en los barrios se valoran de manera positiva las políticas que lanzó el Gobierno nacional el año pasado, como el IFE, la Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) y la Tarjeta Alimentar, Palarik lamentó que "el cuarto IFE quedó en la nada".

El referente manifestó que se debe generar trabajo para salir de la situación de pobreza. Contó que, a través del programa Potenciar Trabajo, de Nación, adquirieron herramientas y ropa de trabajo para realizar tareas de mantenimiento en 35 escuelas de Salta.

"La economía popular es informal pero tiene que fortalecerse. Salimos juntos en la medida que se genera trabajo", expresó.

Piden medidas urgentes para revertir la pobreza

El director general de la sede Techo Salta, Carlos Durán, advirtió que una segunda ola de coronavirus empeoraría la situación actual de los sectores más vulnerables.

Señaló que la mayoría de las familias tienen muchos problemas de hacinamiento y una situación económica muy inestable. Comentó que la medida “quedate en casa” no es una solución posible para miles de familias.

Durán observó que la coyuntura económica y social es compleja, acelerada por la pandemia de coronavirus. Advirtió que la problemática estructural no empezó el año pasado, sino que se vivía en emergencia antes de la pandemia y que esta acrecentó la situación de vulnerabilidad de miles de salteños.

“Los distintos niveles de gobierno deben comprometerse para revertir esas cifras priorizando medidas urgentes”, observó.

En la provincia hay 154 barrios populares donde viven más de 20 mil familias que no acceden a agua, energía eléctrica y cloacas de manera regular. Se trata de unas 100 mil personas, según un relevamiento de Techo de finales de 2016. Durán aseguró que “la situación se acrecentó a la fecha”.

“El año pasado vimos expresiones de esa situación, con tomas de tierra, por la emergencia que se vive”, expresó el referente y lamentó que no hubo respuestas concretas desde el Gobierno para solucionar esto.

“A nivel local, del plan Mi Lote no sabemos que se haya entregado ninguno”, comentó Durán. “La respuesta por parte del Estado no es la adecuada. Se anuncia un programa, pero no se lo ejecuta y estos números siguen creciendo... Hay pocas o nulas respuestas por parte del Estado en su conjunto”, agregó.

Sin agua potable

De acuerdo con encuestas realizadas por Techo en barrios populares de todo el país, más del 50 por ciento mencionó que tiene problemas para acceder al agua potable, algo especialmente importante para proteger la salud en pandemia. 

El 70 por ciento de las personas tuvo problemas para acceder a alimentos. “Los que ya venían vulnerados tienen problemas para acceder a lo más básico”, reflexionó Durán. Eso impactó en el aumento de demanda en merenderos y comedores.

El 80 por ciento dijo haber tenido apoyo a través de IFE, Tarjeta Alimentar y Asignación Universal por Hijo (AUH). “Estos programas, si bien ayudan a salir en el momento, no dan respuestas para resolver el problema de situación de pobreza estructural en la que viven”, analizó Durán.

“No vemos políticas claras para responder a los sectores más afectados y evitar que sigan siendo vulnerabilizados. Si la gente no puede comprar comida, no podemos esperar que acceda a mejorar su situación habitacional”, señaló.

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